lunes, 24 de junio de 2013

Peregrinación Mont St Michel y otros lugares de Normandía y Bretaña. Final.

Viernes 24:
Antes del desayuno, asistimos a Laudes y la despedida fue muy emotiva por el calor que se nos había ofrecido.

Nuestro capitán de barco nos traslado a Carnac, que es como volver al pasado, pues retrocedemos 6000 años, para ver alineamientos de megalitos, menhires y dolmenes.

Después de comer, en un “restaurante improvisado”  en Carnac, nos trasladamos hasta La Presqu´ile de Quiberón, para caminar 11 Km. hasta la Point du Conguel
Este recorrido es el más bonito de la costa de Bretaña donde los acantilados son espectaculares y el mar hace formaciones parecidas a la Playa de las Catedrales, de Lugo.

Un recorrido en el que hinchamos los pulmones y el olor a mar te acompaña, durante todo el recorrido.

 Nos trasladamos hasta St Pierre de Quiberón  a nuestro alojamiento “St Joseph de l´Ocean”.
Cena y posterior tertulia en una cafetería, a la orilla del mar, entremezclándolos con los “vecinos” de la zona.

Sábado 25:
Desayunamos y partimos hacia Port Navalo. Una localidad a la que llegamos después de un corto recorrido y que ampliamos para dar toda una vuelta a esta localidad que tiene un puerto deportivo espectacular que nos hace decir "tanto dinero en el agua y no lo podemos coger".

Comida en la playa, en el puerto, en las rocas...

Veíamos al fondo otras localidades que forman este golfo, el Golfo de Morbihan, y por la tarde nos dirigimos hacia allí,  para visitar Locmariaquer y caminar hasta Pointe Kerpenhir.
Estamos en la Bretaña profunda, en cualquier rincón puede aparecer Merlín o Sir Galahad.

El contraste fue total, pues es un mar en calma y los acantilados parecen desaparecer. Desde este lugar veíamos Port Navalo pero de una orilla a otra del golfo, había 30 Km.

Regresamos a St Pierre de Quiberon. Previamente a la cena, realizamos la consabida foto de “grupo” y a la mesa.

Cena, regalos y agradecimiento por parte del grupo a Luis y Maribel, paseo por la costa, café, infusiones, helados “gigantes”, puesta de sol maravillosa y a una hora “prudente” regreso para preparar el equipaje y a dormir.



Domingo 26 de mayo:
Creo que al despertar nos dimos cuenta que este sueño tan maravilloso había tocado a su fin, así que embarcamos y con gran nostalgia, pero también satisfechos y alegres por lo vivido en esta estupenda semana, iniciamos el regreso a casa.
 El viaje no se nos hizo largo y de la misma manera que partimos con lluvia, regresamos con ella.
Ahora nos preparamos para afrontar otro camino, el del día a día, pero con la ilusión y el deseo de realizar otra ruta para el próximo año.

¡Buen Camino Peregrinos!

Peregrinación Mont St Michel y otros lugares de Normandía y Bretaña. Continuación.

Martes 21:
Un buen desayuno nos prepara para el asalto, en el buen sentido de la palabra, al Mont St Michel. Explicados los pormenores de la travesía, nos dirigimos a Le Bec d´Andaine a la altura de la playa. Allí estaba Nicolás, nuestro guía, con puntualidad inglesa.

Seguimos sus instrucciones. Todo el mundo tiene que descalzarse, arremangarse el pantalón y caminar a su lado, siguiendo siempre sus indicaciones.

Si dijera que el mar se había retirado hacía poco tiempo no mentiría. Nuestros pies sentían la humedad de la arena y caminamos alrededor de nuestro guía.

Parada ante el río que va a dar a la mar que es el morir (como dice Jorge Manrique). Exploración por parte de Nicolás y lo atravesamos. La emoción estaba en todos contenida pues nos esperaban 6 Km.

Risas, preguntas, camino...mientras nos acercábamos a la isla de Tombled, antigua fortificación inglesa en el asalto que se produjo al Mont St Michel.

Al llegar al segundo río parada, mientras veíamos con asombro, como le subía el agua a Nicolás, por encima de la rodilla.
Exploración, comunicación con la base de guías y después de un tiempo, marcó la ruta: hay que atravesar en diagonal.
Nos subimos aún más los pantalones y sentimos la corriente como si nos quisiera llevar al mar.

Por fin lo atravesamos y después de mirarnos sonreímos. Una demostración de Nicolás sobre arenas movedizas nos hizo ver los peligros que encierra la travesía.


Desde la azotea del Mont St Michel, las cámaras descargaban los flashes ante nosotros. De repente entramos como en una ciudad medieval.

Ganamos la Abadía y entramos en ella para la misa. Dos comunidades, hombres y mujeres unidos en la oración. Música celestial, ofrenda de dos de nuestras socias Amor y Nati, abrazos en la Paz, plegaria por los compañeros que no habían podido venir, por Brigitte y Marc, nuestros amigos y por otras intenciones. Describir lo vivido es difícil.

La visita al resto de la Abadía nos hizo entender la importancia de la misma.
El cuerpo estaba cansado, el alma serena y así regresamos a St Jean le Thomas. Cena y descanso después de tantas emociones.
Miércoles 22:
Con un buen desayuno continuamos nuestro camino y nos dirigimos a Cancale y al mirador de La Point du Grouin, el lugar más occidental de Normandía.
¿Y no probastéis sus famosas ostras?

Vegetación, acantilados, archipiélagos, bunkers, mar... todo ello en una explosión del paisaje, cuidado este con mimo y limpieza.

Llenos los ojos de tanta belleza natural nos dirigimos a St Malo, nido de piratas en otros tiempos.
Andamos ahora por tierras de la Bretaña francesa.

Caminamos sobre su interminable playa y antes de entrar en la ciudad vimos las defensas que sus habitantes ponen al mar. Postes de madera y troncos de árboles de 4 m. juntos unos al lado de otros para que la batida de mar no golpee al dique.

Esta ciudad quedó totalmente destruida en la II Guerra Mundial pero fue reconstruida tal cual era. Nos perdimos por sus calles hasta la hora de la partida hacia Dinard.

Antes de llegar contemplamos la Hidroeléctrica Mareomotriz aprovechando las mareas para producir energía eléctrica. “La Maison St François”, nuestro alojamiento, nos estaba esperando y más concretamente Catherine y Juan Pablo, que se desvivieron en la recepción, atención y solicitud en la cena. Un paseo por el entorno y a descansar.

Jueves 23:
Día de descanso para José-Luis y su autocar, que nosotros aprovechamos para salir caminando desde nuestro alojamiento para visitar Dinard, cuna de la aristocracia inglesa y lugar preferido para sus vacaciones.

Un camino bordeando el mar, nos permitió contemplar de nuevo en la lejanía la ciudad de St Malo y Dinard que se acercaba al caminar hacia ella.

Podríamos haber elegido cualquier mansión para veranear, pues todas ellas eran maravillosas siempre y cuando tuviéramos dinero.
Caminamos kilómetros y kilómetros, viendo mansiones como aquella en la que se rodó la película “Los Pájaros” de Alfred Hitchcock, y la estatua en su honor.

Aprovechamos este día para degustar la comida de Bretaña, pasear por esta ciudad, disfrutar de sus playas y rincones maravillosos, que sin duda retendremos durante mucho tiempo en nuestro recuerdo.

La Comunidad de la Maison St François, nos sorprendió con una maravillosa cena a base de productos típicos bretones, como las famosas "Galltes", sidra, tabla de quesos, etc. y  como colofón, los miembros de la comunidad, ataviados con trajes bretones, nos deleitaron con un bonito baile.

Cumpleaños de Catherine con “cuelga incluida”, cánticos de nuestra Asociación y con una gran satisfacción por el día disfrutado, nos retiramos a descansar.


Peregrinación Mont St Michel y otros lugares de Normandía y Bretaña.

Después de seis meses de preparación de la actividad peregrina a Normandía y Bretaña en Francia, con visitas "in situ" a los espacios que se iban a recorrer, comenzó esta aventura implícita en cualquier Peregrinación.

Sábado 18 de mayo:

La madrugada del sábado, una expedición de 30 personas partió a las 5 de la mañana con el capitán de la nave, José Luis de Autocares Franco. El viaje por carreteras de España y Francia fue seguro pese a las condiciones atmosféricas adversas.

Fueron 15 horas que la expedición gestionó con paradas, convivencia y alegría hasta llegar a Bayeux " a nuestro alojamiento en el Monasterio Benedictino “La Joie St Benoit". Distribución de habitaciones, cena y descanso merecido, tras un largo día de viaje.
La tierra del Calvados recibió la visita de los peregrinos leoneses con los brazos abiertos.
Y estupendamente alojados en el monasterio: http://www.lajoiesaintbenoit.com/

Domingo 19:
El cielo parece descansar después de tanta lluvia. El desayuno alimenta nuestro cuerpo de cara al día que se nos presenta. Nos trasladamos a Colleville sur Mer. No es ninguna basílica ni el lugar donde un hombre santo dejó huella; es donde los franceses peregrinan, pues allí quedan 9.378 tumbas de soldados americanos que dieron su vida por la liberación de Francia y Europa del nazismo (llegó a haber más de 20.000 enterramientos).

Impresiona este cementerio con cruces blancas y estrellas de David, dependiendo de si eran cristianos o judíos. Todas perfectamente alineadas, en los distintos trazos de verticalidad o diagonal y descansando sobre un césped como una alfombra.

Describir este espacio es difícil y cada uno pensamos en el valor de la vida y el sentido de aquellas muertes. La lluvia vuelve a aparecer para hacernos pensar en las dificultades del Desembarco de Normandía.

Bajamos a la playa de Omaha donde los bunkers existentes nos hicieron pensar, viendo el mar, en la dificultad del asalto y la muerte que se apoderó de este  lugar.

El tiempo nos hizo regresar a Bayeux. La visita a la Tapisserie Medieval  para contemplar el tapiz de 70 m. donde se narra la vida de Guillermo el Conquistador rey de Francia y de Inglaterra.

Con un recorrido por la ciudad de Bayeux para visitar su catedral, cementerio Británico, el de los Reporteros, museo de la guerra, y sus rincones maravillosos, concluyó nuestro primer día.


Lunes 20:
Viajamos hacia Jullouville en un recorrido no demasiado largo y el patrón de nuestro barco (José Luis) nos dejó al pie de la playa.
Estamos ya en el Canal de La Mancha:


Por un GR, caminamos 11 Km. al lado del mar, subiendo pequeños montes para contemplar acantilados, introducirnos al interior para atravesar riachuelos, volver a subir para ponernos a vista del mar....Naturaleza, mar, peregrinos fundiéndose en un paisaje nublado que respetó nuestro caminar. Las cámaras echaban humo y allá, allá a lo lejos, el Mont St Michel objetivo de mañana.


A 2 Km. de St Jean le Thomas apareció la lluvia pero “L´Etoile de la Mer”, el lugar de nuestra siguiente estancia, nos estaba esperando. El Canal de La Mancha cumplió con su tradición de lugar muy lluvioso.

Comida, reparto de habitaciones, aseo general, vista de esta pequeñísima localidad, cena y en nuestra mente y retina el Mont St Michel, que ya divisamos desde la playa.

miércoles, 19 de junio de 2013

CAMINO DEL NORTE: Baamonde - A Braña - Sobrado dos Monxes

Texto: Tere Piñón
Fotografía: Maribel Borrego

La etapa se realizó en dos días, sábado 15 de junio y domingo 16. Como siempre se dio la posibilidad de realizar cada tramo en varias opciones (1ª parte, segunda  o tramo completo).
El sábado salimos a las 7 de la mañana de León, llegando a Baamonde hacia las 10 h. Tiempo para café y comenzamos a caminar todo el grupo, ya que nadie se apuntó a hacer sólo la segunda opción.

El camino fue precioso, entre castaños, pinos, robles (carballos en Galicia), piornos floridos, con una coloración espectacular de diversas tonalidades de verdes, rompiendo ésta, el amarillo de las escobas.
El suelo alfombrado por las briznas de los pinos entre las piedras de granito, la temperatura ideal para caminar y la suavidad del perfil (no hubo grandes desniveles) hicieron que resultara una andadura muy gratificante.



Llegamos al "lugar" de Miraz hacia las 14 h. comida y descanso. Los que hacían la segunda etapa continuaron, quedando el resto allí hasta las 16 horas, que se decidió coger el autobús para ir al reencuentro con los demás.

 
Aquí comenzó la odisea de la búsqueda del camino a seguir por el autobús hasta A Braña, puesto que se trata de una única casa abandonada, no hay señalización, y las gentes, muy amables por cierto, poco pudieron hacer para orientarnos.


Al final, gracias a Camino y su navegador, ya que el del conductor no identificaba donde estábamos y después de dos horas tuvimos el reencuentro con el resto del grupo.


Llegamos a Melide (Mellid) sobre las seis de la tarde y nos alojamos en dos hoteles. La cena, en el hotel Carlos 96, para todo el grupo a las 20.30 h. Después de una ducha fuimos a dar  una vuelta por el pueblo y aprovechamos a degustar el pulpo a la gallega junto con un albariño o ribeiro, según gustos.


La cena consistió en empanada, caldo gallego y "carne o caldeiro" o merluza a la cazuela a elegir, postre y café o infusiones, y todo resultó estupendo y muy abundante.

El desayuno del domingo 16, fue a las 8 y contó con un amplio surtido de todo tipo de panes, fiambre, cereales, fruta, etc., con una atención excepcional. A continuación salimos en el autobús hacia A Cabana, origen de la segunda etapa (se decidió que todos salíamos desde aquí a Sobrado dos Monxes, 15 kilómetros).

 
Continuamos disfrutando del esplendor del paisaje, subidas suaves, caminos que atraviesan bosques que parecen encantados (fragas en gallego) y todo ello acompañado de un tiempo excepcional para caminar. 


Como colofón llegamos a Sobrado dos Monxes, entrando al pueblo al lado de la laguna creada artificialmente por los monjes del monasterio como acuífero, bordeada por nenúfares y orquestada por el croar de las ranas. ¡Precioso!



Comimos y a las 16:30 h. visitamos el monasterio, "el escorial gallego" como se le conoce en Galicia por su monumentalidad y parecido con el estilo herreriano. Beatriz, como siempre, se prestó a explicarnos brevemente la historia y el arte del edificio.




A las 17 h. regreso a León. Nos amenizó el viaje Piedad contando chistes y llegando a León, se entonó el himno de la Asociación. 

¡Dos días estupendos!