miércoles, 25 de febrero de 2015

Vírgenes y otros temas, en el Viejo Camino de Santiago con La Nueva Crónica de León

Esta semana los peregrinos de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León "Pulchra Leonina" seguimos nuestro peregrinar por el Valdetuéjar hacia el renombrado santuario de la Virgen de la Velilla, edificado bajo el patrocinio de los Marqueses de Prado. Allí nos espera la pequeña imagen orlada con gran corona de rayos, que concentra la devoción de los habitantes de estos valles.

Diego Prado, “el dichoso”, encontró la imagen de la Virgen entre unas piedras.
Cuenta la tradición que en el año 1470 un hidalgo de la familia de los marqueses, Diego Prado, recordado como “el dichoso”, encontró la imagen de la Virgen  entre unas piedras. Un resplandor llamó su atención y descubrió una bella imagen dorada, la llevó a su casa y le construyó un pequeño oratorio privado en el hórreo, sin informar a los vecinos de su hallazgo. Comenzaron a ocurrir desgracias a su familia, hacienda y ganado, ocasionándoles tanto sufrimiento que hizo exclamar a su mujer:
Acordaos mi marido,
Acordad, Diego de Prado,
De aquella santa imagen
que en el monte habéis hallado;
la tenemos en el hórreo
sin la decencia y cuidado
con que se debe tener
tan precioso relicario.

Esto le sirvió para recapacitar y decidió construir un templo en el punto del hallazgo. La ermita perduró hasta 1615 y en este tiempo ocurrieron muchos hechos dichosos y maravillosos, entre los peregrinos y devotos que acudían allí.

Imagen de la Virgen

En el siglo XVIII se construyó la magnífica iglesia actual, que se le ha  denominado “El Escorial de la Montaña” debido al lujo y esplendor con que se ha edificado.
Su explanada nos recibe con un crucero de piedra de Boñar y en la fachada, cercana a la cabecera del templo contemplamos la imagen del Apóstol Santiago. ¡Señal que vamos por buen Camino de Santiago! Otra prueba más de la importancia de este Viejo Camino de la Montaña, tanto en sus orígenes como en siglos posteriores.

Aprovechamos que Sabino, de la Asociación Virgen de Velilla, nos acompañó desde Renedo (ya sabéis por quién preguntar si queréis un buen guía) para visitarlo y admirar las magníficas imágenes y retablos.

¡Vamos de sorpresa en sorpresa!: Cuando pasamos tras el altar mayor, al Camarín de la Virgen, quedamos obnubilados, por la suntuosidad de la capilla privada de los Marqueses. En el  suelo marmolado destaca la piedra ribeteada de inscripción, donde apareció la imagen.

Preside el altar la Virgen de los Valles. Se trata de una copia, pues la original fue robada en 1973. ¿Qué terribles penas sufrirá el actual propietario, habida cuenta de los castigos infligidos a Diego Prado hasta colocarla donde nos encontramos? 

Cuando salimos llama nuestra atención la placa que indica, que allí reposan los restos de San Guillermo. En el libro que llevamos en la mochila, “Las Cabeceras del Cea”  de Matías Díez Alonso y Olegario Rdz Cascos, sus autores nos cuentan que en 1915 el administrador D. Gregorio Tejerina, practicando excavaciones en un muro del monasterio de S. Guillermo en Peñacorada, encontró un sepulcro bajo el altar.

Inmediatamente empezó a acudir gente de los alrededores convencidos de que se trataba de los restos de San Guillermo, que la devoción popular venera.

restos de San Guillermo

¿De qué San Guillermo hablamos? Los estudiosos e historiadores aún investigan sobre este santo. Si preguntamos en Cistierna nos contarán la historia de un monje del monasterio de Sahagún que en el siglo XI, escapando de las razzias de Almanzor, se refugia en la gruta de Cistierna, protegido por los nobles que habitan los castillos de Aquilare y Monteagudo, como antes hizo San Froilán al respaldo de los castillos de Arbolio y Aviados. Cuando lleguemos a Cistierna, os contaré como mi amigo el historiador Siro Sanz encontró las reliquias del Santo, tras larga investigación, pero eso es otra historia.

¿Cuántos enterramientos hay? Temiendo disgustaros, yo creo que hay dos santos diferentes, pues  la leyenda nos habla del peregrino D. Gaiferos, que no es otro que Guillermo X de Poitiers o de Aquitania, que muere al acabar su peregrinación penitencial en Santiago, realizada para ser perdonado por las desavenencias que tuvo tanto con el rey francés, como con el Papa. Inmensamente rico, consiguió a través de “sus últimas voluntades”, enviadas al rey de Francia, Luis VI el Gordo, que consintiera el matrimonio entre el hijo del rey y su hija y heredera Leonor de Aquitania.

¿Qué haría después, si no hubiera sido una muerte física, sino espiritual? Pues tras esta fecha hay datos de él en peregrinaciones y vida eremítica. Luego su rastro se pierde y la tradición le sitúa en Peña Corada. Arropado por su séquito y riquezas y aprovechando las ruinas romanas en la fragosidad de PeñaCorada, habría encontrado un escondite para ubicar el cenobio que lleva su nombre. Se acogería a la protección del rey Fernado II, que poseía estas tierras y era nieto de Raimundo de Borgoña y por ello, pariente de Guillermo de Aquitania. ¡Qué casualidad!
Se conservan documentos en que se dona el monte Valdrigo en Morgovejo para fundar un monasterio y “los monjes sint obedientes domno Villiermo de Peñacorada” (Arch Catedral 366)

Tortuga, marca de cantero

Saliendo ya del edificio llamó nuestra atención un jeroglífico grabado en el muro, una de las denominadas marcas de cantero, era una tortuga, símbolo querido por los peregrinos.
Para los alquimistas, la tortuga era un signo representativo de la materia informe, producto de la unión entre elementos esenciales, como el agua y la tierra. La tortuga es un animal que vive muchos años, su simbolismo se centra en la duración y la permanencia y, así, se la asocia con la estructura del cosmos. Su caparazón superior, por su curvatura representaba la bóveda celeste. Tendida sobre el caparazón ventral, plano, que representa la tierra, asignaba a la tortuga el papel de mediadora o imagen del universo en su totalidad. El iniciado que marcó este signo nos señala un lugar mágico. La tortuga es símbolo de madre sabia, ya que pone mucho esfuerzo en encontrar el lugar más adecuado y seguro para sus huevos, con una localización estratégica, de modo que sus crías logren llegar a salvo a su vida adulta. Aquí reside otro de sus símbolos, el de la buena suerte, larga vida y buena salud. Su andar metódico y el hecho de caminar con la casa a cuestas la convierte en un símbolo querido por los peregrinos, que caminan con su mochila, por las venas de la madre tierra.

Algunas tortugas aparecen en los dibujos con cabezas de serpiente y es que ¡ay! al vivir tantos años, ¿se cansarán de los “tortugos” y comenzarán a copular con dragones?

fuente del dragón

Fijaos si no, a escasos metros de la tortuga siguiendo nuestro camino, en la explanada nos encontramos la fuente, con la figura esculpida de un dragón alado. No iba desencaminado el cantero, que posiblemente lo copió de otra figura anterior, pensando que era un dato importante. Entre los animales fantásticos celestes, el dragón se utiliza para señalar las corrientes energéticas,  bien sean de agua, para anunciar el curso de este elemento o los de montaña, saliendo de una cueva, para simbolizar los canales por donde corretea la energía de las cordilleras.

Nos inclinamos a beber sin levantar la vista del bicho. Luego, muy despacito, comenzamos la subida a PeñaCorada en busca de los restos del abandonado monasterio de S. Guillermo.

Podéis ver este artículo publicado en el periódico La Nueva Crónica de León:

Viejo-Camino-3






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