La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León "Pulchra Leonina" ha realizado la etapa del Camino de Santiago Francés que tenía programada para este día de S. Andrés, de O Cebreiro a Triacastela.
Comenzamos en esta ocasión, nuestra
andadura en O Cebreiro, lugar mítico del Camino de Santiago que aunque
ya nos hemos detenido en otras ocasiones…
...no
por eso vamos a dejar ahora de visitar su iglesia para recordar su
leyenda griálica, su monumento a Don Elías Valina guardar un momento de
silencio ante su sepulcro, contemplar las pallozas con su arquitectura
tradicional y a pesar de la climatología pudimos observar sus magnificas
vistas de las sierras do Courel y os Ancares, pues no en vano nos
encontramos a 1290 metros de altitud.
En
el siglo IX se fundó aquí un monasterio regido por frailes de San
Giraldo de Aurillac durante casi 400 años. El templo prerrománico
conserva la talla de Santa María la Real de O Cebreiro, patrona de la
comarca. Si la observáis con detenimiento comprobaréis que tiene la
cabeza inclinada. ¡Es por el milagro de la transustanciación! Cuando en
la Edad Media el pan y el vino se transformaron en carne y sangre.
En
la capilla de la derecha veréis el cáliz conocido desde entonces como
“el grial del Cebreiro” y las ampollas en las que aún se conservan, que
fueron donadas por los reyes católicos. Esto también tiene su leyenda
pues la reina Isabel consciente de la magia, trató de llevarse consigo
el fruto del milagro, pero los caballos que transportaban las reliquias
se negaron a seguir cuando llegaron a Pereje, cerca de Villafranca e
Isabel comprendió así que debía devolver lo sustraído. Milagros o física
cuántica, según el gusto de cada cual, no podéis perderos la
oportunidad de rememorar estas historias.
En San Estevo de Liñares
nos detenemos a contemplar su ermita que conserva una hechura parecida a
la de O Cebreiro, es del Siglo VIII y ya que la encontramos abierta
tuvimos ocasión de admirar y fotografiar su hermoso retablo barroco. Al
haber dos feligreses en la misa, no se produjo el milagro del Cebreiro.
En
el Codex Calixtino ya se cita este lugar como “ Linar de Rege” imagino
que esto es debido al cultivo tan importante en la Edad Media, al que se
dedicaban por aquí.
Salvamos luego varias subidas y bajadas para llegar al “Alto de San Roque”
donde no puede faltar la foto peregrina para inmortalizar el momento,
desde los 1270 metros de altitud con hondos valles cubiertos por la
niebla que aún no se ha despejado del todo, nos acercamos a “la estatua
del peregrino luchando contra el viento” .
Es
una Obra realizada en 1993 por el escultor José María Acuña y parece
que nos avisa de la dureza de los elementos y quiere servir de homenaje a
todos los caminantes que se acercan hasta ella.
http://caminodesantiago.lavozdegalicia.com/camino/frances/fr-etapa-25/
Por senda paralela a la carretera llegamos a Hospital de la Condesa, lugar que como su nombre indica acogió un hospital de peregrinos desde la antigüedad.
La Iglesia del pueblo es del Siglo XII de una construcción típica de las iglesias de la montaña lucense con techo de pizarra.
El hospital que da nombre al lugar fue fundado en el Siglo IX por Dª Egilo, esposa del conde Gatón.
Aquí
vamos a refrescar un poco la historia: Después de la batalla de
Covadonga en el 722, se organiza en el norte un pequeño reino asturiano,
pero debido a las continuas guerras el área comprendida entre el Duero y
la cordillera Cantábrica quedó despoblado. La repoblación comenzará 100
años más tarde con gente de estas montañas y clérigos mozárabes. La
invasión musulmana convirtió al Bierzo en tierra de nadie hasta que en
el 850, Ordoño I ordenó la repoblación de estas tierras al Conde Gatón
que en el 854 continúa su avance sobre Astorga y la Cepeda.
Según
las fuentes musulmanas Gatón era hijo de Ramiro I, por lo tanto hermano
de Ordoño. Esta opinión también la comparte Sánchez Albornoz, aunque
para otros Ordoño estaría casado con Nuña, hermana de Gatón siendo por
tanto cuñados.
Del
matrimonio del conde con Dª Egilo nacieron varios hijos, de los
cuales la más conocida por los historiadores fue Hermesinda una de cuyas
hijas a su vez se casaría con el Rey de León, Ordoño II
Según
Quintana Prieto Gatón y Egilo restauraron y dotaron el monasterio de
Triacastela. Sus nietos Ordoño II y Elvira al ampliar las dotaciones,
recordaron en el documento: “lo restauró nuestro abuelo Gatón”.
En
el 854 recibe la orden de continuar la repoblación por la Cepeda y
Astorga bajando hacia el Duero por lo que iremos conociendo pueblos como
San Pedro Bercianos, Bercianos del Páramo, Bercianos de Vidriales…
No
estamos seguros de si el Castillo de Sarracín en el Bierzo lo
reconstruyó él mismo conde o uno de sus hijos que llevaba por nombre
Sarracino.
Se cree que el conde Gatón falleció en el 860.
El siguiente pueblo que encontraremos es Padornelo.
La Iglesia del pueblo se encuentra bajo la advocación de San Xoan (San
Juan en Gallego) del Siglo XV. Aquí se instaló en su día la Orden de
San Juan de Jerusalén, que se dedicaba al cuidado y defensa de los
peregrinos. Esta Orden es conocida a lo largo de su historia con varias
denominaciones.
Los
Sanjuanistas , en un principio conocidos como los Hospitalarios,
vestidos con capa negra con cruz blanca de las ocho bienaventuranzas,
que a partir de 1259 la cambiarían por la de color rojo.
Ya
en el siglo XI antes de la primera cruzada los mercaderes que
comerciaban en Jerusalén, hicieron construir a sus expensas, un
hospital para atender a los peregrinos. Estaba administrado por
religiosos benedictinos y dirigido por un monje llamado Gerardo, con una
iglesia puesta bajo la advocación de San Juan Bautista.
Parece
ser que desarrollaron tan bien su labor que el Califa de Egipto donó a
Fray Gerardo un trozo de muro de la ciudad, con su puerta de entrada
correspondiente.
Pasado
el tiempo acogieron a los cruzados heridos y algunos de ellos se
integraron en su comunidad. El Papa Pascual II les otorga la bula
“Protectio Petri” concediéndoles varias posesiones en Asia y Europa,
siendo su primer gran maestre Raimundo de Puy.
Perdidos
los santos lugares, construyeron una gran flota para combatir por el
Mediterráneo. El gran maestre unía a su titulo el de “príncipe de Rodas”
y cuando fueron expulsados de su isla por los turcos, Carlos V les
cedió la de Malta, donde acuñaban moneda y constituyeron una especie de
Republica Aristocrática y los monasterios o casas que tenían por
Europa, podríamos considerarlas lo que hoy llamaríamos embajadas. Se les
denominó a partir de entonces la Orden de Malta.
Solo
en 1800 Napoleón, rumbo a Egipto, ocupó la isla, pero en 1802 en el
tratado de Amiens, Inglaterra, Francia, España y Holanda, se obligan a
restituir la posesión a la Orden. En la actualidad, la Orden mantiene
relaciones diplomáticas con 104 países.
Pero ¿Cómo se financia? ¿A qué dedica su actividad?
Nosotros,
caminantes sin hospitales Sanjuanistas que nos acojan en la actualidad,
peregrinos incautos que creíamos que con la subida a O Cebreiro había
pasado lo más duro, nos sorprendemos con un repecho corto, pero
pronunciado, que tendremos que salvar para coronar el Alto del Poio.
No
os asustéis, porque a partir de aquí comenzamos el descenso y antes
paramos a reponer fuerzas en el "Albergue del Puerto" con José Antonio
Iglesias, que tenía un bonito sello para los peregrinos.
Mientras
conversábamos con el dueño del local atrajo poderosamente nuestra
atención un cuadro con los "Diez mandamientos del peregrino" que podéis
ver aquí para general conocimiento.
Seguimos nuestra andadura hasta Fonfría que
como su nombre indica este pueblin nos obsequia con su fuente de aguas
cristalinas que brotan junto al camino y próxima a la iglesia dedicada
también a San Xoan.
En
su momento hubo aquí también un hospital para atender a los peregrinos,
aunque en la actualidad ya no existe, pero hay Albergue y una hermosa
palloza que tiene un restaurante. Nosotros acertamos a pasar por unas
portonas abiertas donde se preparaba la matanza y fotografiamos la
escena, tan típica de estas fechas.
Cruzamos Biduedo aldea
que debe su nombre a la gran cantidad de abedules (bido en gallego) que
crecían en su entrono. Nos han informado que en la capilla de San
Pedro se sellan las credenciales, pero sólo pudimos verla desde el
exterior, sin embargo se puede sellar en el bar.
Continuamos nuestro camino para adentrarnos en el monte Caldeirón, aprovechando para fotografiar las montañas circundantes mientras admiramos la belleza que se despliega ante nuestros ojos.
Nos encontramos ahora en una especie de balconada desde la que ya se divisa Triacastela con el monte Oribio al frente.
Aún cruzamos varios pueblos en primer lugar Fillobal, con
su hermoso hórreo y albergue y hospedería. También aquí había gente con
la matanza y charlamos para animarles a dejarse tomar una foto.
Después de atravesar un área de descanso llegamos a Pasantes donde nos asomamos a la ventanita de su capilla que nos dijo una vecina que era de propiedad privada.
En Ramil
nos detuvimos para abrazar su castaño centenario, que tiene una cartela
explicando su edad, aproximadamente de 800 años y su perímetro de unos
8,5 metros. Un árbol majestuoso al que le deseamos larga vida.
Finalmente alcanzaremos nuestro destino de hoy:
Triacastela.
Es
una
ciudad que estuvo rodeada por tres castros, castiellos o castillos cuya
imagen se conserva en el escudo y en la fachada de su iglesia
monumental. Debió de estar poblada desde antiguo y en sus alrededores se
encuentra la
Cueva Eirós,
donde se han encontrado restos humanos de gran importancia y
antigüedad, aunque ahora deben de haberse parado las investigaciones,
por la cercanía de una explotación a cielo abierto, su cantera.
Nosotros
nos adentramos entre el caserío imaginando cómo sería en la Edad Media y
adivinando entre las casonas semiderruidas aquellas que la hicieron
famosa, como el hospital de peregrinos que hoy se conoce como "casa
Pedreira".
Según se dice en el Codex Calixtino, hasta Triacastela se
acercaban los mesoneros de Santiago para engatusar a los peregrinos,
informándoles del buen trato que habían recibido durante el hospedaje en
Santiago y recomendado tal o cual posada donde luego le “clavarían”
precios abusivos a los incautos que se lo habían creído.
Nos
acercamos al "Mesón la Ponte" situado cerca del puente medieval, que
fue mesón y herrería en aquellos tiempos medievales y nos dijeron que en
su interior todavía se conservan muebles y objetos de barro hechos por
artesanos de la comarca.
Todavía
quedan restos de otro mesón. A buen seguro los que tuvieran
posibilidades económicas descansarían en el "Mesón del peregrino"
conocido como "Casa de Aira": Luce un hermoso portón adornado con una
talla en forma de letra capital "C" que orla una flor y sobre su arco de
medio punto sobresale un penacho de enredaderas.
Había
también en esta localidad una cárcel para peregrinos o para los que
haciéndose pasar por tales, eludían el pago de impuestos o se dedicaban a
la mendicidad o al robo. Parece ser que hasta hace poco tiempo se
podían leer los grafitis escritos en las paredes de las celdas por los
pobres desgraciados.
De haber estado abierto hubiéramos visitado el templo parroquial, con su ábside románico.
Se
cree que el conde Gatón nació en este lugar y fundó en el siglo IX el
monasterio que luego dotarían sus nietos Elvira y Ordoño II. Su nombre
procede de “tres castros” o “tres castillos” aunque un lugareño socarrón
me dijo una vez que lo que su nombre quería decir era ¡tira pa´
Castilla!
Hoy
en día tenemos cantidad de servicios hosteleros para acoger al
peregrino y podemos contemplar el monumento al peregrino, hecho con
piedra caliza abundante en las canteras de los alrededores.
Si
hay lugares que el Codex Calixtino ni siquiera los menciona, no es el
caso de Triacastela que la cita, además de ponernos en guardia contra
los hospederos tramposos, nos cuenta la costumbre peregrina de coger
una piedra caliza en sus zurrones y transportarla para colaborar con
ella en las obras de la Catedral de Santiago.
Por
aquí han pasado, como nosotros, miles de peregrinos para abrazar al
Señor Santiago en Compostela. También pasaron la Reina leonesa Urraca y
Diego Gelmírez, tratando de evitar la guerra con los nobles gallegos y
con Alfonso el Batallador. Alfonso IX soñó con hacer de este lugar una
gran ciudad que llamaría Triacastela Nova.
Y,
en fin, nosotros después de callejear por todos los rincones de la
población degustamos una exquisita comida de la cocina gallega y
compartimos nuestro tiempo con nuevos amigos. Vednos aquí con Sandra y
Saray comprando los pins y tapeando en su bar.
Texto y fotos de Rafael Cid y Rosa Fadón