29ª Historias y Leyendas El Viejo Camino de Santiago en la provincia de
León.
Rosa Fadón y
Rafael Cid
De
Losada a la Virgen de la Peña la subida no es pequeña.
Quedamos
sobrecogidos ante el paisaje que se divisa desde este llamado “balcón del
Bierzo”.
Entramos en Rodanillo
por una plaza que tiene como monumento un carro de labranza, pues en este
industrioso pueblo se fabricaron durante muchos años para venderlos por todo el
Bierzo. Hasta cuatro talleres trabajaban simultáneamente.
Aunque nos ha acompañado en varios recorridos, dejamos para
cuando llegásemos a su pueblo el presentaros a David González, natural de este
hermoso lugar, aunque residente por razones de trabajo en Madrid. Conocimos a
David la primera vez que viajamos aquí para estudiar esta etapa del Viejo
Camino de Santiago y dispuesto a
ayudarnos, nos acompañó, nos dio información e incluso diseñó y distribuyó un
póster avisando del día en que la Asociación realizaría la etapa ¡Gracias
amigo! Juntos buscamos los vestigios de la antigua vía romana por la que
discurre el Viejo Camino de Santiago, de la que guardaba memoria, pues en su
infancia aún los peregrinos pedían refugiarse en el portalón de su casa.
Juntos visitamos la iglesia de la Rodanillo, para sorprendernos
de la riqueza que tuvo, su magnífico
retablo, las imágenes y la cruz procesional considerada una de las
mejores de la comarca, los cuadros del pintor cordobés M. Romero que fueron
donados en el año 1999. Nos relató las vicisitudes que pasó la iglesia durante
la francesada, en la que fueron asesinados los vecinos del pueblo que se antepusieron
al saqueo perpetrado por los soldados de Napoleón. Durante la Guerra Civil del 36, intentaron
dinamitarla y tratando de evitar las muertes anteriores, fueron las mujeres las
que acudieron y consiguieron disuadir a los bárbaros y salvarla. Una imagen de la Virgen de Fátima muestra el
orificio de entrada de una bala, que extrañamente quedó enquistada en su
interior sin que se encuentre orificio de salida ¿un milagro?
Nos detuvimos en los hermosos rincones de las calles con
típicos corredores de madera adornados de flores. Preside un rincón la estatua
de San Benito, recordando la ermita que debió de existir en tiempos, quizá de un monasterio del que aún no hay pruebas, a pesar de las pesquisas de D. Benito González autor del libro “Rodanillo,
un pueblo del Bierzo Alto” con el que nuestro amigo David colaboró.
¿Habéis observado que por aquí mucha gente se apellida González? Y fotografiamos dos escudos nobiliarios que lucen ese apellido.
Antes de salir del pueblo visitamos el taller de madera, que trabaja con gran cariño y arte Olegario, que también nos acompañó en la etapa desde Igüeña.
¿Habéis observado que por aquí mucha gente se apellida González? Y fotografiamos dos escudos nobiliarios que lucen ese apellido.
Antes de salir del pueblo visitamos el taller de madera, que trabaja con gran cariño y arte Olegario, que también nos acompañó en la etapa desde Igüeña.
Al averiguar el origen del nombre Rodanillo nos encontramos con
una leyenda local, que también recoge en su libro D. Benito: dice que cuando quisieron establecer aquí un poblado,
tratando de elegir la ubicación, el jefe del grupo sacó el anillo de su dedo y
lo puso a rodar diciendo:”¡Rueda anillo, roda anillo, Rodanillo…!”
El jefe del
grupo sacando el anillo de su dedo, lo puso a rodar diciendo:”¡Rueda anillo,
roda anillo, Rodanillo…!”
Cruzamos la carretera y seguimos por polvorienta senda de
color como de cobre, quizá este tono le ha dado nombre a la siguiente
localidad, Cobrana. En su proximidad se encuentra uno de los alcornocales más
famosos de Europa. Al entrar atrae nuestra atención una ruina venerable con la
balconada de un antiguo palacio que desafiando las leyes de la gravedad aún se
conserva en pie.
Era residencia de D. Francisco Nicolás Flórez Osorio 3º
vizconde de Quintanilla y Señor de Losada en el siglo XVIII.
Esta familia tiene una historia de amor y muerte que nos
viene ahora a la memoria. Fue un lance protagonizado en León, por el 2º vizconde,
D. Francisco Luis Flórez Osorio y Guzmán, que se enfrentó en duelo con Manuel
Rubín de Celis, Señor del Valle del Duerna, por el amor de una mujer,
María Ana Ruiz de Tenderos de Vivar y Ramírez
que todos estos apellidos tenía la dama. En la pelea, el Vizconde da muerte a Rubín
lo que obliga a escapar al homicida a
refugiarse en sagrado, a la
Basílica de San Isidoro, cuyo cabildo se opuso a garrotazos a
que los justicias y los ciudadanos enfurecidos profanaran el recinto. El
populacho entró en desafuero, debido al número y contundencia empleada, pero el
cabildo había escondido al vizconde y los justicias no encontraron al matador
que finalmente consiguió burlarlos.
Y, a todo esto ¿Qué fue de la bella dama? ¿Al perecer uno de
los pretendientes accedería a las pretensiones amorosas del vizconde casándose
con él? Pues no, esta mujer, que a buen seguro sería muy guapa para encender
tales pasiones, entró de religiosa en el monasterio benedictino de las Madres
Carbajalas junto a la leonesa Plaza del Grano, que como sabéis cuenta con un afamado
albergue de peregrinos.
¿Qué fue de
la bella? Pues, entró de religiosa en el monasterio benedictino de las Madres
Carbajalas de León
Desde Cobrana comenzamos el ascenso al santuario de la Virgen de la Peña, patrona del Bierzo Alto
por el mismo camino que ascendían los devotos de Cobrana, que cada año acudían
en romería, como todos los pueblos de la comarca, a pedir la intercesión de la Virgen y los peregrinos que
pasaban Camino de Compostela sabedores de que al igual que sucede en
Villafranca, si por grave enfermedad tenían que abandonar aquí su peregrinación,
recibían las mismas indulgencias que si hubiesen llegado a Santiago.
Nos queda un buen trecho de subida y el sol aprieta. Por
entre los pinos contemplamos la silueta del imponente recinto monacal hoy
transformado en hotel, aunque está cerrado al público. ¡Ay, se me antoja que
estoy llegando a la abadía de Montecasino en Italia, transformada aquí por obra
de los genios del bosque en el monte Turcia! (Itur=fuente, agua, que diría
nuestro admirado P. Eutimio Martino) Como
corroborando su significado, con lo primero que nos encontramos al llegar a la
cumbre es con una gran cisterna ¿de origen romano? que se conserva junto al
monasterio.
Quedamos sobrecogidos ante lo impresionante del paisaje que
se divisa desde este llamado “balcón del Bierzo”. Quizá fuera santuario
prehistórico de culto a la Magna Mater
que se cristianizó luego.
Encontrarnos aquí la recurrente leyenda de la imagen que quiere
una ubicación concreta. En este caso la imagen fue encontrada por unos pastores
que la entregaron al sacerdote de Congosto y la depositó en la iglesia de la
localidad. A la mañana siguiente la imagen había desaparecido sin que nadie
pudiera explicar lo que había pasado, hasta que los pastorcillos volvieron a
encontrarla en el mismo lugar del día anterior, por lo que le construyeron una
ermita en ese lugar. Nos hemos encontrado con parecidas leyendas a lo largo del
Camino, como la de la Virgen
de Soelcastillo, junto a Nocedo de Curueño; la de Pandorado, que por la noche desaparecía
de la Omañuela
o la de Canales, que no dejaba que la transportaran a Soto y Amío.
Augusto Quintana en sus “Temas Bercianos” nos informa del
documento más antiguo que conocemos de este enclave, es de una escritura de
1281. Junto a la ermita se construyó un hospicio para expósitos, un albergue de
peregrinos y hasta un convento de Freires del Sancti Spiritus, algo que recuerda
la cruz de la orden, que preside la fachada sur del recinto. En 1596, su
capellán Fray Gabriel de Aller pidió autorización a Roma para la construcción
del monasterio, terminado en 1601. El complejo fue asaltado por las tropas napoleónicas
en 1808, expoliado tras la desamortización de Mendizábal en 1835 y el 25 de
julio de 1936 incendiado. Pero alcanza un final feliz, tal como a los
peregrinos nos gusta, pues después de la guerra civil comenzaron las gestiones
para reconstruir el santuario con aportaciones particulares y sobre todo con la
ayuda de la familia Honingman-Ballet,
cuyas estatuas para el recuerdo tenemos ocasión de admirar a la llegada a
Congosto. El santuario quedó inaugurado de nuevo en 1957 y en las proximidades
podemos ver la cisterna y unos muros del claustro del convento.
Después de contemplar las impresionantes vistas desde su
mirador emprendemos el descenso, como hicieron los peregrinos de todos los
tiempos en dirección a Congosto, para ver
el lugar donde se encontraba el puente que cruzaba el río antes de que el
embalse de Bárcena nos cortara el paso en la actualidad. Cuando baja el nivel
del agua aún se pueden ver sus robustas pilastras y nosotros seguimos con la
mirada el Viejo Camino de Santiago que seguiremos contándoos en la próxima
etapa.
Foto 1: Rafael Cid: Plaza de Rodanillo
Foto 2 : Rafael Cid: Cobrana,
palacio de los Quintanilla
Foto 3: Rafael Cid: Virgen
de la Peña