jueves, 30 de julio de 2015

15ª Historias...VCS de Barrios de Gordón a Viñayo


15ª Historias y leyendas del Viejo Camino de Santiago en la provincia de León: 
Castillos de guerra y amor, poblados y monasterios desaparecidos.





               Rosa Fadón y Rafael Cid 

Desde los Barrios de Gordón vamos por solitarios Caminos, sólo montañas y valles son testigos de su grandiosa historia.


En los Barrios de Gordón ojeamos de nuevo el “Vexu Kamin” de D. Julián González Prieto, en cuyo Documento del año 902 el abad Gundisalvo narra la peregrinación de Leodegundia y su séquito, haciendo referencia al lugar por el que ahora transitamos dice:
“De seguido Buiza, Beberino y una Pola pasado un puente donde descansamos en el castillo… pasado el descanso, sin miedo musulmán fuimos al amparo del castillo por el paso de Santas Martas hasta Viñayo con dos monasterios y muchos hermanos que nos dijeron nuestro señor don Pelayo en lugar ahora campo sagrado ganó milagrosamente a los árabes”

Tenemos por tanto tres puntos de referencia: el castillo de Barrios de Gordón, que es donde descansaron, hoy sólo queda señalado por una gran cruz, El paso de Santas Martas,  ¿Ese paso, se refiere al desfiladero de Los Calderones, junto a la peña de Santas Martas? Yo creo que sí, porque el sendero nos lleva por Piedrasecha directamente hasta Viñayo, que es el tercer punto que nos cita, lugar que fue muy importante en su época, como luego veremos.

Hablando del Castillo de Barrios de Gordón, Pio Cimadevilla en su libro “Gordoneses, suma historiográfica para el concejo de Gordón” recuerda una hermosa, parafraseando a Alfonso X el Sabio:  “mas pero a Gordón no lo priso (refiriéndose a Almanzor)”. De él dice Gundisalvo, "que descansaron en el castillo y refugios que mandara hacer y mantener el recordado D. Ramiro, que tantas hermosas iglesias hiciera en Asturias y León”. Alfonso III se ocupó de su restauración, para proteger los pasos de la cordillera cantábrica. Almanzor no consiguió conquistarlo durante sus razias, pero el hecho de intentarlo indica que era un punto preeminente. En los tiempos del reinado de Dª Urraca esta fortaleza estuvo en manos del conde Suero Bermúdez. Alfonso IX ordenó al final de su reinado su demolición, para evitar que fuera ocupado, esta vez por los castellanos y ordenó, la creación de una Puebla.

Desde la falda del cerro en el que se asienta vemos La fuente de la Rebandilla, que todos dicen que está encantada desde que Dª Jimena, esposa de Alfonso III, presa de celos consiguió arrojar a un profundo pozo, a la preciosa odalisca que su marido ocultaba en el castillo. Sí, la fuente está encantada, pues en la noche de San Juan se oyen sollozos y a veces pueden verse las perlas de la hermosa joven desgranándose en el agua del pozo. Triste leyenda que quizás encierra la verdadera ruptura de Jimena y Alfonso y la rebelión con la que sus hijos lograran arrebatarle el trono. 

La fuente de la Rebandilla está encantada, las perlas de la odalisca aún resuenan desde el lejano día que ella caía por el pozo.

Por un sendero que lleva a las Brañuelas dejando a nuestra izquierda el pico de Santiago, nos dirigimos a la collada del Fito, a la Peña de Santas Martas, para descender por los Calderones a Piedrasechas.

En Santas Martas están los restos del poblado desaparecido, pues una salamandra envenenó el pan sagrado y sus habitantes murieron.

En Santas Martas encontramos los restos de un antiguo poblado  y una vieja abadía. Podemos imaginar las campanas del monasterio presidiendo las actividades del poblado, llevar el ganado a los pastos comunales, nombrar por sorteo a las personas encargadas de su vigilancia, llamar a los vecinos a la hacendera, avisar de los bautizos de nuevos miembros, acudir para ayudar a los incendios… y los días festivos al final de misa se compartía el “pan de la caridad” en el que participaban con alegría y hermandad todos los feligreses. Pero en esta ocasión los feligreses enfermaron rápidamente ¿Qué había ocasionado tal problema? Pues que la mujer que amasaba el pan dejó la levadura fuera de la ventana y se había introducido en ella una vacaloria, que es como aquí se llama a las salamandras y  el animal fue la causa de que se contaminase el pan amasado por lo que, los vecinos fueron muriendo envenenados.

En la actualidad, si vemos una salamandra en un manantial interpretamos que las aguas son limpias y  se pueden beber en caso de necesidad.  Pero no fue así en la antigüedad y se dice que en la época de Alejandro Magno uno sólo de estos animalitos fue la causa de que en un río de la India se envenenaran  2000 caballos y 4000 de sus guerreros.
Para los alquimistas medievales, la salamandra es el espíritu del fuego así que no estaríamos desencaminados si pensásemos que el pueblo de Santas Martas pudo perecer por un incendio.  Aunque no murieron todos, una viejecita se salvó porque estaba enferma y no pudo acudir a los Oficios Divinos por lo que no comió del Sandwich de vacaloria y se convirtió además en la rica heredera de todos los terrenos comunales de Santas Martas. La viejecita fue recogida por un Rico-Hombre de Otero de las Dueñas a cambio de  que le traspasara los derechos de los terrenos de Santas Martas. Así es como en la actualidad pertenecen a este pueblo en vez de a Piedrasechas, que es el núcleo de población más cercano.

Bajamos por el paso de los Calderones hasta la Cueva de las Palomas donde nos detenemos para contemplar su Virgen y como buenos peregrinos que somos, rezar una oración para ser perdonados por contaros tantas leyendas profanas. Un poco más abajo, junto a la fuente del Manadero hay otra cueva, la de la Canga que dismula en su interior una profunda sima de 40 metros de profundidad al final de la cual se encuentra un lago de cristalinas aguas. A este lugar vino a refugiarse, perseguido por una pastora un perro que había mordido a un cordero del rebaño asustado por la oscuridad interior perrito y pastora cayeron al profundo pozo y no se supo más de ellos. Bueno, sí, porque a los pocos días vieron salir por la fuente del Manadero las tijeras y el dedal de la pastora. 

Continuamos por  el camino que nos lleva a Piedrasecha  (Piedrasecta=piedra cortada) entrando en una hoz con estratos de piedra retorcidos y agrietados, es el cauce de un río que a intermitencias se esconde bajo tierra, un fenómeno geológico y un paisaje singular. Estamos de nuevo en la civilización, pues el pueblo cuenta con casas rurales y una de ellas se halla en un moderno castillo, que tiene hasta Spa. 
Llegamos a Viñayo, que fue la sede condal del Señor del alto Órbigo y en su desaparecido  monasterio, se guardaban hasta las reliquias del Apóstol Santiago, pero de eso hablaremos el próximo día.

En todas estas montañas y valles escondidos se siente el latir de otros tiempos, cuando los reyes asturianos frecuentaban estas tierras y los nobles vivían sus amores o morían por ellos. Según J M Cuadrado en Otero de las Dueñas se encontraba el sepulcro de Doña Jimena, la madre de Bernardo del Carpio.

Bernardo se esforzaba realizando hazañas para servir al rey Alfonso II, su tío, pero siempre pidiéndole la libertad de sus padres, que habían sido injustamente castigados a causa de su enamoramiento. El rey promete pero no cumple, el joven se enoja, el rey le destierra, Bernardo fortifica el castillo del Carpio, en Salamanca... Al final cuando cede el Carpio al rey, a cambio de la libertad de sus padres y el rey manda que así se cumpla, ya su padre ha muerto. Lope de Vega cuenta que entonces que mandó sacar a su madre del convento y celebró en público el casamiento que antes habían hecho en secreto.

Bernardo es el héroe de Roncesvalles, uno de los héroes más romanceados de nuestra literatura, que hasta tiene un sitio en el Quijote. El romancero lo canta así:

“Bastardo me llaman rey
siendo hijo de tu hermana,
tú y los tuyos lo habéis dicho, 
que otro ninguno no osara, 
mas quienquiera que lo ha dicho
miente por medio la barba, 
que ni mi padre es traidor 
ni mala mujer tu hermana, 
porque cuando yo nací, 
ya mi madre era casada. 
Metiste a mi padre en hierros
y a mi madre en orden sacra...”

La leyenda y la historia se juntan... y pueden documentarse en este párrafo de la Edición  facsímil de “Recuerdos y bellezas de España –Asturias y León” de JM Cuadrado, que en su página  357 nos dice: “...Sobre los Barrios de Luna encima de su negruzca peña descuellan los impresionantes restos del alcázar donde los romances figuran encarcelado al ciego conde de Saldaña; y todavía en Otero de las Dueñas, en la Iglesia de las monjas cistercienses, se designa el sepulcro de la desafortunada madre de Bernardo del Carpio, frente al de la condesa de Luna, fundadora del Monasterio” 

Blog de Excursiones de Rafa y Rosi
Blog de Asociación Camino Santiago de León“Pulchra Leonina”


Foto 1: Rafael Cid: Barrios de Gordón, huellas del Castillo
Foto2 : Rafael Cid: Desfiladero de los Calderones
Foto 3: Rafael Cid: Cueva de las Palomas
Foto 4: Rafael Cid: Moderno castillo en Piedrasecha

martes, 28 de julio de 2015

25ª Historias y leyendas de Igüeña a Quintana Fuseros, Viejo Camino de Santiago

25ª: Historias y Leyendas El Viejo Camino de Santiago en la provincia de León.
              Rosa Fadón y Rafael Cid

Entre Igueña y Quintana Fuseros no llegamos los primeros

Vale la pena detenerse en Quintana y comprender toda la historia que atesoran sus piedras.



Antes de salir de  Igüeña tomamos un café en el pueblo y el alcalde nos informó de que encontraríamos el Camino limpio y bien señalizado, incluso con un cartel que alerta de las colmenas. También supimos que va a habilitar un alberge municipal, iniciativa que ya otros han tomado y que agradecemos los peregrinos del Viejo Camino de Santiago. 

Los paisajes que se divisan ante nuestros ojos son cada vez más hermosos a medida que vamos tomando altura. Típicos del Bierzo Alto, hasta nos agradan las heridas causadas a la tierra por las antiguas explotaciones mineras que brillan al sol como refulgentes armaduras. 

Después de colocar unas piedras a modo de improvisado puente cruzamos el arroyo de San Martín, topónimo que evoca el desaparecido monasterio medieval. Ascendemos la empinada sirga y a  unos cien metros vemos entre las raíces que han quedado al descubierto al efectuar la limpieza del sendero, unas grandes losas de piedra que pertenecen a la necrópolis del monasterio. ¡Cuánta vida y quehacer guardan!

El Cruce entre la Vía militar romana y la Vía a la Corte asturiana estuvo marcado por la famosa Cruz Alta.

¡Cuesta trabajo pensar que aquí hubo Vías muy importantes! De ellas queda solamente una bifurcación en el sendero, que es lo que se llama Cruce o Cruz Alta, donde llegaban dos caminos. Uno se dirigía a Asturias, restaurado por el rey Mauregato, que es por el que nosotros venimos peregrinando desde la cabecera del Vallegordo, el otro fue una vía militar romana anterior a la Vía Nova, después Camino Real a Castilla hasta que en el siglo XVIII reinando Carlos III, el coronel del cuerpo de ingenieros Carlos Lemoure, eligió un nuevo trazado por la actual carretera nacional. 

Había allí un monumento de piedras, que posiblemente existía ya en época prerromana cuando era costumbre dejar una piedra como ofrenda al Dios de los caminos y en época romana al del comercio, Mercurio. Seguro que con la cristianización se cambió por un bonito crucero de piedra, que sirvió de modelo a la actual Cruz de Ferro de Foncebadón. Mi amigo Ovidio y yo, al contemplar la desolación actual, hemos soñado con que se instalara de nuevo y llevase tallada en la cruz una escena que represente a San Martín, patrón del monasterio, cortando la capa que ofrecería al aterido peregrino. De un brazo de la cruz colgaría la concha y del otro la calabaza, que son trasuntos escuetos del alfa y el omega que cuelgan de la Cruz de los Ángeles asturiana. A los pies, en bajorrelieve, a modo de mecenas medievales figuraríamos los dos con atuendo peregrino. 

La Cruz Alta fue totalmente destruida en el año 997, al igual que la villa de Taurón, por las huestes de Almanzor, que en una brillante operación de marketing sembró el terror hasta Santiago, llevando las campanas de su catedral a Córdoba y transmitiendo la noticia de sus victorias a través del Camino por los peregrinos de  toda Europa. A partir de entonces dejó de conocerse como la Cruz Alta y pasó a denominarse la Cruz Cercenada. 

Nosotros creemos que este lugar se merece el nuevo crucero. Quizá pueda ser construido bajo el patrocinio del ayuntamiento, de las Asociaciones del Camino o incluso del Banco de Santander, porque os diré que fue nombrado José Antonio Álvarez Álvarez, Consejero Delegado de dicha entidad por Ana Patricia Botín en noviembre de 2014. Para nosotros que siempre contamos historias de antaño esta noticia de actualidad nos llena de orgullo, por tratarse de un paisano a la vez leonés y de Quintana Fuseros. Así que, Don José Antonio le emplazamos para que sea el primero en dar la noticia: “Banco de Santander patrocinador del Viejo Camino de Santiago o de la Montaña...”    

Con nuestras divagaciones de peregrinos nos acercamos a Quintana de Fuseros, donde nos esperaba Ovidio Molinero, historiador local, excompañero de trabajo y sobre todo amigo, para mostrarnos los alrededores de la localidad y los lugares de interés. Antes de entrar en el pueblo, tres carteles distintos señalan tres itinerarios diferentes del Viejo Camino Olvidado. Algunos compañeros ya han seguido las invitaciones sin detenerse en Quintana y eso que aquí, en el antiguo monasterio, pernoctaron la reina Leodegundia y su séquito en el año 902.

El monasterio de Santa Leocadia Catinera conserva sus ruinas en lo alto del pueblo y en el corazón de las gentes sus milagros.

Nosotros nos reunimos en la Iglesia, para conocer su historia a través de los santos  locales. Comenzamos por la imagen de Santa Leocadia, procedente del arruinado monasterio. A mi me pareció que nos observaba llorando mientras decía “yo, que a tantos peregrinos he acogido bajo mi protección veo qué pocos venís hoy a visitarme”

Leocadia es patrona de Toledo donde nació y fue mártir, en tiempo de Diocleciano. En su honor se levantaron allí tres templos y en el que estuvo sepultada, se celebraron los concilios de Toledo. Tras la invasión musulmana, para evitar que sus restos fuesen profanados, se trasladaron a la Corte cristiana, a Oviedo. En el traslado se obraron muchos prodigios y se le dedicaron santuarios en su nombre que por cierto en griego significa “Defensora del pueblo”. También en Quintana puso su mano milagrosa y Ovidio nos contó la historia del monasterio construido bajo su advocación. A él se la contó el maestro en la escuela y la recoge la tradición...

Hubo una Condesa en Quintana (quizá la misma esposa del Conde Gatón), tenía un hijo que jugaba con otros niños de su edad, se refrescaban junto al río, cuando de repente una impetuosa tormenta de verano hizo crecer tanto al arroyo, que el hijo de la condesa resbaló y fue arrastrado por la corriente. Mientras nos lo cuenta nos señala el lugar, que tiene un puentecito. Visto y no visto, el niño desapareció en las embravecidas aguas. Sus compañeros asustados le buscaron sin éxito y dieron la alarma en el vecindario, que acudió presuroso, a pesar de que la tormenta no cesaba. El niño no aparecía así que avisaron a la Condesa, que desolada acudió con sus suplicas al cielo, pues ya sólo el Todopoderoso podía salvar a su hijo, prometiendo a Santa María y a Santa Leocadia construir un templo si encontraba al niño sano y salvo. Entonces encontraron río abajo una barrera de troncos, con los que los labradores hacen presa para regar las praderas colindantes con el río y allí estaba el niño retenido, junto a los prados del Fontanal ¡Estaba vivo! Y su madre cumplió la promesa y levantó el templo en honor de la santa.

Mi amigo Ovidio me contó a continuación, que en el siglo VII los santos Moisés y Valerio fundaron con una comunidad de monjes el monasterio bajo la advocación de Sta Leocadia Catinera que tiene a sus pies una catina o plato con el que la santa daba de comer a los pobres.
Este monasterio suena parecido a Sta Leocadia Castañera, pero no hay que confundirlo, pues como dijimos, hubo más con su nombre. 

Después el Obispo Indisclo convirtió el monasterio en parroquia. Siendo obispo San Genadio  (909-919) restauró la vida monástica, aunque siguió como parroquia y cementerio hasta 1807 en que se trasladaron los oficios religiosos a la capellanía de San Claudio, gracias a otro prodigio obrado por este santo, que también tiene imagen en la iglesia del pueblo y por supuesto su leyenda.  

La cosa empezó porque en 1747 el cura quería  prescindir de subir la empinada cuesta hasta Sta Leocadia, contra la opinión del pueblo que se resistía y poco a poco, en la iglesia del monasterio sólo se oficiaba las fiestas patronales y entierros. Lentamente traslada las imágenes y objetos de culto, pero no todos, pues el santo centurión leonés entristecido por no querer dejar su sitio, huyó...
Cura y vecinos se apresuraron a buscarlo y decidieron que el santo fuera juez de sus desavenencias, de forma que si lo encontraban los parroquianos los oficios divinos seguirían en el monasterio, pero si lo encontraban los partidarios del párroco se trasladarían al pueblo  ¡A que os imagináis lo que pasó! Pues si, lo encontró el sacerdote en un lugar hoy denominado vega de San Claudio en las faldas de Piedrafita. Ahora viéndolo presidir el retablo de la iglesia no podemos por menos que evocar su historia.  

Ya era hora de dejar la penumbra de la iglesia y salir al sol resplandeciente a contemplar el paisaje. El entorno de naturaleza deslumbrante nos dio mucho de qué hablar, pero eso ya queda para otro día.




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Foto 1: Rafael Cid: Cruz Alta, Cruz Cercenada.
Foto 2 : Rafael Cid: Monasterio Sta Leocadia
Foto 3: Rafael Cid: Sta.Leocadia Catinera.

domingo, 26 de julio de 2015

14ª Historias...en el VCS, Buiza, Beberino, la Pola de Gordón

14ª Historias y Leyendas del Viejo Camino de Santiago en la provincia de León.
           
 Rosa Fadón y Rafael Cid 


Las coplas de “Tarna”, los escritos de Jovellanos  y la Trashumancia. 

Los peregrinos del Viejo Camino de Santiago descubren antiguos Caminos por Buiza, Beberino y Pola de Gordón

Podéis ver mejor el artículo picando sobre la foto o sobre este enlace.







Salimos de La Vid mirando de reojo la ermita de San Lorenzo, vigilando que no apareciese un pterodáctilo o descendiente del cuélebre con el que acabó milagrosamente el santo. Fuimos hacia Buiza tarareando la canción que el grupo musical “Tarna” ha recuperado del acervo de canciones tradicionales leonesas:

 “Mocinas de Cabornera
 dad con brío a los cencerros
 que ya vienen los de Buiza
 con la gaita y el pandeiro.”

Caminábamos por la collada, con el aplomo de saber que pisábamos un camino muy antiguo, una calzada romana que sube por la Pola de Gordón a Beberino  y a Buiza. En Buiza se bifurca en dos direcciones, como indica un cartel sobre el muro adosado a la antigua Iglesia o ermita de S. Antón. Una hacia Rodiezmo, que conduce a Oviedo  y la otra a Villasimpliz por donde entra el Viejo Camino de Santiago, que viene desde el oeste de nuestra provincia.

Esta última es la ruta por la que hemos venido nosotros y por la que llegaron los peregrinos medievales del Documento del año 902, que se encuentra en el libro Vexu Kamín de Julián González y que vamos citando:
“...llegamos a la Vid, donde unos ermitaños contaron lo del cuélebre. De seguido Buiza, Beberino y una Pola, pasado un puente donde descansamos en el castillo que mandara hacer y mantener el recordado don Ramiro que tantas iglesias hermosas hiciera en Asturias y León”

Tenemos constancia documental de Villasimpliz  si no en el 902, sí en una  donación real que Ramiro II concedió al Abad Severo los Villares de Villasimpliz: "et illa collata de Boiça", en el alto de la cual existió un monasterio u hospedería de la que se conservan restos y la denominación de  Alto de San Antón. Buiza fue un enclave importante, cruce de caminos en la época. Confluyen las dos rutas del Camino de Santiago, pues pasa también el Camino del Salvador, el que unía la corte de León con la antigua sede regia de Oviedo, cuya catedral está dedicada al Salvador. Era esta una etapa obligada antes o después de visitar Santiago de Compostela, que los peregrinos medievales hacían también el Camino de regreso y ya sabéis el refrán “ el que va a Santiago y olvida el Salvador visita al criado y se deja al Señor”, algo que era reprobable en aquella época.

Buiza, se cita en el testamento de Fernando I,  que en 1036 otorga esta localidad a la Iglesia Ovetense, uniendo el ámbito territorial de Gordón con su matriz diocesana asturiana, que nos habla de los orígenes del reino de León. Sus casas solariegas son testigos del esplendor de antaño, en ellas se encuentran hasta cuatro escudos de armas. Pío Cimadevilla en su libro “Repertorio Heráldico Leonés I” nos da cuenta de los cuatro, los más notables son el de Alfonso de Villafañe y el de los Álvarez Quiñones.

La iglesia es de estilo neorrománico del siglo XX, edificada en el solar de la anterior, con los fondos para las Regiones Devastadas después de la guerra civil. Fue diseñada y dirigida por el arquitecto Torbado. Se yergue en el alto de una plataforma, rodeada por la calle que conserva el nombre romano de Calzada y quizá a ella perteneció un miliario anepigráfico, que se encuentra en la Collada.

Da pena el abandono de la ermita de San Antón que amenaza ruina, aunque sirvió como iglesia mientras se construyó la actual. La otra ermita, citada también por Madoz, se encuentra en la carretera a Beberino. En ella se congregan las gentes de toda la comarca bajo la devoción a la Virgen del Valle, cada agosto, en importante romería.

En el año 1791 Jovellanos pasó por aquí y pernoctó en Beberino y en Buiza en casa de Dª Manuela, la viuda. 

En el año 1791 Jovellanos pasó por aquí y pernoctó en casa de Dª Manuela, la viuda.
Jovellanos tenía en mente un proyecto innovador, él trataba de seguir la dirección de la vía romana, después el camino real, para construir la carretera a Asturias.
En su diario escribe: 26.11.1791:
«... Aquí noche (en Buiza) en una sala con cuatro camas.... Misa en una capilla privada, que dijo un capellán llamado don Adrián...». al día siguiente: «Misa a las ocho, salida por la Collada (de Buiza); un cuarto de legua largo de subida y otro de bajada, que remata al salir de Villa Simpliz, parada aquí hasta las diez; en corto trecho Puente Tuero y el paso..., luego subida a Villamanín...».

También nosotros llegamos a Beberino, donde Pio Cimadevilla cita la existencia de dos antiguas necrópolis cercanas al pueblo junto a la “peña del Castro”. Una contiene esqueletos de caballos, la otra pertenece a un enterramiento humano, pero lo curioso es que uno de los esqueletos está enterrado en posición vertical. (Cultura prerromana). Nuevamente los castros y los romanos salen al paso ... ¡Qué glorioso pasado!

Estas praderías se usaron por la Trashumancia cuando las ovejas pastaban en los puertos de montañas leonesas desde la primavera al otoño y luego regresaban a Extremadura, Recorrían unos 20 kilómetros al día por las Cañadas, que eran anchos caminos delimitados, cuya hierba pastaban las ovejas en ruta. Los pastores pasaban la noche al sereno, en fincas cercanas a los pueblos, cuyos dueños agradecidos por el abono, les agasajaban con la cena. Tenían su vida partida, unos meses en la montaña y otros lejos de su familia, eran grandes conocedores del pastoreo, al que se dedicaban de padres a hijos, organizando el trabajo con una estructura jerárquica, que permitía un conocimiento del oficio y del territorio. El Mayoral, que llevaba la contabilidad y rendía cuentas a los dueños, los Rabadanes responsables de cada rebaño, compuesto de más de 1000 ovejas, luego había otros puestos intermedios y el último y más popular el Zagal, que era quien preparaba las sopas para el desayuno y la cena. El perro mastín era un elemento indispensable, se precisaban cinco por rebaño y tenían ración de pan igual a la del pastor.

Jovellanos en 1792 comenta que se apacentaban en verano 300.000 cabezas de ganado merino pertenecientes a los Monasterios de El Paular, el Escorial y Guadalupe, con sus roperías en Truébano, Quintanilla y Beberino, respectivamente. En las roperías se fabricaba el pan para los pastores y sus perros, se almacenaban los enseres de los pastores, sal para las ovejas e incluso servía de enfermería: « En Beberino está lo que llaman Ropería de Guadalupe y un monje con sus criados que cuidan de la gran cabaña del monasterio repartida por estas montañas a veranear ».

La Trashumancia dio vida y beneficio a la montaña leonesa y a Extremadura. Aquí se ubicó la cabaña del monasterio de Guadalupe.

En la actualidad el caserón de la Ropería luce un escudo eclesiástico y un mosaico de la Virgen con la inscripción “Nigra sunt de Guadalupe” que nos ayuda a ubicarlo y recordarlo. Para nosotros fue una alegría comprobar la cercanía que existió entre León y Extremadura a través de la trashumancia y una pena pensar que esta riqueza se desperdicie. Llegaron los nuevos tiempos, los Monasterios empequeñecieron, el ferrocarril y los camiones trasladan el ganado y los pastores que tienen cabaña ganadera hacen la trashumancia a zonas más próximas.

En Beberino el patrón, San Pedro, se procesiona en su fiesta, desde la iglesia, situada junto a la carretera. Es del Siglo XVIII y se construyó a expensas de D. Bartolomé Álvarez Rabanal y su esposa. El retablo original fue expoliado durante la guerra civil. Al observar las piedras con las que se hicieron algunas casas, los arcos de sus entradas, los patios, pensamos que en algunos casos estos arcos han sido reutilizados y ya no están en su lugar de origen, como el que adorna la plaza.

Entre Beberino y la Pola de Gordón nos topamos con el puente Tornero, descendiente de otro anterior, de época romana. El que hoy vemos, es del siglo XVIII pero a unos 20 metros quedan unos ojos mucho más antiguos ¡Un puente largo, eh? . El Conde de Luna, bajo cuya jurisdicción se encontraba el concejo de Gordón, cobraba pontazgo en este puente, así que algunas gentes le evitaban tomando otros caminos, igualito que hacemos ahora cuando dejamos de tomar la autopista de peaje. Se ve que para algunos todos los tiempos son difíciles.


Blog de Excursiones de Rafa y Rosi
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Foto 1: Rafael Cid: En Buiza, dos Caminos a Santiago
Foto2 : Rafael Cid: Jovellanos en Gijón, con los autores
Foto 3: Rafael Cid: Virgen de Guadalupe en Beberino
Foto 4: Rafael Cid: Beberino



miércoles, 22 de julio de 2015

24ª: Historias... Fasgar, Campo de Santiago

24ª: Historias y Leyendas El Viejo Camino de Santiago en la provincia de León.

              Rosa Fadón y Rafael Cid


Naturaleza exhuberante.

En esta etapa dejamos los ríos que fluían hacia el Duero y vamos al encuentro de los que vierten al Sil






“Por Fasgar fuimos al paso alto entre dos montañas, donde rezamos a Santiago en su ermita, que allí hicieron para agradecerle haber vencido a los moros”
Consultamos la ruta, siguiendo los pasos de la reina Leodegundia en su peregrinación por el Viejo Camino de Santiago en el año 902: “Por Fasgar fuimos al paso alto entre dos montañas, donde rezamos a Santiago en su ermita, que allí hicieron para agradecerle haber vencido a los moros”. Vexu kamin, Julián González. Así caminamos la etapa más bonita del Viejo Camino de Santiago, a nuestro parecer, pues no hay carretera ni pueblos desde Fasgar a Colinas y dejamos el valle del río Vallegordo, que vierte sus aguas a la cuenca del Duero, para alcanzar el valle del Boeza que es tributario del Sil y del Miño.
Vamos disfrutando de la exhuberancia de la sierra de Gistredo, que parece ser debe su nombre a una planta, jistra, que abunda en lo alto de los montes.  Estamos sumergidos en un ambiente de naturaleza pura, rodeados por varios picos que rebasan los 2000 metros de altura, como el Tambarón, Los Fueyos, Los Picos de Arcos de Agua y Peña Cefera. Veremos hermosos paisajes de montañas redondeadas plenas de vegetación. A nuestro lado suena el rumor de fuentes, torrentes, cascadas. Nacen a la orilla del sendero variedad de flores, toda clase de árboles, avellanos, servales, tejos, robles, abedules, acebos y aunque no se dejan ver viven en este paraíso jabalíes, corzos, zorros, lobos, osos y los famosos urogallos.
Avistamos el campo de Santiago desde la collada y recordamos al P. César Morán en su libro "Por tierras de León" que cuenta dos tradiciones "Clavijeñas" en nuestra provincia. Ya sabéis, tradiciones similares a la de la Batalla de Clavijo, cuando apareció Santiago montado en un caballo blanco, ayudando a los cristianos a ganar una batalla casi perdida. Uno de estos sucesos legendarios tuvo lugar en Camposagrado, del que ya os hemos hablado y el otro aquí, en las inmediaciones del lugar que se extiende a nuestros ojos: la Campa de Santiago.
Dice la tradición que huestes moras se habían parapetado junto al monte Paleiro y los cristianos estaban en la Llera del monte Fernán Peláez. Atemorizados por el mayor número de sus enemigos, pero dispuestos a no permitir que sus familias y pertenencias cayeran en manos de los invasores, pidieron ayuda al rey de León. Parece ser que les contestó que la lucha no tendría éxito, que vencer a tantos moros sería más difícil que coger "un oso vivo". Al día siguiente los mozos se presentaron ante él rey con el oso. Así que, se organizó la batalla después de unir sus fuerzas con los de todos los pueblos vecinos. Cuando el Apóstol Santiago contempló el campo de batalla, se asustó un poco por el gran número de enemigos y condujo una retirada estratégica. Entonces ¿cómo fue que ganó la batalla? pues muy sencillo: La Virgen María le envió unas mariposas de las que en la actualidad abundan por los regueros del lugar, de forma que para contemplarlas le obligaban a girar en círculo. Entonces se dio cuenta de la estrategia a seguir. Comprendió cual era la tarea encomendada y persiguió a los agarenos, hasta que finalmente exclamó exultante ¡acábelos. acabelos! Y ya está: ¡habían llegado a Cacabelos!
En honor al santo se levantó una ermita, que se derrumbó en 1796 siendo reconstruida tal y como se conoce en la actualidad en 1858 gracias a la ayuda de los vecinos de los pueblos de Colinas y Fasgar.
Ya fuera por el oso, las batallas libradas o por las minas que aportaban pingües beneficios a la Corona, lo cierto es que los mozos de Colinas tenían un privilegio que les eximía del servicio militar y de pagar impuestos. Existe el documento original, que se encuentra en el Archivo Histórico de Simancas. Está en latín y es, además, de los más antiguos (de fecha 11 de Agosto de 1.229). El documento pone "Era MCCLXVII-era 1267", porque entonces todavía se contaban los años desde el comienzo del imperio del Emperador romano Augusto, no desde el nacimiento de Cristo., que fue 38 años después…
Gracias a la ayuda del apóstol Santiago, los agarenos fueron vencidos y desde entonces reza la canción popular:
Señor Santiago bendito
Que de los cielos bajaste
a veinticinco mil moros mataste
en el campo de la victoria
y ahora te vas a los cielos
con los santos y la gloria.
El día de Santiago, el 25 de julio, es cuando tiene lugar una multitudinaria romería a la ermita, seguida de bailes y juegos. En la Campa de Santiago surgen fuentes que dan nacimiento al río Boeza. La ermita y los parajes que la rodean figuran en las escenas iniciales de la película leonesa “El filandón de San Pelayo”. El Filandón, como ya sabéis, es la reunión vespertina, para charlar y antiguamente, hilar, como su nombre indica, donde se trasmiten las historias, las leyendas, poesías y toda la tradición.
Desde esta anchurosa campa nos quedan aun más de siete Km. para llegar a Colinas. Caminando entre grandes montañas, observamos a la derecha como un refugio. Mi amigo Olegario, gran conocedor de estos lugares, por habérselos “pateado” en múltiples ocasiones, dijo que eran los restos de una central eléctrica. Nosotros sospechamos que anteriormente, pudo emplazar el antiguo Hospital de Peregrinos y hace más tiempo aún, la ciudad prerromana que tradicionalmente llaman “Villa Armenia” ¡Cuánto nos gustaría que algún día se llegaran a recuperar!
Cruzamos dos puentes de madera. ¡no sé cómo pueden soportar el paso de los años y la humedad que siempre reina en estos bosques, con heladas y nieves en invierno! Los peregrinos temimos que fallara al peso de más de una persona a la vez. Aún nos esperaba algo peor: un “no puente” pues lo había sido y lo que quedaba era una amalgama de piedras y troncos con amenazantes gruesas puntas, que nos obligaron a realizar lentos equilibrios en penitente paso. Conseguimos vadearlo gracias a la galantería y al temblor de algunos peregrinos que ayudaron al resto.
Al volver de una curva divisamos Colinas del Campo de Martín Moro Toledano. Una vez oí que era el pueblo con el nombre más largo de España, me pareció interesante, pero luego me enteré que aún era más largo Villarcallo de la Merindad de Castilla la Vieja ¡toma ya, 40 letras! Y otro más, Gargantilla de Lozolla y Pinilla de Buitrago, nombre que procede de la unión de dos pueblos, que diezmados en la Edad Media por la peste decidieron unirse. Llegó a hacerse famoso por anunciar allí los esponsales de Juana la Beltraneja con el rey francés, aunque finalmente no se llevaron a término. El hecho de no tener el nombre más largo, no quita lustre a este pueblín excelentemente restaurado, que siempre está de moda y atrae a multitud de visitantes, por su emplazamiento montañero, por su oferta de gastronomía y de cultura. Cuenta con una Sede estable de artesanía, que abre sábados y domingos desde el día de S. Antonio hasta finales de agosto y ofrece además variados eventos.
En Colinas contemplamos absortos el panorama que forman pueblo y naturaleza, con todo el encanto de antaño, como si el tiempo se hubiera detenido en el ensueño.
Seguimos por una senda, cruzando ríos y fuentes, disfrutando del frescor de una naturaleza feraz y llegamos a Igüeña
Esta población, como pinta su escudo, fue “mitad minera y mitad vegetal”, pues sus habitantes vivieron del campo y de la riqueza de su subsuelo desde siglos. Al sur de Igüeña, extendiéndose hasta más al norte de Tremor de Arriba, se encuentran terrenos carboníferos formados en el periodo Estefaniense, en los que se localizan capas de carbón y gran cantidad de fósiles sobre todo de vegetales. La población tuvo su desarrollo con la explotación del carbón en el siglo XX, pero se han ido cerrando las minas y el reto actual está en intensificar su “mitad vegetal” con el aporte que proporciona la naturaleza y el turismo. Ved sus lugares de interés: camino de Boudín, los Corros, Ermita de Santa Bárbara y sus  Fuentes, Castro del Arroyo de San Martin (La Reguerina), Peñas de San Miguel...
Pero nosotros ya no podemos más que dar cuenta de los últimos bocatas de nuestras mochilas, regados con buen vino del bierzo que degustamos en los bares de la localidad. 
Blog de Excursiones de Rafa y Rosi
Blog de Asociación Camino Santiago de León“Pulchra Leonina”


Foto 1: Rafael Cid: Campa de Santiago
Foto 2 : Rafael Cid: Naturaleza.
Foto 3: Rafael Cid: Colinas del Campo de Martín Moro Toledano.
Foto 4: Rafael Cid: Igüeña

miércoles, 15 de julio de 2015

23ª Historias...Vegapujín, Fasgar

23ª Historias y Leyendas El Viejo Camino de Santiago en la provincia de León.

Rosa Fadón y Rafael Cid

Vegapujín y Fasgar, el final del Vallegordo.

Leyendas o cuentos con el tema del oro y naturaleza exhuberante es la tónica de nuestro caminar.




Para ver más cómodamente el artículo del periódico picar aquí. 

Llegamos a Vegapujín, que se encuentra en un meandro formado por el río Vallegordo y delimitado por dos puentes. Nos detenemos en la plaza del Amecedero donde se juntaban las veceras de ganado antes de llevarlas al monte. Entre las casas se encuentra la ermita de la Virgen del Rosario. Fuimos a ver el puente viejo, que de forma lastimera ha quedado pegado al nuevo, como en desuso. Emplazado en un alto se muestra el barrio “la Viliella” seguramente el antiguo castro. Allí se eleva el pino que ha sido catalogado como árbol singular, una clase de alerce. Destaca la iglesia parroquial entre las viviendas, la escuela, la lechería, la fragua, el molino o el cementerio. En la iglesia se custodia la Virgen de la Piedad muy antigua,  una talla renacentista de Santa Águeda y una hermosa pila bautismal.
En la fachada de una casa luce una placa donde nació el General Segundo García. Fue Cruz Laureada de San Fernando por méritos propios, conseguida en Filipinas. Participó en las contiendas políticas de su época, que le valieron una condena de 8 años de cárcel, pero sus vecinos del pueblo imploraron clemencia al rey Alfonso XIII siendo amnistiado en 1930. Con el advenimiento de la república fue promovido a General de Brigada.  En estos pueblos es encomiable el recuerdo que tienen a sus hijos, realmente hombres insignes.
Hay un cartel que informa de “La Senda”, el antiguo camino de Vegapujín a Fasgar, usado antes de la carretera actual, que debe conservar algún tramo de Calzada romana. En el paisaje se muestran orgullosas la Peñina y la Peñona, dos imponentes peñascos de corte vertical. En el monte se podría visitar el “Viciu Castro” o aldea fortificada donde vivían los constructores de los canales romanos. Me contó un pastor (retirado) que en “Teso de las Pozas” como también se le conoce, está enterrado un palacio con muebles de oro. Así que unos cuantos amigos se dedicaron a excavar, en aquel tiempo en que la arqueología iba por libre. Encontraron las puertas, pero no pudieron moverlas porque eran tan pesadas... Después el agua las enterró de nuevo, así que cuando tengáis un poco de tiempo libre ya podéis reanudar la búsqueda. ¡De nuevo historias de tesoros de oro enterrados! Esta se parece a la que se cuenta del canal del Cillerón que nacía en Santiago de Las Villas, en lo alto del arroyo Torre y que atravesaba la peña por una cueva, pues allí se dice que hay enterrada una bolera toda de oro. Las gallinas de oro, la bolera de oro, el palacio de oro, son leyendas que responden al mismo simbolismo y que se repiten en lugares donde se extrajo el mineral.


En la fuente la pastorcilla encontró el hilo de oro que devanó en una piedra... “devanar devanaste, pero no acabaste”


Y hablando del oro llegamos a la fuente de la Ferrera, cuyas frías aguas tienen fama de ser muy saludables y abrir el apetito. Puede que en esa fuente se detuviera la pastorcita de la leyenda que nos cuenta el P. César Morán, en su libro “Por tierras de León”, como una de las muchas historias que se relatan en las veladas de invierno, en los tradicionales filandones:
Era una linda y humilde pastora, jovencita, de unos quince abriles. Tiene la cara morena, tostada por el sol, azotada por los fríos. Anuda su pañuelo a la cabeza y otro que cruza en el pecho lo ata a la cintura. Calza las madreñas de madera tallada y bien herradas, sobre unos escarpines con botonera brillante. Porta una cestilla y un báculo nudoso que la declara reina de las soledades...   Dirige el ganado a la fuente y mientras sestea, antes de comer se lava las manos, arremangada hasta los codos. Entonces aparece entre sus manos un hilo fino y brillante. Tira del extremo y ve que sale del manantial, así que sobre una piedrecilla comenzó ella a devanar y el hilo a salir y devana que te devana, llegó a formar un ovillo grande que apenas podía sostener. Como el perro ladraba pidiendo comida y también ella tenía hambre, sacó la tijera de su cestilla y zás, cortó el hilo que rápidamente desapareció manantial abajo, dejando unos gorgoritos que susurraban:


Devanar devanaste
Pero no acabaste
Si una vuelta más hubieras dado
Una devanadera de oro hubieras sacado


Lo mismo ella, que el perro, el ganado, hasta los robles seculares oyeron la misteriosa voz que formaban las burbujas del manantial que brotaba de las rendijas de la peña. Al llegar a casa contó como había obtenido en la fuente un ovillo de oro y como no la creían gritó: ¡Vais a ver el ovillo! Pero cuando lo buscó en su cesta de costura sólo encontró una piedra. El abuelo dijo entonces que se contaba, que hubo en tiempos antiguos, moras encantadas y niños y damas de alcurnia convertidos por maleficios en fuentes, rocas, lagartos... podía ser que si hubiera acabado la tarea habrían conseguido la felicidad del encantado y la suya propia, pues suelen conceder tesoros, al ser gente principal.
Por nuestra parte, seguimos devanando nuestro camino, aunque ahora ponemos especial atención en los hipnóticos brillos, que el sol produce en el agua del riachuelo que discurre cantarín a nuestro lado, no vaya a ser que sus deslumbrantes balanceos escondan alguna madeja encantada.


Fasgar luce hermosas casas de piedra y tejados de pizarra. Tiene varios puentes de los numerosos arroyos que lo cruzan y fuentes por doquier.


En esto llegamos a Fasgar con sus hermosas casas de piedra y tejados de pizarra. Le protegen varios montes, El Cueto (1637 m), el Chano de la Seginera (1551 m) y El Chano del Miro (1636 m), que producen neveros, fuentes, agua en abundancia. El río Urdiales y el Fasgares se unen en el pueblo para dar lugar al río Vallegordo que nos ha traído hasta aquí. Tiene varios puentes de los numerosos arroyos que cruzan el pueblo.
Junto a uno de ellos está el indicador hacia la Campa de Santiago donde se celebra la romería dedicada al santo, cuya memoria se mantiene viva a través de los siglos, desde cuando el Apóstol ayudó a los cristianos a ganar batalla a los moros.
La campa deriva de un fenómeno glaciar, modelado durante la última glaciación en la cara norte del macizo de Peña Cefera, que muestra aristas, circos, morrenas y lagos.
Al pie de la Peña se formó el glaciar rocoso de más de un kilómetro que ocupa todo el fondo del valle y que en forma fósil se aprecia aún. Se unía a otra inmensa lengua de hielo que procedía del Tambarón y formaban juntas el gran glaciar que recorrió todo el Vallegordo y le dio su forma característica.
Por lo alto de la Peña está el lago del que Tito Livio hace mención. Llama a los hombres de Omaña hombres-dioses, por su arrojo y valentía y dice que en él tiran sus hachas ensangrentadas después de la batalla, en honor a sus dioses.


Samuel Rubio, maestro e hijo del pueblo, ha puesto su impronta de artista y poeta en fuentes y cartelas. En esta Bienvenida se encuentra su descripción de Fasgar:


Bienvenido
Si busca tu paso errante
barandas donde colgar
belleza enana y gigante,
silencio que se oye hablar
con la fuente palpitante
y un rincón donde ganar
salud larga y paz constante
para volver a empezar,
no lo dudes, veraneante,
aquí tienes a Fasgar.


Hace unos años estuvimos por aquí y visitamos su vivienda que también conserva sus poesías y dibujos. Fue también montañero y dentro de sus ilusiones estaba realizar una ascensión al Everest, hazaña que se completó en la expedición que conquistó el Everest en 2001 y que llevaba su nombre. Nos lo contó una tarde en la Losilla  Adelo Campos, alpinista que participó en ella y nos hizo una presentación en vídeo de esta aventura excepcional, realizada por valientes de nuestra tierra leonesa.
Fasgar es último pueblo del Valle Gordo al que se puede llegar en coche, así que desde aquí sólo caminando cubriremos los 15 km que nos separan del siguiente pueblo, Colinas del Campo, ya en el Bierzo.
Si decidimos pasar la noche aquí comprobaremos la hospitalidad y el cariño de estas gentes entrañables. Nuestros amigos Rosi, Candelas, Santiago (un nombre adecuado para el lugar y para nuestra andadura) ya son elogiados entre los peregrinos del Viejo Camino de Santiago que por aquí han pasado y también otros vecinos cuyos nombres sería largo de contar.  ¡Buen camino peregrinos!


Blog de Excursiones de Rafa y Rosi
Blog de Asociación Camino Santiago de León“Pulchra Leonina”


Foto 1: Rafael Cid: Puente de Vegapujín.
Foto 2 : Rafael Cid: Vegapujín, la Peñina y la Peñona.
Foto 3: Rafael Cid: Fasgar ermita

Foto 4: Rafael Cid: Fuente de Samuel Rubio con la poesía: La sed.

miércoles, 8 de julio de 2015

22ª Historias y leyendas del ViejoCamino, Torrecillo y Posada de Omaña

22ª Historias y Leyendas El Viejo Camino de Santiago en la provincia de León.
               Rosa Fadón y Rafael Cid
Llegamos a la cabecera del Vallegordo...Donde los montes nos atraen.

Y en Posada de Omaña, buscamos una posada para empaparnos de su historia y belleza natural.

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Para leer el artículo más cómodamente pinchad aquí.



Los peregrinos del Viejo Camino de Santiago contemplamos Torrecillo a la izquierda de la carretera. El pueblo se cobija en la ladera de la colina, que lame el río y aquí está el “Manadero”  una de las fuentes más grandes de Omaña. En 1518 perteneció al Concejo de Cilleros cuando la casa condal de Uceda, enlazada con la de Luna fundó el Mallorazgo de los Cilleros que absorbió algunos de los pueblos hasta entonces pertenecientes a los Concejos de Omaña.

Dicen que en este pueblo pernoctó la reina leonesa Dª Urraca. Nos lo contó una señora mayor en Canales, a la que sus antepasados también le contaron a ella la historia de cómo  murió en Vallegordo la reina Urraca y lo lúgubre del cortejo fúnebre, que la llevaba en parihuelas, cuando pasó hacia el panteón de reyes leoneses, impresionando la memoria de las gentes. A veces te cuentan cosas sorprendentes trasmitidas por tradición oral, que después al estudiarlo, resulta que es verdad, por eso yo dejo constancia  aquí de este dato, sin poder confirmar que sea así. Los últimos años del reinado de Urraca son poco conocidos por la falta de documentos claros, sin embargo habíamos estudiado que su muerte tuvo lugar 1126  en el castillo de Saldaña, así que empezamos a indagar en las mujeres que llevaron ese nombre en la realeza y al final dimos con una que podía encuadrar en este caso.
No es más que una suposición pero quizá sea esta Urraca, que fue hija ilegítima de Alfonso VII, conocida como Urraca Alfonsiz, la asturiana, reina consorte de Pamplona por su matrimonio con el rey García Ramírez. Después de enviudar volvió a su tierra donde gobernó hasta 1105 y con su esposo el magnate Álvaro Rodríguez de Castro se sublevó contra el rey leonés Fernando II y protagonizó un intento de independencia de Asturias. Esto lo sabemos gracias a un documento del monasterio de Santa María de Otero de las Dueñas, que investigó nuestra historiadora Concha Casado. Se desconocen el lugar y la fecha de su muerte, pues algunos la sitúan en 1164, lo cual no corresponde a verdad, ya que su firma aparece en el monasterio de Sandoval, haciendo una donación. Otros argumentan que no murió hasta 1189, aunque en los Anales  Toledanos la sitúan en 1179. En todo caso nadie habla del lugar de su muerte y debido a que su zona de actuación comprende el “Camino Asturiano”, que pasa por el Vallegordo, nos inclinamos a seguir la tradición, recogida por vía oral de la señora de Canales.

Entre los tesoros que tuviera el pueblo, se encuentra el valioso Cristo de Torrecillo,  que se encuentra depositado en el museo de la Catedral. 

Llegamos a Posada de Omaña, un pueblo precioso, que se alarga por la carretera. Ha sido lugar de encuentro de las gentes de la cabecera del Valle, debido a su posición central. El nombre que tiene incita a detenerse y pasar aquí un día de descanso o más. Sería bien aprovechado para recorrer los montes y estábamos bien surtidos de lectura, pues para no perder detalle pujamos con gusto  en nuestra mochila de peregrinos el libro de Julio Álvarez Rubio, “Omaña, pueblos paisajes y paseos” que nos va desgranando la historia de los lugares, pero también “El peralvillo de Omaña”, de David Rubio, un libro de poemas: “Omaña pueblo a pueblo y leyendas”, "La Omaña, donde los montes suspiran" de Florentino A. Diez y hasta “Cuerda de presos”.

Aparcamos en la zona que llaman en “medio la villa” en la plaza del Segoñal, nombre con resonancias de agua (cegoñal) y puede que acertemos pues no está lejos el pozo. Enfrente está la iglesia, asentada en una plataforma que llaman “el Sagrao”. Subimos a la espadaña, para contemplar las campanas y admiramos desde allí el caserío y el valle amplio con las sendas de montaña.

A continuación de la iglesia están las escuelas, que tenían varias piedras pintadas de colores y en una de ellas la iglesia representada con mucho estilo. Más allá está la casa de Luciano, con el que charlamos de las bellezas del pueblo y de los visitantes que lo disfrutan, montañeros que aman estas montañas y les dejan los autobuses para cruzar a Tremor. Un poquito más allá vimos el restaurado lavadero, con unas hermosas lajas de piedra de pizarra, le surte la fuente del Cantón al pie del monte. En la carretera se encuentra la casa de Luciano y Samuel Rubio Calzón, que destacaron en Filosofía y Música, con una placa en homenaje a estos hijos del pueblo. Seguimos hasta el río a contemplar el puente y los canales que dirigían el agua a los molinos, uno de ellos recién restaurado. La Naturaleza estaba hermosa, los frutales, los prados de un verde intenso, las flores y las retamas cuajadas de color. El río saltaba a borbotones y aún se veía bastante nieve en las cumbres azuladas de los montes. El caserío es un ejemplo de arquitectura tradicional con sus bonitas casas de piedra y  corredores volados, con balaustres tallados o protegidos por tablas de madera.

De Posada de Omaña es natural David Rubio de la Calzada, famoso hispanista, quien inmortalizó el lugar, en una novela escrita en 1921 “Peralvillo de Omaña”

De Posada de Omaña es natural David Rubio de la Calzada, famoso hispanista, quien inmortalizó el lugar en una novela escrita en 1921 “Peralvillo de Omaña” bajo el seudónimo de Rubyn de la Calzada.   El personaje del  Peralvillo  se ha etiquetado como de pícaro, aunque no pertenece al bajo rango social del Lazarillo, posee una buena cultura, es mujeriego, pero no libertino y termina haciéndose fraile. Se dice que en el capítulo catorce, la discusión  que mantiene con su catedrático, un fiósofo asturiano, es de lo más divertido del libro. En él se refiere El Viejo Camino de Santiago que nosotros estamos haciendo, al relatar la huida del pícaro desde las Omañas a Bembibre (Ed. Edilesa, León 2006).

La ermita de la Virgen de la Casa o de Peñafurada congrega la devoción de los pueblos del Vallegordo e incluso de Tremor, que está ya en la vertiente del Bierzo

Si queremos disfrutar de la naturaleza exhuberante de este entorno, conocer la historia y las bellezas de este lugar, hay que subir al monte. Se puede fotografiar un cartel que hay en el pueblo que indica la ruta y los pormenores e ir consultándolo según se realiza el ascenso. Así alcanzaremos la ermita de la Virgen de la Casa o de Peñafurada, que congrega la devoción de los pueblos del Vallegordo e incluso de Tremor, que está ya en la otra cara del monte y pertenece al Bierzo. El camino nos llevará hasta Peñafurada” desde donde podremos ver como el canal romano cambia de vertiente para el Bierzo. Nos cruzaremos con la Presa Antigua que va desde Arcos del Agua y peña Cefera hasta las antiguas minas romanas de Poza de la Cava. Serpentea por la alomada orografía recogiendo el agua de los numerosos arroyos que la surcan, manteniendo una pequeña inclinación para permitir fluir el agua a su propio peso. Fue trazada por encima de los 1650m. de altitud lo cual permite apropiarse de los neveros y del deshielo de las altas cumbres. Aún después de dos mil años desde su trazado, puede adivinarse como un camino de verdor o como una cicatriz horizontal. La presa tiene una cavidad de unos 60 cm. está excavada en la roca y asentada sobre gradas picadas en la roca viva, para mantener su estabilidad. Tiene un reborde para que se pudiera bordear y efectuar las labores de limpiado. Es una obra de ingeniería admirable.

Pasaremos junto a la fuente de “Fonflorin” donde podemos detenernos para comer la merienda, como hacen los lugareños el día de la romería  y después alcanzaremos colladas desde las que el paisaje es sobrecogedor. Al fin encontraremos la ermita junto al promontorio de Peñafurada, donde apareció la Virgen que se venera en este lugar. Aquí ganaremos 100 días de indulgencia si rezamos con devoción una salve, como está estipulado desde 1746. Hoy es un apartado lugar, pero debéis saber, mis esforzados caminantes, que esto fue un Hospital de Peregrinos durante la Edad Media y que guardando un gesto de hospitalidad, en el día de la fiesta se daba un pan de centeno y un vaso de vino a los que hasta aquí se acercaban.   El quince de agosto acuden en romería las gentes del Valle acompañando a la Virgen con los pendones de Posada, Torrecillo y Vegapujín hasta el lugar donde se apareció la Virgen y al día siguiente, fiesta de S. Roque es el día de las bollas, pan bendecido que se distribuye a la puerta de la iglesia a los cofrades y a todos los asistentes.

Al regresar de tan cansado trotar por esos montes ¡qué bien se siente uno en esta Posada de Omaña...!


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Foto 1: Rafael Cid: Posada de Omaña, campana.
Foto 3: Rafael Cid: Arquitectura tradicional
Foto 4: Rafael Cid: Montes del Vallegordo.