La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León "Pulchra Leonina" en la etapa del Viejo Camino de Santiago que hicimos el otro día, pasamos por el pueblo de Coladilla.
Este pueblo es famoso porque sus habitantes han decidido sacar el pueblo adelante con sus negocios y lo han conseguido. Ved la reseña del Diario de León.
Algunos lo han considerado un verdadero milagro. Eso sí, gracias al esfuerzo y entereza de sus habitantes.
Nos quedamos por lo menos dos horas, merodeando por todos los rincones, que en otras visitas conocimos parcialmente.
Bueno, volvimos a visitar un momento la iglesia, que es un hito importante en el Camino de Santiago, porque conserva la portada con un arco rodeado de 13 vieiras jacobeas.
Ya
habíamos hecho otra visita al templo, el día que preparábamos la etapa,
para fotografiar los detalles interesantes, sobre todo los canecillos, inscripciones y marcas de cantero.
Luego de rezar al Sr. Santiago, empezamos las visitas de los artífices del milagro. Encontramos a Pilar Tirados en su Taller de Cerámica.
Tenía un rincón dedicado a motivos jacobeos y compramos las pequeñas vieiras que ha recuperado de una imagen medieval que decora el Códice Calixtino.
También
nos interesamos por los peregrinos vestidos con el traje medieval.
Entre otros encargos le hicimos uno para que nos los preparara con un
agujero, para poderlos coser en nuestros trajes peregrinos recién
confeccionados en la Asociación.
A continuación fuimos al obrador "Dulce o Salado",
donde todos los peregrinos que nos habían adelantado se habían llevado
empanadas con atrevidas y exitosas mezclas de sabores, bollería y otras
golosinas. Aún disfrutamos de un ambiente cálido y elegante en el
cuidado salón, donde se tomaba café con exquisitas pastas.
En la plaza nos paramos a contemplar la fuente que adorna el centro y allí mismo está el Taller del famoso yogurt de Coladilla, los quesos y helados,
que han sido una revolución en los restaurantes leoneses. Como en otras
ocasiones entramos a comprar, pues es una visita obligada.
Enfilamos la calle Pritanda, para acercarnos al Restaurante y Fábrica de Embutidos la Rinconada.
Allí estaba Miguel Ángel, junto al mostrador donde se realiza la venta directa, en el propio local del restaurante.
Mari
y Víctor ya sabían cuáles eran sus preferencias y nos dejamos guiar por
ellos a la hora de hacer la compra de embutidos. El Restaurante estaba
puesto con mucho gusto y salía un olorcito rico de los fogones. Fue una
pena que no nos pudiéramos quedar, pues nos esperaban en la Vid de
Gordón, pero nos emplazamos para otra fecha.
Y
ya sin más nos fuimos a la Vid, contemplando el bonito paisaje con
nieve en las cumbres y abufandados, para defendernos de los aires que
rondaban los campos helados.
Fotos y texto de Rafael Cid y Rosa Fadón
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