28ª: Historias y Leyendas El Viejo Camino de Santiago en la provincia de León.
Rosa Fadón y Rafael Cid
Divagaciones con San Dictino y otros heterodoxos españoles.
Losada es uno de los pocos pueblos en el que los quintos tienen su propio santo patrón.
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Ya
se ven las primeras casas de Losada cuando los peregrinos llegamos a la
ermita de la Vera Cruz popularmente llamada del Santo Cristo. En el
pórtico se refugiaban los peregrinos que hacían el Viejo Camino de
Santiago desde antiguo y los vecinos les llamaban con reverencia “los
santos” por su vida humilde y sacrificada.
Antaño, los quintos de Losada subían a su santo patrón desde la iglesia hasta esta ermita.
En
otro tiempo, los quintos de Losada, bravos muchachotes subían la imagen
de su santo patrón, San Dictino, desde la iglesia hasta esta ermita, a
la carrera, el día de Jueves Santo, como si del Cristo legionario de la
Buena Muerte se tratase. Este es uno de los pocos pueblos que yo sepa,
en el que los quintos tienen su propio santo patrón, ¡esto nos pareció
interesante a los peregrinos! Rebuscamos en los apuntes de otro Camino:
el Francés a su paso por Astorga, donde habíamos visto un cuadro de este
santo, que estaba quemando sus propios libros, para librarse de una
herejía que prendió con fuerza en torno al año 380, el Priscilianismo.
Aún a riesgo de disgustar a algunos amigos sacerdotes que sé que me
leen, he de deciros que me he encontrado con peregrinos que creen que
Prisciliano es quien está enterrado en la seo compostelana, aunque más
propio de la sencillez de sus creencias, fuera un enterramiento anónimo
en un lugar pontevedrés que llaman Os Martores, que quiere decir los
mártires.
¿Por
qué os cuento todo esto? Porque San Dictino según dice el P. Flórez en
su “España Sagrada” era hijo del obispo gallego Sinfosio. ¡No os
asustéis, que en aquella época aún no estaban sujetos al celibato!
Procuró para su hijo una esmerada educación intelectual y teológica.
Ambos adoptaron la doctrina de Prisciliano y aunque sus obras fueron
destruidas, merecieron la crítica de grandes pensadores de la iglesia
como San León Magno, San Ambrosio y San Agustín. Las teorías heréticas
procedían de antiguas filosofías. Un filósofo llamado Marcos de Menfis
adoctrinó a una rica matrona llamada Agape y al retórico Elpidio,
quienes a su vez instruyeron a Prisciliano, un gallego culto y
persuasivo que atrajo una gran cantidad de seguidores, entre ellos
varios obispos como Sinfosio y su hijo Dictino.
Se
dijo que Dictino, como Prisciliano, exponían que el bien y el mal son
asimilables a dos dioses opuestos, teoría que procede de los persas
maniqueos, con Ormuz y Arimán. Marción, filosófo egipcio, sostuvo que el
Dios del Antiguo Testamento era irritable y vengativo, muy distinto al
del Nuevo Testamento, el Padre de Jesucristo, todo bondad y
misericordia. Así en lo material se enseñorea el principio malo y las
virtudes espirituales emanan del bueno, que lleno de compasión nos envió
a Jesucristo. Explicaban que cuando las almas humanas se lanzaron a la
existencia quedaron aprisionadas en la materia carnal que las podía
dominar. Algunos encuentran una solución buscando en la mortificación y
el ayuno el control de la carne, de ahí que los peregrinos caminemos
hasta agotarnos para dar una oportunidad a nuestro espíritu y que se
libere de las apetencias de un cuerpo ya debilitado por la fatiga.
Proponían una especie de comunidad de bienes, creyendo que alejándose de
la propiedad se ahuyentaría la causa de todo mal. Repudiaban la
esclavitud. Eran célibes, no reconocían el matrimonio,
respetaban a las mujeres, que en aquella época eran separadas en los
oficios divinos y sometidas a los hombres. Eran vegetarianos, se
abstenían de beber vino. Creían en la independencia intelectual y siglos
antes del protestantismo, abrazaron el libre examen de los libros
sagrados, como explicó Menéndez y Pelayo en su obra “Historia de los
heterodoxos españoles”, para discernir personalmente los errores,
tratando de conseguir así la gnosis o conocimiento perfecto.
En
el año 380 sus ideas se habían extendido por Hispania y los obispos
Higinio de Córdoba y sobre todo Idacio de Mérida inician una persecución
a Prisciliano. Acusado de hereje, el propio Prisciliano va a Roma y
consigue la benevolencia del César, a pesar de atacar el principio de
propiedad privada o el magisterio de la iglesia, pero no logra ser
recibido por el obispo de Roma, que en aquellos momentos estaba tratando
de consolidarse como primer Papa Dámaso I. Vacante la sede de Ávila,
Prisciliano es nombrado obispo en ella y Dictino en Astorga.
Posteriormente
acude a Treveris donde en connivencia con el pretor local sus enemigos
aprovecharon para decapitarle junto con sus acompañantes. El Papa
Dámaso, Ambrosio de Milán y Martín de Tours, entre otros, condenan la
ejecución, pero es tarde. El cadáver de Prisciliano es trasladado
discretamente a Galicia por sus seguidores, sus escritos fueron tenidos
por guía de vida y los obispos Dictino, su padre Sinfosio y los de Braga
y Celeris (Caldas de Rey) proclaman santo a Prisciliano.
Pero
¿como se salvó Dictino, su portavoz? Pues, participando en el concilio
del año 400 en Toledo, en el que se condenaron las obras de Prisciliano
–cum ipso auctore- y de paso las suyas propias. Tened en cuenta que su
tratado teológico “Libra” gozó de gran difusión en su época. En él
exponía que se puede mentir para salvar la vida o la religión.
Los
astorganos se negaron a que Dictino fuera depuesto de su cargo de
obispo, porque el hecho de ser priscilianista no impidió que hasta el
final de sus días diera ejemplo de virtud. Debió de ser muy querido no
sólo entre los Quintos de Losada, sino por sus sucesores en el
episcopado astorgano, puesto que en el año 925 hace exclamar al obispo
Fortis “Santísimo, gloriosísimo y poderosísimo patrono mío después de
Dios”.
Según
la tradición popular Dictino trabajó con sus propias manos en la
construcción del convento que lleva su nombre en la ciudad de Astorga,
donde tradicionalmente se creyó que reposaban sus restos tras su muerte,
pero en el año 1550 fecha en que se abrió su nicho lo encontraron
vacío. Aunque no es sólo esta la mala noticia pues, hoy desgraciadamente
no quedan ni imagen del santo en Losada, ni casi quintos debido a la
despoblación que sufre nuestra provincia, ni San Dictino es ya santo,
pues según la wikipedia tras la reforma de 1969 cinco años después de
que su imagen “desapareciera”, fue retirado del santoral, por no haber
sido canonizado oficialmente.
Se desencadenó una terrible tormenta que amenazaba con arrasarlo todo.
Con
tan larga conversación hemos llegado junto a la espadaña de la antigua
iglesia, que posiblemente fuera también la del monasterio de Losada, que
existió aquí durante la Alta Edad Media.
El
lugar se haya impregnado de un silencio casi mágico que invita a la
ensoñación, pero en el año1964…desconocemos la causa que movió al
párroco del lugar Don Felipe Díaz a vender las imágenes y llevar los
retablos a Astorga ¿necesidad de reparar la iglesia, codicia?
Lo cierto es que cuando se encontraba en su interior de la iglesia con los anticuarios que habían acudido a tasarlas se desencadenó una terrible tormenta que amenazaba con arrastrarlo todo, ¡bancos, imágenes, tasadores y cura, reguero abajo, sin parar hasta Bembibre! Así que los atemorizados personajes de nuestra historia decidieron encaramarse a lo alto de la espadaña que ahora contemplamos, haciendo sonar las campanas Ding Dong Ding Dong. Nadie acudió a la llamada. No se sabe cómo, quizás porque los santos se apiadaron de ellos, la tormenta pasó, la riada se fue y allí quedaron en el campanario de la iglesia sanos y salvos.
Lo cierto es que cuando se encontraba en su interior de la iglesia con los anticuarios que habían acudido a tasarlas se desencadenó una terrible tormenta que amenazaba con arrastrarlo todo, ¡bancos, imágenes, tasadores y cura, reguero abajo, sin parar hasta Bembibre! Así que los atemorizados personajes de nuestra historia decidieron encaramarse a lo alto de la espadaña que ahora contemplamos, haciendo sonar las campanas Ding Dong Ding Dong. Nadie acudió a la llamada. No se sabe cómo, quizás porque los santos se apiadaron de ellos, la tormenta pasó, la riada se fue y allí quedaron en el campanario de la iglesia sanos y salvos.
Al
domingo siguiente el malhumorado sacerdote pronunció una homilía en la
que no faltó la alusión de la omisión del deber de socorro de los
feligreses y el hombre más socarrón del pueblo tomó la palabra para
afear al cura la venta de imágenes, argumentando que fueron los
mismísimos santos los que enfadados por la simonía les impidieron acudir
a la iglesia.
Nosotros
pobres peregrinos, después de santiguarnos, dejamos constancia aquí del
suceso tal como nos lo contaron y despacito tomamos la senda que sale
de enfrente de las escuelas, que nos llevará casi paralelos a la
carretera, pasando por los campos llamados del “Ministerio” (aquí
resuena el ya citado monasterio de Losada) y Vega de Viejos.
Blog de Excursiones de Rafa y Rosi
Blog de Asociación Camino Santiago de León“Pulchra Leonina”
Foto 1: Rafael Cid: Losada, Ermita del Santo Cristo.
Foto 2 : Rafael Cid: Losada, Restos de la antigua iglesia.
Foto 3: Rafael Cid: Losada, pozo La Pallarina.
Para saber de Losada podéis consultar:
El libro de Benito González "La villa de Losada: Su historia y sus gentes"
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