El pasado sábado día 9 de julio y dentro de nuestras salidas culturales, un nutrido grupo de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, “Pulchra Lonina”, nos dirigimos en bus a Caboalles de Abajo invitados por la asociación INCULCA para ser testigos de una efeméride local en la Edad Media.
A las 9:30h y desde la Plaza de Guzmán nos pusimos en ruta con un día azul, perfecto para viajar y conocer las bondades de aquel valle, su gente, su larga historia, como las maravillas naturales y arquitectónicos que nos guardaba este bello rincón del noroeste de la provincia de León.
Nos esperaba, ya engalanado para la ocasión, un pueblo montañés ubicado a unos 1.055 m. de altura y con unos mil habitantes en la comarca de Laciana, muy cerca de Villablino, su capital. Decir también que, fue un próspero valle minero, por desgracia, venido a menos por el cierre de sus minas. Ahora, la estación de esquí de Leitariegos, en su límite con Asturias, es su activo económico más significativo. A la par, tiene una selecta ganadería vacuna, pero orgullo para todos sus lugareños, es ser Reserva de la Biosfera.
Después de este preámbulo, la mañana empezó con una acogida de bienvenida, aunque de inmediato empezamos un tour alrededor de las riquezas patrimoniales del pueblo. El guía, vestido de época medieval y con otros voluntarios, nos llevó y explicó con todo lujo de detalles todo aquello reseñable del pueblo, como el antiguo molino hidráulico y el lavadero público, el trazado del Camino Real y su puente del Carreirón, la ermita vieja de San Roque y del Cristo, la esbelta y apagada mina Maria, su fastuoso puente sobre el rio Tuerto y la antigua iglesia de Santa María del siglo XVI, pero según documentos de la Diócesis de Oviedo, dataría su planta del año 912.
Por la tarde y después de haber hecho merito para ello, fuimos al albergue del Cordal de Laciana, donde hicimos apremio de una merecida comida de confraternización. La jornada se lo merecía.
Hacia las 17:30h, cuando la canícula bajaba su intensidad, todo Caboalles de Abajo retrocedió en el tiempo, nada más y nada menos al siglo XIII (1270) para conmemorar un hecho histórico: “la libertad del valle de Laciana, donde un 24 de marzo cuando el rey Alfonso X “El Sabio” concedió la Carta Puebla a los «omes buenos» de la comarca”. Una hermosa escena teatral a lo largo de sus calles engalanadas para la ocasión que se nos quedó marcada en la retina por su esplendor y buen hacer de sus actores. Grandes y pequeños en cortejo y ataviados con trajes medievales y acompañados por música, bailes y cantigas medievales del grupo Xaleu, embelleció la comitiva festiva,
así como el arropo de una exhibición de los campaneros de Villota del Páramo (Palencia) que, junto a un taller de artesanos, espectáculo de cetrería, etc., hizo adornar esta parada para deleite de vecinos y visitantes.
Hacia las 19:00H, finalizada la actuación, nos dirigimos al alto de la capilla de San Roque donde la hermandad de la Grichándana Dorada, organizadora del evento, impuso las “grichándanas doradas” (medallas hechas en acero y cuyo emblema es una flor amarilla) a los lacianiegos más destacados del año en el ámbito cultural, deportivo, empresarial y sanitario. También, se impuso la medalla a la Fundación Álvarez Carballo, a la casa Argüelles y a la casa Boto, por su colaboración con el acto,
y a todos los niños que llevaron los banderines en representación de cada uno de los pueblos de Laciana. Como no podía ser de otra manera, igualmente se concedió a nuestra asociación, Amigos del Camino de Santiago de León, este insigne galardón por nuestra implicación en el Día del Valle de la Libertad, recogiendo el premio en nombre de nuestro presidente, Rosa Gómez.
Finalmente, a las 20:00 h. y con los deberes hechos y algo cansados por la larga jornada, nos dispusimos gustosos hacer nuestro viaje de vuelta a León.
Texto : Pedro Antonio García Cordero.
Fotografía : Rosa Gómez y Pedro García.
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