Después de transcurrir la Semana Santa ha llegado el día 14 de Abril. Los días antes de la salida no hemos cesado de mirar el pronóstico del tiempo: lluvia y nieve… El grupo siempre se reúne tres días antes de la salida para ultimar los detalles de cada etapa que vamos a realizar. En esta ocasión debíamos tomar la decisión de seguir adelante o posponer la salida antes las previsiones metereológicas. Sin dudarlo el grupo lo decidió sin titubeos: ¡Salimos! Eso si, con chubasquero.
Afrontamos nuestra quinta etapa: Ponferrada- Villafranca del Bierzo, en kilómetros ha sido la más corta y de escasa dificultad, la única adversidad la posibilidad de lluvia o incluso nieve. Así salimos como cada sábado a primera hora de la mañana conscientes de que podían surgir cambios y modificaciones en el itinerario previsto.
Mientras avanzábamos por la carretera descubrimos que el número de peregrinos había aumentado considerablemente desde la última vez, e ilusionados nos pusimos a contarlos llegamos a unos veinticinco hasta que los perdimos de vista, entramos en el puerto Manzanal y tomo protagonismo el agua nieve…
Al llegar a Ponferrada la amenaza de lluvia nos hizo situarnos directamente en Fuentes Nuevas con la idea de avanzar lo más rápido posible ante el temor de que el día se cerrara en agua y no pudiéramos caminar nada. Con esta difícil decisión nos pusimos todos nuestros atuendos y comenzamos a caminar, en apenas dos minutos comenzó a llover, pero continuamos con agua y todo.
Es sorprendente el valor de todos y todas que no dudaron ni un segundo. El camino como siempre nos siguió ofreciendo sorpresas, no sólo por el entorno que estaba comenzando a variar considerablemente sino también por las condiciones del agua, esto nos hizo ir variando los ritmos y realizar un camino más intimo pues la lluvia nos hacia caminar de manera más solitaria pendientes de no mojarnos, tropezar, resbalar … experimentando nuevas sensaciones. Mientras la naturaleza que nos rodeaba mostraba un total agradecimiento al agua tan esperada. Prueba de ello el feliz caracol que se nos cruzó en el camino al cual respetamos su marcha, pero no seguimos su ritmo.
Sin apenas darnos cuenta llegamos a Camponaraya en dirección a Cacabelos, seguimos sin pausa adentrándonos paulatinamente en unos campos llenos de cepas de los viñedos mostrándonos señorialmente sus feudos en tributo a sus señores dominantes de la comarca “Los vinos”.
La lluvia ceso y eso nos permitió ir reagrupándonos y retomar nuestras conversaciones para compartir sentimientos y sensaciones. El paisaje nuevamente nos dejo huella y nos acercaba a la cultura de nuestra tierra del Bierzo. Nos cruzamos con otros peregrinos de Corea, Italia, Alemania…. Y nos sentíamos orgullosos de disfrutar de esta experiencia tan universal, donde todo el mundo te mira con una sonrisa y te desea “buen camino”. Nos gusta formar parte de esta aventura.
Llegamos a Cacabelos localidad donde la presencia y señales del camino nos acompañan en todo momento, así como la mirada de sus gentes, tomamos un café caliente. Decidimos seguir hasta Villafranca del Bierzo pues las fuerzas nos lo permitían al igual que un tímido sol nos lo facilitó. Cruzamos el puente de Cacabelos dejando el río Cúa a nuestra derecha en dirección a Pieros. El entorno era espectacular, arropados y abrazados por campos y campos de viñedos ¡Qué belleza!
Llegamos a Pieros, animados como nunca íbamos como alma en pena en busca de cualquier muestra urbana que nos indicara la tan esperada llegada a Villafranca del Bierzo. Fue entonces unos kilómetros antes cuando la lluvia decidió acompañarnos en el ultimo trayecto y todo hay que decirlo la aceptamos como acompañante y seguimos hasta vislumbrar la Iglesia de Santiago donde nos reagrupamos para coger nuestra comida y ropa seca, dirigirnos a el albergue y comer nuestras viandas.
Comenzó el ritual de la comida en el cual ya sabéis que todo el mundo comparte todo, desfila el chorizo, jamón, queso… y siempre nos quedamos sorprendidos con el menú de Carmina... sopas en cazuela de barro ideales para un día como hoy, no podéis negarnos que el grupo tiene un humor considerable.
Finalmente nos despedimos dando las gracias al hospitalero del Albergue Municipal de Villafranca por su impecable y calurosa acogida. Subimos a nuestro autobús de regreso a casa, con una parada en Ponferrada para tomar café y hacer parte del camino que no pudimos hacer por la lluvia, para volver reconfortados mientras nuestras acompañantes más jóvenes caían en un profundo sueño fruto de un día realmente duro.
Una nueva etapa queda realizada y os puedo asegurar que hemos aprendido más cosas sobre lo que es “hacer el camino” con un grupo de personas que están luchando y desafiando sus limitaciones físicas que por la edad o por la salud les acompañan, donde cada día tenemos que hacer un profundo ejercicio de saber respetar los ritmos de cada uno y aceptar los puntos de vista y opiniones de cada cual. Treinta y dos miradas contemplan un paisaje pero es curioso cada uno prestamos atención a cosas distintas, unos el cielo, su color, intensidad, fuerza, otros la tierra, las piedras, otros los árboles, otros los sonidos de los animales, las cigüeñas, los caballos, perros, otros el olor que la lluvia deja en el ambiente… y todos rescatan de la naturaleza pinceladas distintas para seguir el mismo camino.
Eva G. S.
4 comentarios:
HOLA Campeones
que buenos recuerdos me trae a la memoria, por estas fechas hace un año llegamos a SANTIAGO mi
compañera y yo
Mucho animo lo haceis muy bien
Muy bueno sentirse arropados y Abrazados por tantos campos y viñedos. Y Excelente saber respetar los ritmos de cada un@ y aceptar los puntos de vista y opiniones de cada cual,*Como la vida misma....* y la foto final. "Caminos que dejan huellas". Un abrazo para tod@s ,ya me gustaria hacer el camino, otra vez será.
ja,,ja,,ja,, no sé si hacerme socia. lo que me estoy perdiendoooooooooooo. Un saludo para tod@s.
Agradecemos que compartáis vuestra experiencia, tan interesante.
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