La Asociación de Amigos del Camino de Santiago "Pulchra Leonina" de León estuvo presente, junto a Asociaciones jacobeas españolas y francesas en el XIII Encuentro de Asociaciones Jacobeas de Pamplona y fuimos obsequiados con una serie de visitas a localidades de Navarra, que recordamos a continuación.
En la localidad de Sangüesa entramos cruzando el río Aragón por el puente de hierro, que alarga otro de piedra, probablemente medieval. Dejamos a nuestra espalda el cerro con el Cristo, en cuyas proximidades debió de asentarse el antiguo núcleo urbano, antes de que el Camino de Santiago, que entra por Somport, diera lugar a la actual población.
Nos juntamos mucha gente de todas las Asociaciones Jacobeas, que celebrábamos el XIII Encuentro en Navarra.
Y ubican sus nidos en elevadas oquedades, camufladas entre la vegetación agreste.
En la localidad de Sangüesa entramos cruzando el río Aragón por el puente de hierro, que alarga otro de piedra, probablemente medieval. Dejamos a nuestra espalda el cerro con el Cristo, en cuyas proximidades debió de asentarse el antiguo núcleo urbano, antes de que el Camino de Santiago, que entra por Somport, diera lugar a la actual población.
Al inicio de la calle se encuentra la iglesia de Santa María la Real, joya arquitectónica del románico. Nos sorprende su portada, que la guía nos explica con detalle, en el interior del templo, sobre una gran fotografía, para evitar peligros de tráfico junto al puente.
Luis M.de Lojencio, OSB, en su libro Rutas románicas en Navarra, considera este templo como el resultado de corriente constructiva de influencia internacional, en la cual los dos hijos del rey Sancho III, el Mayor estuvieron implicados. El rey Fernando I y la reina Sancha de León edifican S. Isidoro en 1063 y a D. Ramiro, primer rey de Navarra se le ha venido atribuyendo la obra de la Seo pirenaica de Jaca, aunque la fecha, hoy se cree que debe situarse en 1077.
Nosotros pudimos contemplar elementos similares a los que tenemos en S. Isidoro de León, como son los ajedrezados y las ventanas ciegas, que se mantienen en el muro del interior del templo, tras sus respectivas ampliaciones, así como numerosos aspectos de la decoración.
En el gran retablo nos contempla la Virgen de Rocamador, con su corona de oro y su vestido de plata.
Nos dice la guía, que el templo pertenecía al conjunto del palacio-castillo de Sangüesa, así como el hoy Ayuntamiento, con sus soportales y la plaza, que era el patio de armas. Ocupó una gran extensión, pues fue plaza fuerte en las guerras medievales.
A su abrigo, se fueron instalando familias nobles con sus bonitos palacios que se alinean en la calle Mayor, luciendo sus ornamentados aleros. Nosotros visitamos el Palacio de Vallesantoro, que tiene un claustro de tres pisos, con maderas y balaustradas torneadas.
A su abrigo, se fueron instalando familias nobles con sus bonitos palacios que se alinean en la calle Mayor, luciendo sus ornamentados aleros. Nosotros visitamos el Palacio de Vallesantoro, que tiene un claustro de tres pisos, con maderas y balaustradas torneadas.
Como peregrinos que somos nos acercamos a visitar la iglesia de Santiago, que tiene gran importancia en la historia de esta localidad jacobea y que contiene lujosos retablos, imaginería y otras obras de arte.
Todo Sangüesa celebraba la festividad del Cristo, llenando las calles de música y canto y hasta los más pequeños iban vestidos de blanco y rojo.
A las dos de la tarde, cuatro Gigantes bailaban frente al Ayuntamiento la tradicional jota vieja de Navarra y multitud de público se agolpaba, para disfrutar, hacer fotos e inmortalizar la actuación. Nuestro grupo de peregrinos jacobeos nos unimos a ellos.
Caminamos la calle arriba, en un día de calor y sol brillante, contemplando la ciudadanía, que abarrotaba las terrazas de los bares.
En la alta explanada, que da inicio a la Cañada Real de los Roncaleses, que ha de llegar al afamado monasterio de Leire, ya en las estribaciones de la Sierra, nos esperaba el autobús, que nos llevó a Javier.
Comimos en la localidad de Javier, donde nació y se rinde homenaje al misionero español, que de 1541 a 1552 recorrió parte de África, Asia y Oceanía, creando un puente cultural entre Oriente y Occidente.
Nos juntamos mucha gente de todas las Asociaciones Jacobeas, que celebrábamos el XIII Encuentro en Navarra.
Tras la sobremesa y comprar las típicas zapatillas, que no son tales, sino un postre de hojaldre y crema muy sabroso, salimos a la campa y a la vera de la gigantescas imagen del Santo, nos hicimos la multitudinara foto de grupo.
Cantamos y bailamos en la explanada y visitamos furtivamente las dos iglesias del conjunto monumental del siglo X y XI, restaurado en el 2005 magníficamente.
En el Castillo una misionera, que nos recibió, nos explicó la azarosa vida de S. Francisco y la trascendencia que tenía el Cristo de la capilla, que íbamos a visitar.
Nos dijo que era un "Cristo sonriente", algo que nosotros podíamos conseguir, haciendo que nuestros crucificados por el dolor, la enfermedad, la angustia, familiares o amigos nuestros, recibieran nuestra atención. Mensaje para reflexionar, antes de entrar en una capilla estrecha y oscura, que tan impregnada estaba de muerte.
Nuestra siguiente visita era la Foz de Lumbier. Es un estrechamiento de montañas al paso del río Irati, que procede del Valle de Salazar.
Se trata de un espacio natural de valor ecológico por el asentamiento de aves, entre ellas los buitres leonados, que sobrevuelan estas impresionantes gargantas de rocas multicolores.
Y ubican sus nidos en elevadas oquedades, camufladas entre la vegetación agreste.
Anteriormente pasaba por esta hoz un tren de vía estrecha y al desmantelarlo se ha acondicionado una ruta de senderismo.
Fue un bonito paseo, que se alargó hasta que las sombras de la tarde nos obligaron a cerrar nuestras cámaras fotográficas.
Fotos y texto de Rafael Cid y Rosa Fadón
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