viernes, 30 de agosto de 2013

Hospitaleros voluntarios, Burgo Ranero, León

La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León "Pulchra Leonina" ha realizado una visita a los hospitaleros voluntarios que ofrecen sus servicios en varios albergues del Camino de Santiago en la provincia de León, dentro del Camino Francés.

Burgo Ranero

Como cualquier disculpa es buena para visitar los pueblos de nuestra hermosa y a la vez poco conocida provincia de León, cuando nuestros amigos Luis y Baudi me dijeron que iban a visitar a los hospitaleros voluntarios de los albergues de peregrinos del Burgo Ranero, Bercianos del Real Camino y Calzadilla de los Hermanillos no lo pensé dos veces y acudí con ellos para poder hacer este reportaje, que sé que os gustará.

Burgo Ranero

Lo primero que me enseñó Luis, nada más entrar en El Burgo Ranero fue la casa de Mercedes, ya fallecida, pero todo un mito entre los peregrinos jacobeos, pues siempre estaba dispuesta a acogerles y prepararles, desde un par de huevos fritos, hasta unas exquisitas lentejas. A propósito de estas últimas me contó una anécdota protagonizada nada menos que por el famoso torero Ortega Cano. Os la voy a contar aquí:

Hace años, durante una corrida tuvo una aparatosa cogida de la que finalmente se recuperó satisfactoriamente, pero en agradecimiento, el protagonista de nuestra historia se ofreció a peregrinar a Santiago. Eran otros tiempos y había menos albergues por lo que pernoctó en la hospedería de Dª Mercedes y quedó tan satisfecho de sus guisos que en libro de visitas que aún se conserva dice que las lentejas que degustó, hacía tiempo que no las comía tan ricas, que le recordaban a las que cocinaba su madre.

  La importancia jacobea en este pueblo queda bien definida en el desaparecido periódico La Crónica de León http://www.lacronicadeleon.es/2010/06/20/7-dias/milagro-jacobeo-en-el-burgo-ranero-85986.htm en la que el articulista considera esta aportación económica como un milagro del Apóstol.

Poco a poco el camino Real nos colocó ante el albergue municipal, que lleva el nombre del peregrino Domenico Laffi, el que en el siglo XVI escribiera su personal diario “Viaggio a San Giacomo” Eran unos tiempos en que la peregrinación ofrecía peligros constantes, andando solitarios entre bosques muy poblados. Entre los relatos nos da cuenta de que un lobo se “zampó” a su compañero peregrino cuando transitaban por estos parajes.

Burgo Ranero

Pero ahora corren otros tiempos y en el albergue, un bonito edificio construido con barro de la zona, nos recibieron dos amables hospitaleras voluntarias: Alejandra e Inés  que habían atendido a los peregrinos durante los últimos quince días.

Alejandra es italiana pero habla perfectamente el español. Inés, de Euscalerria nos explicó que al atardecer llevaban a los peregrinos a dar una vuelta por el pueblo y junto a la laguna a las afueras del pueblo, les obsequiaban con la siguiente leyenda jacobea:

Burgo Ranero

Se dice que hace muchos años un peregrino llegó pidiendo un lugar donde dormir, era una época en que todavía no existían los albergues municipales ni hermosas hospitaleras. Unos niños que jugaban junto a la laguna le ofrecieron su casa no sin antes recomendarle que fuera mejor seguir su camino hasta otro pueblo pues allí con el ruido de los animales del terreno pantanoso era difícil conciliar el sueño.

El peregrino decidió quedarse y pasó la noche en la casa de la familia del niño.
Al amanecer, como es costumbre el peregrino se levantó pronto y el niño madrugó también para ofrecerle el desayuno. El peregrino a cambio le ofreció una manzana pero le advirtió que cuando la comiera tirara el corazón de la misma al lodazal. Dicho esto se marchó, después de agradecerle su generosa hospitalidad.

Horas más tarde el niño comió la manzana y aunque no entendía el motivo de tirar los restos al agua, así lo hizo, y entonces… ¡se obró un milagro! Las aguas se volvieron limpísimas y los bichos que emponzoñaban el lugar llenándolo de desapacibles sonidos desaparecieron. Sólo quedaron unas ranitas que con su croar nocturno deleitaban a los vecinos del lugar.

El niño aunque ya no podía alcanzar al peregrino para darle las gracias se dirigió a la iglesia para hacerlo, pues el romero no era otro que nuestro patrón Santiago y desde entonces la laguna ¿Sabéis cómo se llama? pues eso: Manzanas.

Burgo Ranero

Estoy seguro de que si pasáis por el Albergue, Alejandra e Inés sabrán contaros la leyenda mucho mejor que yo.

También os animarán a visitar la Iglesia bajo al advocación de San Pedro, donde podréis admirar un magnífico retablo del Siglo XVI  de estilo renacentista y una  cruz procesional de plata y una custodia del XIX  (Pensando en los más vagos hice un pequeño reportaje fotográfico).   Pero lo que no pude fotografiar fue una imagen de la Virgen de las Nieves o Virgen Manca que para gran disgusto de los  feligreses se llevó para el Museo de la Catedral de León.

Burgo Ranero

Si tenéis ocasión, dad un paseo por las calles del Burgo Ranero, acordaos de la leyenda y recordad un poco de historia.  Sabréis que en el año 1126 ya aparece este pueblo documentado bajo el nombre de Burgo de Sahagún, porque aquí vinieron a establecerse algunos comerciantes procedentes de esa localidad aprovechando el empuje del Camino.

 En 1962 fue declarado Conjunto Histórico. No es para menos.

 A propósito ¿Sabéis que en este municipio y el de Bercianos se rodó parte de la película “ The Way” Martín Sen que es hijo de un emigrante gallego, hizo el Camino con un amigo y su nieto en 2003 4 y quedó tan impresionado que al volver a EEUU le propuso a su hijo realizar una película sobre sus vivencias y así surgió “El camino” y así aparecen nuestros paisajes en todas las pantallas del mundo.

Nosotros  paseamos entre sus casas de adobe y barro, contemplando las calles y la extensión de su paisaje y después de despedirnos de Alejandra e Inés, seguimos nuestra particular ruta

Burgo Ranero


Texto y fotos de Rafael Cid.






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