El viernes 13 de septiembre del
2013, la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León "Pulchra
Leonina" nos fuimos a Pamplona, para celebrar el XIII Encuentro de
Asociaciones Jacobeas. Tres veces trece, un número mágico que sin duda
iba a darnos mucha suerte.
De
León íbamos un nutrido grupo de participantes, por encima de la media
centena y más de veinte llevábamos el vistoso atuendo de peregrinos, con
lo que nuestra presencia en los actos de celebración fue alegre y
vistosa.
El Acto de inauguración se celebró en Pamplona en el Palacio del Condestable,
a cargo del Alcalde y el Consejero de Cultura. Allí estaba la
presidenta de la Asociación Navarra, MªVictoria Arraiza, que hizo de atenta acompañante
en cada evento de los tres días que duró el Encuentro.
Disfrutamos con el Concierto del Grupo Nebari,
en el moderno marco, del renovado Claustro del Palacio. Sus violines,
viola, violonchelo y voz, que estuvieron punteados por el batería, nos
emocionaron con las melodías clásicas y modernas, de películas y hasta
de jazz y rock and roll.
Después
del concierto nos alojamos en el magnífico hotel NH. Muchos peregrinos
callejearon por el casco antiguo tapeando los famosos pinchos
pamplonicos, acompañados de los no menos afamados caldos navarros,
tratando de apurar las oportunidades, a pesar del cansancio acumulado
durante las casi 4 horas y media del viaje.
El sábado, un socio de Pamplona, José Miguel del Río
nos hizo de guía en el bus y nos fue leyendo unas notas que había
preparado para hablarnos de los sitios que íbamos a visitar. Nos explicó
que viajábamos desde la llamada Cuenca de Pamplona hasta la Zona Media,
que enlaza la Montaña y la Ribera.
Cuando pasamos al lado, nos habló de Tafalla,
población que dice de sí misma que está entre las tres más importantes
del mundo, con Londres y Paris. El río Cidacos, pasa por ella y por
Olite, fertilizando las viñas de toda esa región, que hacen los vinos
rosados exquisitos.
Sobre las 10 llegamos a Olite.
Nos dirigimos a la iglesia de S. Pedro,
donde el párroco empezó su explicación hasta la llegada del
"historiador" que iba a ser nuestro guía en la ciudad. Entonces nos
pidió un momento de espera para aguardar por los socios de Zaragoza. Fue
ese el momento en que algunos salimos al claustro y allí nos encerraron
mientras se realizaba la explicación de la iglesia.
Era una maravilla pararse en el claustro,
observando el pozo, los arcos de dobles columnillas, con capiteles
geminados, el verdor del pequeño cuadrado de hierba y la visión de las
dos torres del templo. Una, cuadrada, refulgía al sol de la mañana,
sólida, de base romana, de carácter defensivo, con los únicos vanos de
las campanas, que volteaban llenando el aire de vibraciones
ensordecedoras. Otra, puntiaguda, una hermosa aguja gótica de techumbre
de piedra.
El
interior de la iglesia era magnífico. Las naves en un principio
románicas, en piedra sillar, habían sido alargadas por materiales
bellamente pintados que soportaban una cúpula.
El retablo mostraba su dorado y pinturas recientemente restauradas. A la derecha pudimos admirar la talla gótica del Apóstol Santiago, restaurado por la Asociación y ante el que dejamos nuestra plegaria.
Sobre el coro alto, a los pies de la iglesia, lucía un rosetón con vitrales azules, iluminando el órgano.
Poco a poco nos fuimos acercando al Palacio de Olite, admirados por su tamaño y esbeltez, que sobresalía entre todas las callejas.
La gente estaba de fiesta y había encierro.
Iban con su traje blanco y fajín y pañuelo rojo. Nosotros también
llevábamos el pañuelo rojo al cuello, con que nos había obsequiado la
Asociación de Navarra, sobre el de nuestra Asociación de León, amarillo.
Formando parte del conjunto palaciego estaba el edificio que es hoy Parador de Olite y la iglesia de Sta Mª Real. Es uno de los conjuntos más significativos del gótico navarro, por su grandiosidad y numerosas torres.
La
iglesia tiene una fachada con un original friso enmarcado por arquerías
góticas y también llama la atención la galería en ángulo, abierta,
frente a la puerta del templo. La portada sorprende por la decoración
vegetal de sus arquivoltas y porque en la clave está representado el
hombre vegetal en su máscara de hojarascas.
En
el interior se revela el lujo que los reyes aportaron al templo. El
retablo es impresionante, sus cinco cuerpos verticales, las pinturas del
guardapolvos y las figuras centrales acogen a una Virgen con el Niño
del año 1300.
Pero
aún nos faltaba disfrutar de lo que queda de aquel esplendor palaciego,
cosa que hicimos admirando el palacio en su diversidad de salas,
jardines, torres y otras estancias, desde las que, en un día maravilloso
de sol, hicimos fotos y nos imaginamos reyes y reinas por un ratito.
Fotos y texto de Rafael Cid y Rosa Fadón
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