25 y 26 de Marzo de 2023. Ribadeo – Mondoñedo – O Vilar .
Etapa 21ª, sábado 25. Ribadeo – Gondan - San Xusto de Cabarcos.
Todavía no se había levantado el gallo, cuando salíamos de casa con los ojos a medio abrir con dirección a la ría de Eo, el límite natural entre el Principado de Asturias y Galicia. Como de costumbre, nuestros ángeles custodios de la carretera, Genaro y Marcos, nos esperaban puntuales en la Plaza Santo Domingo para dejarnos en el buen camino. Después de tres horas y media de cabezadas y una parada técnica en carretera, los peregrinos, (ochenta para más señas), llegamos al mismo destino que se había finalizado el pasado año. Sí, el ánimo no nos faltaba, despertábamos y retomábamos el Camino Norte que tan buen sabor de boca nos había dejado. Atrás, quedaban los seductores paisajes de la costa. Evidentemente, ya todo quedaba muy lejos: la foto en la basílica de Nuestra Señora de Begoña, los plácidos recorridos en el viejo y nuevo Bilbao, Santander y su magnífica playa del Sardinero, la señorial Santillana del Mar o la ilustre Comillas, Ribadesella con su sidra, las relucientes casas indianas y, un largo etcétera de fotogramas que vivirán por mucho tiempo en nuestras retinas. Ahora, dejamos la costa, nos adentramos a las tierras altas gallegas, a los castros celtas, al Lugo profundo, a montes ondulados de suaves praderas. Vamos, al mismo lugar donde se detiene el tiempo y se extienden estas vecindades tan peculiares; como la lluvia, que se dilata cansina a causa de los usuales frentes atlánticos, dando vida a diversidad de flores, pastos, bosques y ríos tranquilos.
Llegamos a la estación de autobuses a las 9:30 h. De inmediato, nos organizamos para marchar sobre la etapa, unos la completa, otros, el primer tramo o el segundo. La idea era hacer entre Ribadeo y Gondán, pero finalmente por logística iremos hasta San Xusto de Cabarcos, (+1’8 km de IVA) y poder alcanzar así, el bar La Curva, el alto y fonda para todos.
Atravesamos el centro urbano de Ribadeo, a esta hora casi dormido y con la idea de poder sellar en algún bar la credencial de peregrino. Caminamos a buen paso, siempre de espaldas al mar, hacia el suroeste, por la Vía Láctea Compostelana. Nos espera el Apóstol Santiago. Pronto, vamos ganando altitud bordeando el monte de Santa Cruz y teniendo a la izquierda la ría. Seguimos por sinuosos caminos asfaltados, con poca población y una vista rociada de ganado pactando y algunas selvas de eucaliptos
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