miércoles, 15 de julio de 2015

23ª Historias...Vegapujín, Fasgar

23ª Historias y Leyendas El Viejo Camino de Santiago en la provincia de León.

Rosa Fadón y Rafael Cid

Vegapujín y Fasgar, el final del Vallegordo.

Leyendas o cuentos con el tema del oro y naturaleza exhuberante es la tónica de nuestro caminar.




Para ver más cómodamente el artículo del periódico picar aquí. 

Llegamos a Vegapujín, que se encuentra en un meandro formado por el río Vallegordo y delimitado por dos puentes. Nos detenemos en la plaza del Amecedero donde se juntaban las veceras de ganado antes de llevarlas al monte. Entre las casas se encuentra la ermita de la Virgen del Rosario. Fuimos a ver el puente viejo, que de forma lastimera ha quedado pegado al nuevo, como en desuso. Emplazado en un alto se muestra el barrio “la Viliella” seguramente el antiguo castro. Allí se eleva el pino que ha sido catalogado como árbol singular, una clase de alerce. Destaca la iglesia parroquial entre las viviendas, la escuela, la lechería, la fragua, el molino o el cementerio. En la iglesia se custodia la Virgen de la Piedad muy antigua,  una talla renacentista de Santa Águeda y una hermosa pila bautismal.
En la fachada de una casa luce una placa donde nació el General Segundo García. Fue Cruz Laureada de San Fernando por méritos propios, conseguida en Filipinas. Participó en las contiendas políticas de su época, que le valieron una condena de 8 años de cárcel, pero sus vecinos del pueblo imploraron clemencia al rey Alfonso XIII siendo amnistiado en 1930. Con el advenimiento de la república fue promovido a General de Brigada.  En estos pueblos es encomiable el recuerdo que tienen a sus hijos, realmente hombres insignes.
Hay un cartel que informa de “La Senda”, el antiguo camino de Vegapujín a Fasgar, usado antes de la carretera actual, que debe conservar algún tramo de Calzada romana. En el paisaje se muestran orgullosas la Peñina y la Peñona, dos imponentes peñascos de corte vertical. En el monte se podría visitar el “Viciu Castro” o aldea fortificada donde vivían los constructores de los canales romanos. Me contó un pastor (retirado) que en “Teso de las Pozas” como también se le conoce, está enterrado un palacio con muebles de oro. Así que unos cuantos amigos se dedicaron a excavar, en aquel tiempo en que la arqueología iba por libre. Encontraron las puertas, pero no pudieron moverlas porque eran tan pesadas... Después el agua las enterró de nuevo, así que cuando tengáis un poco de tiempo libre ya podéis reanudar la búsqueda. ¡De nuevo historias de tesoros de oro enterrados! Esta se parece a la que se cuenta del canal del Cillerón que nacía en Santiago de Las Villas, en lo alto del arroyo Torre y que atravesaba la peña por una cueva, pues allí se dice que hay enterrada una bolera toda de oro. Las gallinas de oro, la bolera de oro, el palacio de oro, son leyendas que responden al mismo simbolismo y que se repiten en lugares donde se extrajo el mineral.


En la fuente la pastorcilla encontró el hilo de oro que devanó en una piedra... “devanar devanaste, pero no acabaste”


Y hablando del oro llegamos a la fuente de la Ferrera, cuyas frías aguas tienen fama de ser muy saludables y abrir el apetito. Puede que en esa fuente se detuviera la pastorcita de la leyenda que nos cuenta el P. César Morán, en su libro “Por tierras de León”, como una de las muchas historias que se relatan en las veladas de invierno, en los tradicionales filandones:
Era una linda y humilde pastora, jovencita, de unos quince abriles. Tiene la cara morena, tostada por el sol, azotada por los fríos. Anuda su pañuelo a la cabeza y otro que cruza en el pecho lo ata a la cintura. Calza las madreñas de madera tallada y bien herradas, sobre unos escarpines con botonera brillante. Porta una cestilla y un báculo nudoso que la declara reina de las soledades...   Dirige el ganado a la fuente y mientras sestea, antes de comer se lava las manos, arremangada hasta los codos. Entonces aparece entre sus manos un hilo fino y brillante. Tira del extremo y ve que sale del manantial, así que sobre una piedrecilla comenzó ella a devanar y el hilo a salir y devana que te devana, llegó a formar un ovillo grande que apenas podía sostener. Como el perro ladraba pidiendo comida y también ella tenía hambre, sacó la tijera de su cestilla y zás, cortó el hilo que rápidamente desapareció manantial abajo, dejando unos gorgoritos que susurraban:


Devanar devanaste
Pero no acabaste
Si una vuelta más hubieras dado
Una devanadera de oro hubieras sacado


Lo mismo ella, que el perro, el ganado, hasta los robles seculares oyeron la misteriosa voz que formaban las burbujas del manantial que brotaba de las rendijas de la peña. Al llegar a casa contó como había obtenido en la fuente un ovillo de oro y como no la creían gritó: ¡Vais a ver el ovillo! Pero cuando lo buscó en su cesta de costura sólo encontró una piedra. El abuelo dijo entonces que se contaba, que hubo en tiempos antiguos, moras encantadas y niños y damas de alcurnia convertidos por maleficios en fuentes, rocas, lagartos... podía ser que si hubiera acabado la tarea habrían conseguido la felicidad del encantado y la suya propia, pues suelen conceder tesoros, al ser gente principal.
Por nuestra parte, seguimos devanando nuestro camino, aunque ahora ponemos especial atención en los hipnóticos brillos, que el sol produce en el agua del riachuelo que discurre cantarín a nuestro lado, no vaya a ser que sus deslumbrantes balanceos escondan alguna madeja encantada.


Fasgar luce hermosas casas de piedra y tejados de pizarra. Tiene varios puentes de los numerosos arroyos que lo cruzan y fuentes por doquier.


En esto llegamos a Fasgar con sus hermosas casas de piedra y tejados de pizarra. Le protegen varios montes, El Cueto (1637 m), el Chano de la Seginera (1551 m) y El Chano del Miro (1636 m), que producen neveros, fuentes, agua en abundancia. El río Urdiales y el Fasgares se unen en el pueblo para dar lugar al río Vallegordo que nos ha traído hasta aquí. Tiene varios puentes de los numerosos arroyos que cruzan el pueblo.
Junto a uno de ellos está el indicador hacia la Campa de Santiago donde se celebra la romería dedicada al santo, cuya memoria se mantiene viva a través de los siglos, desde cuando el Apóstol ayudó a los cristianos a ganar batalla a los moros.
La campa deriva de un fenómeno glaciar, modelado durante la última glaciación en la cara norte del macizo de Peña Cefera, que muestra aristas, circos, morrenas y lagos.
Al pie de la Peña se formó el glaciar rocoso de más de un kilómetro que ocupa todo el fondo del valle y que en forma fósil se aprecia aún. Se unía a otra inmensa lengua de hielo que procedía del Tambarón y formaban juntas el gran glaciar que recorrió todo el Vallegordo y le dio su forma característica.
Por lo alto de la Peña está el lago del que Tito Livio hace mención. Llama a los hombres de Omaña hombres-dioses, por su arrojo y valentía y dice que en él tiran sus hachas ensangrentadas después de la batalla, en honor a sus dioses.


Samuel Rubio, maestro e hijo del pueblo, ha puesto su impronta de artista y poeta en fuentes y cartelas. En esta Bienvenida se encuentra su descripción de Fasgar:


Bienvenido
Si busca tu paso errante
barandas donde colgar
belleza enana y gigante,
silencio que se oye hablar
con la fuente palpitante
y un rincón donde ganar
salud larga y paz constante
para volver a empezar,
no lo dudes, veraneante,
aquí tienes a Fasgar.


Hace unos años estuvimos por aquí y visitamos su vivienda que también conserva sus poesías y dibujos. Fue también montañero y dentro de sus ilusiones estaba realizar una ascensión al Everest, hazaña que se completó en la expedición que conquistó el Everest en 2001 y que llevaba su nombre. Nos lo contó una tarde en la Losilla  Adelo Campos, alpinista que participó en ella y nos hizo una presentación en vídeo de esta aventura excepcional, realizada por valientes de nuestra tierra leonesa.
Fasgar es último pueblo del Valle Gordo al que se puede llegar en coche, así que desde aquí sólo caminando cubriremos los 15 km que nos separan del siguiente pueblo, Colinas del Campo, ya en el Bierzo.
Si decidimos pasar la noche aquí comprobaremos la hospitalidad y el cariño de estas gentes entrañables. Nuestros amigos Rosi, Candelas, Santiago (un nombre adecuado para el lugar y para nuestra andadura) ya son elogiados entre los peregrinos del Viejo Camino de Santiago que por aquí han pasado y también otros vecinos cuyos nombres sería largo de contar.  ¡Buen camino peregrinos!


Blog de Excursiones de Rafa y Rosi
Blog de Asociación Camino Santiago de León“Pulchra Leonina”


Foto 1: Rafael Cid: Puente de Vegapujín.
Foto 2 : Rafael Cid: Vegapujín, la Peñina y la Peñona.
Foto 3: Rafael Cid: Fasgar ermita

Foto 4: Rafael Cid: Fuente de Samuel Rubio con la poesía: La sed.

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