lunes, 10 de enero de 2022

El monasterio de Santa María de Sandoval.

Nuestra amiga María Ángeles Zayas, nos remite una magnifica y muy interesante crónica del Monasterio de Sandoval, que se encuentra en el Camino Francés, en la etapa que va de Mansilla de las Mulas a León.




El pasado mes de diciembre revisité la localidad de Villaverde de Sandoval, situada a tan solo 17 kilómetros de León, con motivo de la celebración en su imponente monasterio de la exposición de arte contemporáneo PALIMPSESTO CREATIVO. La muestra, que finalizó el pasado mes de diciembre y de la que nos ha hablado Conchi Casado Sulé en el último número de El Senderín, contenía piezas de más de 300 artistas.



He de decir que me impactó la relevancia de estos y la calidad de las obras expuestas en este marco increíble, al que se podía acceder de forma gratuita, y creo que se va a poder seguir accediendo pues nos han informado que, dado el éxito obtenido, se va a prorrogar hasta abril de 2022.

 


Villaverde tiene en la actualidad unos cien habitantes; su población surgió en torno a este cenobio cisterciense llamado de Santa María de Sandoval, antaño con una activa vida religiosa y cultural, donde se atendía a los peregrinos que caminaban hacia Compostela. Fue fundado en 1167 por el conde Pedro Ponce de Minerva, mayordomo del rey y gobernador de los castillos de la comarca, y por su mujer, Estefanía Ramírez. Los terrenos fueron donados por el rey Alfonso VII, en el lugar llamado Sotnoval o Saltus Novalis, cerca de la confluencia de los ríos Porma y Esla. Este conde junto con su esposa y secundado por sus hijos Ramiro, María y Sancha, cedió las fincas al abad Diego Martínez, del monasterio vallisoletano de la Santa Espina, con el fin de hacer construir en ellos el nuevo convento.  

Cuenta una leyenda que, tiempo atrás, doña Estefanía, desesperada por la captura de Ponce de Minerva a manos de los moros, decidió consagrar su vida a atender y curar a los peregrinos, en el monasterio de Carrizo. Pasaron los años y el conde, cautivo en Marruecos, recuperó la libertad. Decidió después, en agradecimiento, peregrinar a Santiago. Al regreso se refugió en el hospital de Carrizo y fue atendido por su esposa, quien le reconoció mientras lavaba y curaba sus pies, gracias a una sortija que llevaba en el dedo meñique. Parece que este feliz acontecimiento les decidió a fundar el monasterio.


Fuera esta u otra la razón de la iniciativa, Sandoval comenzó la vida monástica en 1171, con el abad Diego Martínez y otros doce monjes que trajo consigo de Valladolid, centro del que fue filial desde entonces, aunque en poco tiempo le igualaría en importancia.

Durante los siglos siguientes su patrimonio fue en aumento por las sucesivas donaciones, tanto reales -según un documento fechado en 1222, el rey Fernando III dona lugares y dehesas «para reparo del monasterio»- como señoriales, en especial las de doña Urraca, en cuyo recuerdo se vino celebrando una misa de aniversario cada 25 de junio.

El primer elemento erigido fue la iglesia, de planta de cruz latina, con tres naves y tres ábsides semicirculares. Los demás elementos arquitectónicos se construyeron en los tres siglos siguientes. Ya en el siglo XV se inició la segunda etapa, se prolongaron las naves y se añadieron otros dos tramos, cerrando el todo con un hastial. Fue obra del gótico tardío. El segundo claustro, edificado en el siglo XVI, al este del principal, desapareció a causa de los enormes incendios de 1592 y 1615. La espadaña con las campanas se levantó en el siglo XVII.





En 1835, el monasterio fue abandonado por los monjes debido al mandato de la ley de desamortización de Mendizábal, aunque la iglesia siguió cumpliendo su misión de parroquia y, en 1931 fue declarado Monumento Histórico-Artístico. 

A finales del siglo XX se realizaron obras de restauración de parte del templo. A pesar de ello su estado seguía siendo ruinoso y en 2018 entró a formar parte de la “Lista Roja de Patrimonio”, en la que hay cerca de 900 monumentos históricos con riesgo de desaparecer. La buena noticia es que, en los tres últimos años, la Junta de Castilla y León, la Diputación y el Ayuntamiento de Mansilla la Mayor (al que pertenece Villaverde), han llevado a cabo importantes trabajos de rehabilitación, se le ha dotado de elementos que permiten la accesibilidad para personas con movilidad reducida y se ha habilitado un módulo de aseos. Tras la intervención, el monasterio ha pasado en junio de 2021 a la “Lista Verde de Patrimonio”, que incluye casi 200 monumentos intervenidos.



Entre los bienes preservados que pertenecieron a Santa María figuran: la imagen titular de Nuestra Señora de Sandoval, talla policromada del siglo XII al XIII, bastante bien conservada, que se halla en el palacio episcopal de León, una arqueta relicario, de cobre dorado y esmalte champlevé de los talleres de Limoges, datada en 1230, que está en el Museo Arqueológico Nacional o el órgano de Pedro Liborno de Echevarría, del siglo XVIII, en la iglesia de Santa Marina la Real. Hay también, según Artemio Artigas, diversos archivos recogidos en la Biblioteca Pública de León.

Sandoval forma parte de la ruta de los monasterios, junto con el de Santa María de Gradefes, San Miguel de Escalada, San Pedro de Eslonza, y San Agustín de Mansilla de las Mulas, hoy transformado en Museo de los Pueblos Leoneses.
Para finalizar, me parece interesante comentar que los primeros domingos de cada mes, desde mayo hasta octubre, podemos asistir a la misa cantada por la Coral Gregoriana del Cister de Sandoval que nos trasladará a aquellos tiempos del medievo en que los monjes del monasterio iniciaban su andadura.

 Texto . María Ángeles Zayas.

 Fotografías . María Ángeles Zayas, JOMARDI.



 

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