jueves, 10 de diciembre de 2015

De S. Pedro de Foncollada a La Serna, cerca de la Ercina. Viejo Camino de Santiago

Hace una temporada, cuando documentábamos el Viejo Camino de Santiago por las Montañas de León fuimos, después de Cistierna, por el Puente de Mercadillo a la ermita de San Pelayo y desde allí, por el Viejo Camino de Santiago a San Pedro de Foncollada.

Es lo que se decía en el documento de la peregrinación de Leodegundia, un relato del lejano año 902, que se incluye en el libro de Julián González, "Vexu Kamín". Como sabéis, da cuenta del itinerario que se usaba para venerar las reliquias del Apóstol en aquellos lejanos años, próximos al descubrimiento de la tumba de Santigo, cuando los caminos estaban amenazados por las incursiones árabes y los peregrinos buscaban la protección de las montañas y de unos monasterios que desaparecieron, cuando avanzada la Reconquista, se trasladaron hacia tierras más al sur, dando lugar al Camino Francés.

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Unos montones de piedras nos contaron la historia y la ubicación de dos despoblados, San Andrés y Santimia, ubicados por la vereda que nos llevaba al famoso y tristemente desaparecido monasterio de S. Pedro de Foncollada. De él sólo se conserva el terreno, catalogado por la Junta como bien arqueológico. En el pueblo la iglesia que está en un altozano, muestra restos que hablan de su antiguo esplendor.

Podéis leer aquí nuestros recuerdos de las anteriores visitas que hicimos y ver las fotos:
http://rsas0010.blogspot.com.es/2013/05/modino-san-pedro-de-foncollada.html

En aquellos días nos dijeron que el camino iba hasta la Serna cerca de la Ercina, pero dejamos pendiente la tarea de recorrerla.

Así que esta vez, acompañados por nuestra amiga Tinina y Marce, que vive en la Serna, lo caminamos en dirección contraria, desde la Serna a S. Pedro y comprobamos la belleza del Camino, que tiene su historia antigua y uso continuado. Es fácil de andar, pues proporciona la ruta más corta entre ambos poblados y tiene un trazado cómodo. Desde ella se disfruta de panorámicas, de paisaje de montañas y vistas de los pueblos de los alrededores, como colocados en un "Nacimiento"

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Bien de mañana, pasamos a buscar a Marce a su casa y así conocimos a su marido, Pepe y a sus hijos, que estaban enfrascados en manualidades de madera y en sus aficiones de recuperación de antiguos objetos, que colocan como en un museo etnográfico, en distintos lugares de la vivienda, siempre de camino a la bodega.
Nos dijo Pepe, al que le gustan los refranes y los juegos de palabras:
"El que vino a la bodega y no bebió vino, ¿a qué vino?"
Luego de la visita, calentados al amor de la lumbre, que danzaba en la chimenea y por dentro, con el moscatel y las pastas, Pepe nos dio unos palos para andar el Camino, diciendo, algo así como: "El que va al monte sin palo, tiene menos gracia, que una burra sin rabo"

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Marce, como buena cicerone, nos fue explicando todos los pormenores de la Serna, mostrándonos los edificios que guardan la historia del lugar. Hay un derrumbe de piedras de sillería, que perteneció a una casa en la que se metían a jugar de chiquillos. En aquel entonces se veían buenos arcos y estancias sólidas, incluso un oratorio. Se comentaba que podía pertenecer a la familia de los marqueses de Astorga. En las proximidades había un gran edificio, que con ser de costrucción más ordinaria, sí estaba habitado, quizá antiguamente lo usaban los caseros y se perpetuó su habitabilidad, en él tenían los pajares, cuadras y espacios propios para el trabajo.

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En otra casa de aspecto elegante se dice que vivió "el escribano". Aún hay otra casa importante cuya hechura se sale de las necesidades propias de los habitantes de un pueblo...Junto al cementerio ampliando el camino encontraron hallazgos funerarios, quizá del siglo XIII, según dataron en su día.

En el camino que lleva a un altozano se conserva el recuerdo de un desaparecido monasterio y además su topónimo: “el castrillín”, es revelador en cuanto a la posible ubicación de un poblado prerromano.

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Caminamos contando curiosidades de la historia antigua, de los caminos y las labores agrícolas a las cuales daban servicio, como ir con carros al molino que estaban en el Esla en las proximidades del Puente de Mercadillo o al mercado a Cistierna, etc. y seguimos por el camino entre pinos y encinas junto a un repetidor de TV.

Así estábamos cuando nos encontramos por este Viejo Camino con Rodrigo, un muchacho de Sotillos, casado en Foncollada, con el que hablamos de la Vieja Peregrinación y nos dio el teléfono de Ramón, un vecino con el que nos pusimos en contacto.

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Llegamos hasta Foncollada admirando los paisajes que desde aquella altura se divisaban, ¡fue un bonito tramo peregrino que os invitamos a hacer!

Ved nuestro reportaje fotográfico.

Fotos y texto de Rafael Cid y Rosa Fadón