Estas fotos son recuerdos de las zonas y etapas que realicé.
Partí el primer día de un Bilbao neblinoso y caluroso por las escaleras que te llevan al monte.
La primera parte de la etapa es bastante rural, caminos de piedra inclusive, o paseos peatonales para rodear Cruces. Después te queda atravesar Baracaldo y Sestao.
Son unos veinte kilómetros hasta que llegas a Portugalete, con su famoso puente colgante sobre la ría. Pero carece de albergue de peregrinos y el colegio que hace esas funciones todavía estaba con chavales en las clases. Así que sellar y continuar.
Por un camino asfaltado, llamado el bidegorri, tuve que hacer otros otros 15 kilómetros (el puente sobre la ría está cortado) hasta llegar al albergue de Pobeña, situado en la playa de La Arena.
Un palizón para ser el primer día que me pasaría factura en las siguientes etapas. El albergue lo lleva la Asociación Vizcaína de Amigos de los Caminos de Santiago y me tocó esa tarde compartir con una hospitalera encantadora bien conocedora de León.
Al día siguiente me tendría que conformar con andar tranquilamente hasta Castro Urdiales, por el camino mas directo y parando en todas las parroquias.
La primera parte, despedida del País Vasco, es expectacular por una senda costera con vistas al Golfo de Vizcaya.
Encontré compañía con una peregrina italiana que andaba cojita y marchamos hacia Mioño donde paramos en un bar alejado de la playa; el pueblo se encuentra al fondo.
El albergue se encuentra al final de la villa, es pequeñito y está detrás de la plaza de toros en un rincón muy tranquilo.
La etapa siguiente nos lleva hasta Laredo. La primera parte tiene zonas con vistas expectaculares, hasta pasado Islares y la playa de Las Arenillas.
Pasado El Pontarrón de Guriezo marchamos por la carretera nacional hacia Liendo.
Nos encontramos antes de llegar a esta villa con varios barrios con una pequeña ermita dedicada a San Roque y rodeada de un arboreto, un bosquecillo con árboles de los 5 continentes.
Pasadas las 3 de la tarde llegábamos a Laredo; nos alojamos en el albergue de las Trinitarias.
Muy curioso (¡cierran la verja del albergue a las 10 de la noche)
Nos quedamos en la puebla vieja llena de lugares encantadores a pasar la tarde y solazarnos un poco.
La etapa siguiente nos llevó hasta Laredo.
Lo primero es pasar en barca hasta Santoña. ¡Ojo! no empiezan a cruzar la ría hasta las 9 de la mañana; así que te gusta madrugar te toca esperar sentado en la playa.
Sales de Santoña, al fondo a la derecha en la foto, y atraviesas sus encantadoras marismas, pasas por delante del penal del Dueso y atraviesas por la carretera la playa de Berria.
Al final de la playa se encuentra El Brusco, un montecito para pasar hacia Noja que tiene unas vistas muy bonitas.
Ya vemos Noja al fondo pero hay que bajar hasta la playa por un senderín peliagudo.
De el monte El Brusco bajamos para atravesar la playa de Tregandín; casi cuatro kilómetros caminando por la arena que resultó una auténtica gozada. Pero aún nos quedaban otros 15 kilómetros para llegar al albergue de Güemes.
Un albergue con instalaciones fantásticas y que funciona a la antigua usanza, cena y desayuno comunal que te sirven los hospitaleros, televisión en la biblioteca para ver el partido de fútbol, un ambiente fenomenal de auténtica acogida al peregrino, ¡ah! y al marchar dejas la voluntad en el cepillo por que nadie te pide nada.
La mañana siguiente desayuné con el padre Ernesto, el cura de Güemes, que es el que ha levantado este emporio. Todo un personaje que tiene guardada en un cajón de su oficina la medalla de oro al trabajo; marchamos para Santander.
Un recorrido precioso para despedir el Camino del Norte por esta vez me llevaría hasta la playa de Galizano que recorrí sin bajar a la arena y después continué hasta llegar a la playa de Loredo.
La atraviesas hasta llegar al edificio de tejas rojas que se ve a la derecha y después marchas por calles hacia Somo para tomar la barca y cruzar a Santander.
Con la barca pasamos a Santander y nos fuimos a sellar la credencial en la Catedral.
Tuvimos suerte por que el cura estaba muy ocupado con bodas y bodorrios.
Aquí se terminó mi camino y me quedé de turista por la zona.
Como aún me quedaba un día de vacaciones marché aquella misma tarde hasta Potes y tuve tiempo de subir a Santo Toribio de Liébana.
Y al día siguiente pasé la mañana en San Vicente de la Barquera a la espera de un ALSA que me llevara de vuelta a casa.
Es uno de los lugares especiales por donde pasa el Camino de Santiago por la costa y que espero visitar algún dia de peregrino.
Espero que os gusten las fotos y os animen a tomar la mochila y salir un día a recorrer el Camino del Norte.
Si quereis ver mas fotos y comentarios de estas etapas podeis visitar mi blog. http://caminodelasluciernagas.blogspot.com.es/
1 comentario:
el norte argentino es una belleza realmente.. yo fui hace unos años el mi auto 0km y con mi familia y la pasamos increíble.. la próxima decidimos hacer cosas a pie para disfrutar un poco más
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