Y empezamos comenzando un nuevo camino, el Camino de Invierno, que desde Ponferrada sigue el curso del Sil para evitar, en los meses de invierno, el paso de O'Cebrerio. Esta ruta además ha tenido recientemente el reconocimiento oficial por parte de Catedral de Santiago, concediendo la Compostela a los peregrinos que lleguen por la misma a Santiago. +info
El inicio de actividades, a pesar del frío, ha recibido una buena acogida: 110 inscritos y lista de espera, por lo que en la mañana del domingo 25 de enero partimos 2 autobuses completos desde León.
Y tirón e interés si que despierta este Camino. Los compañeros de Madrid pasaron justo el día antes por el mismo, y estaban en esta jornada completando una segunda etapa, que nosotros haremos próximamente.
Viaje sin incidentes, y llegada a Ponferrada, dónde en el Albergue pudimos sellar la credencial que muchos iniciamos con la intención de completarla con este camino.
El Camino de Invierno sale desde Ponferrada sin haber llegado a entrar en la zona antigua de la ciudad. Cuando se llega al crucero tras el albergue, en vez de seguir de frente hacia el Castillo, se desvía uno a la izquierda, bajando para cruzar el río Boeza.
Crucero en Ponferrada. El Camino de Invierno empieza aquí, a la izquierda. |
Tras cruzar el Boeza, empiezan las marcas de esta ruta. Los primeros ibamos acompañados por Roger, el amigo y presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en El Bierzo (o abreviando, el presidente del Bierzo).
Se continúa a la izquierda del río Boeza y del Sil, que se unen a los pocos metros, bordeando el monte Pajariel. A la derecha, entre la niebla cerrada de este día, queda Ponferrada y su castillo templario.
Rapidamente la carretera pasa a camino, que bordeando el Pajariel poco sube y baja, si bien estaba bastante helado, y es que la niebla no dejaba pasar nada de sol, y alguna zona con barro. Son zonas con arboledas frutales, con almendros, nogales... y algunas viñas. Una pena no pudiera verse más el paisaje, aunque el camino tenía sus tramos vistosos:
Así, alegremente, se llega a Toral de Merayo, pasando primero el rio Oza sobre un pequeño puente, luego junto a la ermita del Santo Cristo del Nogaledo, y se llega a la Iglesia de San Salvador.
El camino sigue a Villalibre de la Jurisdicción, pasando por zonas de viñas, unas con mediapoda, otras sin podar.
En Villalibre nos saludamos con el sr. cura, que salía de la iglesia tras dejar bien cerrada la puerta... como no puede ser de otra forma con semejante llave. Según comentamos, es prestada por San Pedro, pero no hay prisa por devolverla.
El día continuaba con niebla cerrada, y se perdía la esperanza de que abriera y pudiera verse el paisaje algo más que pocos metros a nuestro lado. Prados, frutales y viñas hasta Priaranza, y más de lo mismo después, con zonas con bastante barro.
Ni siquiera al salir de Priaranza y empezar a subir hacia Santalla llegamos a librar la niebla, como bien muestra la siguiente imagen:
Vista desde el Balcón de El Bierzo en Santalla. |
Justo aquí, el camino "tuerce" la cara: giro a la izquierda, rampa de subida para cruzar la carretera junto a la antigua calera, y más camino cuesta arriba hasta Villavieja. Cambia el paisaje rápido y aparecen las encinas.
Pero sobretodo, aparecen el sol... y a poco que se quita la niebla, el castillo de Cornatel agarrado a las rocas.
No se va directamente, imposible subir esa ladera, sino que se sigue el valle hasta Villavieja, pueblo pequeño pero que recupera casas, el horno..., así como la iglesia dedicada a Santiago
Desde aquí, el camino gira y cambia de lado en el valle, dirigiéndose al Castillo de Cornatel.
Desde Cornatel, ahora si, se ve El Bierzo... lo que hay allí, bajo la niebla. Al fondo, las montañas que limitan la comarca, en este caso, los Ancares.
Desde el castillo se baja por carretera con poco tráfico hasta Borrenes. Si, Borrenes, con su conejo en la plaza... Fin de etapa, lugar de bocadillo, o plato en el bar (estupendos callos con garbanzos, comentaron), cafés y gotas... lo habitual mientras se espera a los más rezagados.
De Borrenes, ya tomamos los autobuses para volver al castillo de Cornatel, para la visita que generosamente nos concedió el alcalde de Priaranza.
Además, contamos con las explicaciones de los voluntarios "Caballeros de Ulver", que nos contó el uso y evolución de distintas armas, incluida una práctica final. ¡Estupendo trabajo de recuperación y divulgación el de esta Asociación!
Se aprovecha la tarde, recuperando las horas de sol robadas por la niebla, por el patio del castillo y los lugares que van rehabilitando del mismo, y disfrutando de sus vistas.
Y antes de salir, despedida del Santiaguito que también en este castillo encuentra acomodo.
Buen viaje de regreso, tranquilo, que nos deja a todos muy contentos en León, prestos a descansar para recuperar en breve los pasos en este camino.
¡Buen Camino!