domingo, 11 de abril de 2021

Filandon del Camino ( Tercera Parte).

Hola, os voy a contar una de mis anécdotas.


Un día, de un mes de Noviembre, salgo de Burgos.

Cuando ya había pasado Hornillos del Camino, veo a lo lejos dos figuras que se mueven. Al llegar a su altura, encuentro a una señora muy mayor con un carro de la compra.

Agarro el carro, creo que antes de decir "buenos días", y la señora lo suelta.

Yo quería llevar el carro a un albergue de Hontanas y seguir, porque quería llegar a Castrojeriz.

Ella era de Canadá y no nos entendíamos porque yo no hablaba inglés, ni lo hablo, aunque aquel momento me animó a hacer, con posterioridad, dos cursos de inglés.

La acompañé durante unos kilómetros, dio tiempo a que nos alcanzara un italiano que hizo de intérprete, y marché con el carro.


A la entrada de Hontanas, era mediodía, hice un bocadillo y esperé por la señora.
La acompañé a ella y al carro a un albergue.
Hablamos un poco con la intermediación del italiano y me dijo.
- Cuando llegaste estaba pidiendo "Ayúdame Santiago"
Yo contesté
-Yo soy Santiago

Santiago Llamas


Ya se han cumplido 15 años desde que esto ocurrió.

Era yo delegado provincial de la Federación de Montaña de Castilla y León y organizábamos cada año, en los primeros días de noviembre, una actividad montañera con premio gastronómico al final: se trataba de un sustancioso magosto.

En mi doble dedicación (Montaña y Camino), informaba a los miembros de nuestra asociación de las actividades que podían resultar más asequibles, como era el caso de estos “magostos”. Y de hecho, recuerdo que en aquella ocasión al menos 8 o 10 socios nos acompañaron atraídos por “el olor de las castañas asadas”.

Pues bien, aquel año 2006 nos propusimos realizar una marcha por el hayedo de Busmayor y tener después la celebración del magosto en Barjas, que era la cabecera del municipio. El recorrido se iniciaba y acababa en el mismo lugar, pues los ediles, con su alcalde a la cabeza, habían preparado un buen festejo con motivo de celebrar la insólita visita a su localidad de más de cien personas.


Barjas? y ¿dónde está Barjas? pues a unos 6 km al sur de Vega de Valcarce y a poco más de 3 km de Galicia; si podemos hablar de la “Galicia profunda”, con más propiedad podríamos decir que esta zona pertenece al “León profundo”. Para llegar, una estrecha carretera con pronunciadas curvas a derecha e izquierda y con unos desniveles dignos del más escondido rincón del Bierzo. 
Como los autocares (creo que fueron tres) no encontraron a las afueras de Barjas un lugar apropiado para hacer la maniobra de situarse preparando nuestro regreso, nos llevaron hasta el mismo pueblo esperando que en la plaza Mayor pudieran girar. Y sí, en la plaza podrían dar la vuelta, pero ¿cómo llegar a ella? pues transitando por sus estrechas y quebradas calles; los autocares se libraron de llevar un buen raspón en su chapa gracias a la pericia de los conductores, pero los vecinos desconfiaban de esta habilidad y (ahora viene lo bueno) una señora salió a la ventana, a la altura del techo del autobús, junto a la que este mastodonte pretendía pasar a escasos 20 cm.


Ni corta ni perezosa, defendía la señora la integridad de su vivienda con el arma que tenía más a mano, agitando amenazadoramente un gancho de cocina. Al final el autobús pasó justito, justito, y el gancho de cocina no solo se utilizó en manos de su propietaria, sino que quedó inmortalizado en las numerosas fotos que unos y otros hicimos para dejar constancia gráfica de lo acontecido.

José Buzzi



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