jueves, 19 de septiembre de 2019

El Centro de Día del Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo, realiza la 10ª etapa del Camino Francés.


Día 6 de Septiembre. Portomarín-Casanova

Después de un necesario descanso estival, emprendemos el camino con las fuerzas renovadas y pletóricas de alegría. Apenas hemos podido dormir pues en esta ocasión hemos salido a las 4:30 de la mañana. El clima se presenta óptimo para caminar y el perfil de la etapa tampoco es excesivamente duro para retomar nuestro camino. 

En esta ocasión iniciamos nuestra etapa en Portomarín, localidad que nos recibe con nieblas; un cariñoso manto de nubes de algodón cubren el valle del río Miño, preservándolo para el descanso nocturno, consiguiendo suavizar  el gran desnivel y añadiéndole un peculiar misticismo.

Después de nuestro necesitado desayuno comenzamos el camino. La andadura de hoy cargada de lugares mágicos y experiencias (que cada uno percibe de manera diferente), cada peregrino puede plantearse su propio cuadro y recordar la sensación que más le guste. El camino también tiene el lado oculto, el íntimo, el camino de la transformación... (Nadie termina el camino como lo comienza). Estas palabras escuchadas en multitud de ocasiones a 90 km de Santiago empiezan a ser una realidad, que nadie duda,  la unión, el compañerismo, la complicidad y la camaradería se hacen patentes, todos nos conocemos más, nos comprendemos mejor, somos participes de nuestras debilidades y temores, confidentes de nuestros compañeros...

Comenzamos el ascenso en un recorrido en el que podemos disfrutar de las bonitas vistas que nos ofrece el valle, atrás dejamos la silueta de la iglesia de San Nicolás del siglo XII y XIII,  de sus característicos pazos que consiguieron  sobrevivir al embalse, (origen del antiguo asentamiento).

Remontar el valle es una subida laboriosa, que nos conducirá a un paisaje más abierto, entre campos de cultivo y bosques de pinos, que a ambos lados del camino nos protegen del sol; transcurre nuestra etapa, jalonada de minúsculas aldeas que en alguna ocasión ni siquiera vamos a atravesar, continuamos hacia Souto, Toxibo, Gonzar...

En algún caso rebasamos algún tronco caído que atraviesa el Camino de lado a lado, los cultivos de maíz y los grandes rebaños de vacas, raza rubia pardina son el marco de la jornada, siendo el  sustento de las familias de la zona . 


El nombre de la siguiente localidad que recorreremos, tiene su origen en los numerosos castros, en los que habitaban sus antiguos moradores entre los siglos IV antes de Cristo y I de nuestra era, (con la llegada de la romanización). Castromaior una localidad cuidada, dónde se conserva en muy buen estado algún pazo y alguna pequeña palloza.

Hoy contamos nuevamente con la compañía de José Carlos y Benjamín, que han sido un gran apoyo para todo el grupo. Continuamos hacia Hospital da Cruz, como muchas otras localidades del camino contó en su origen con un hospital de peregrinos.  En Ventas de Narón visitamos la pequeña capilla de la Magdalena de finales del siglo XIII, de origen románico, austero y pequeñito. Una bonita concha con cruceiro en el centro es el sello que adorna ya nuestra credencial; esta antigua capilla debe su origen a una antigua capilla de templarios.


Iniciamos el ascenso hacia la sierra de Lingode, dónde nos espera la pequeña población de A Prebisa. Lugares cargados de historia y leyenda de cruentas batallas heroicamente ganadas a los sarracenos, desde sus cumbres podemos admirar el inmenso paisaje. Unos metros más abajo nos detendremos a admirar el precioso cruceiro de Lameiros de doble cara, por un lado está representado la virgen de los Dolores y en la otra cara, la imagen de Cristo, en la base los atributos de la pasión del Señor, y al lado opuesto la calavera, que hace referencia  al Calvario. Un gran frasco de cristal en su base es el lugar donde el peregrino puede depositar pequeñas notas  con sus peticiones.


En pocos metros nos adentramos en Lingode antiguo cementerio de peregrinos. Airexe, Portos,  serán las siguientes aldeas que transitaremos.  Lestado, cuenta con un curioso punto del camino, es la iglesia de Santiago rodeada de panteones y nichos, en las cuatro caras de su fachada. Consiguiendo que la pequeña ermita parezca sepultada.

Unos minutos más tarde sería el lugar escogido para reponer  las fuerzas de mediodía, (nuestros bocadillos se convierten en el manjar más estimado); a escasos metros de Os Valos, continuamos por A Brea, son aldeas rodeadas de preciosos bosques de eucaliptos y robles, que tímidamente dejan traspasar un racimo de luz a las alfombras de helechos, creando un ambiente de tornasolados y diferentes tonos de verdes que cautivan nuestra mirada. Su aroma se entremezcla con el de las poblaciones dedicadas casi enteramente a la ganadería; la zona es afamada por la calidad de sus quesos.

La accesibilidad de la ruta nos deja momentos distendidos, son instantes de idolatrar historias pasadas, fantasear y edulcorar vivencias de juventud... de reír y retomar fuerzas.

O Rosario será la siguiente aldea, nos detenemos a contemplar el Monte Sacro lugar elegido por miles de peregrinos durante siglos para rezar un rosario frente a sus laderas. As Revoltas, nos encamina hacia Palas de Rei, la población cuenta con numerosos castros celtas, vestigios de su antiquísimo origen.  donde tendremos la ocasión de visitar la iglesia de San Tirso románica en origen, del último tercio del siglo XII, desgraciadamente solo conserva la portada de su primitiva construcción; tres preciosos confesionarios tallados en madera decoran magistralmente la pequeña iglesia de nave rectangular. Se encuentra abierta desde semana Santa hasta octubre por misioneros Combonianos del Corazón de Jesús. Tengo la ocasión de hablar unos minutos con el joven Pedro venido desde Cuernavaca (México), me habla de su Fe y el entusiasmo con el que encara el camino.  

Decidimos continuar la marcha hacia Carballal, nuevamente el camino es un constante sube y baja, hasta pasar la pequeña aldea dónde terminaría nuestra marcha por hoy, rodeados de bosques de eucalipto.

Hemos sido rebasados y hemos rebasado a su vez a varios grupos de caminantes, si bien en junio grupos de distendidos  jóvenes han sido los compañeros de nuestra senda, en septiembre presagiando el inevitable cambio de ciclo meteorológico, el ansiado momento de abrazar al Santo se hace más evidente y apresura el paso de todos los peregrinos. 


Es el momento de retomar el regreso, momento de reflexionar durante unos segundos, intento limpiarme a mí misma, analizar mis debilidades y encontrar la respuesta para afrontarlas.  

Llega el descanso en el autobús, anécdotas, bromas, canciones, risas y mucha paz interior. La distancia a casa empieza a ser considerable pero es tan agradable con tan buen ambiente que consigue que el regreso a nuestros hogares transcurra con gran rapidez.  Y seguimos soñando con nuevas salidas, nuevos proyectos de convivencia  y creyendo  que “La vida hoy es bella”. 

Mª Lourdes Arias

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