El Viejo Camino de Santiago o de la
Montaña, cruza la provincia de León de este a oeste, por el borde de la
Cordillera Cantábrica. Los peregrinos usaron esta ruta mucho antes de
que fuera transitable el Camino Francés, antaño territorio amenazado con
guerras de musulmanes y cristianos por la Reconquista.
Mientras
que del Camino Francés nos da cuenta el Códice Calixtino, especie de
guía de viaje, del Viejo Camino de Santiago tenemos, entre numerosos
testimonios en libros diversos, un Documento del año 902, que narra la
peregrinación de la reina Leodegundia y su esposo García rey de Navarra.
Siguiendo
su relato la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León
“Pulchra Leonina”, hemos venido realizando la peregrinación por nuestra
provincia y estamos a punto de completarla en esta primavera.
Os
hemos ofrecido la narración de las distintas etapas que caminamos, en
los artículos del verano en La Nueva Crónica de León y ahora os
presentamos sus leyendas y tradiciones para disfrute de todos. Como cada
Camino, este tiene su historia, sus milagros y leyendas maravillosas,
que los peregrinos narran de etapa en etapa a aquellas personas que les
agasajan con su hospitalidad y de ellas reciben saberes que trasmitirán
en siguientes encuentros.
Antiguamente
estas narraciones eran la literatura oral, que alimentaba la poesía y
la canción de los pueblos, era la información, la tradición, que como
ovillo, se desgranaba aquí y allá en el silencio de noches estrelladas y
de filandones de invierno. Hoy a pesar de la tele y otros inventos
modernos, estas ensoñaciones maravillosas perviven en los relatos de
caminantes. Nos salen al paso en las encrucijadas de caminos, en las
fachadas de casonas nobiliarias, en los atrios de iglesias, en las
empinadas cuestas, en las umbrías y en las solanas, en la soledad de los
bosques y en el bullicio de los poblados.
Fuimos
peregrinando por este Viejo Camino de Santiago, entrando desde el
límite de la provincia de Palencia a la de León y llegamos al pueblecito
de La Espina. Cuando aparece un topónimo como, espino, espina,
Espinareda, podemos tener la seguridad de que en su entorno hay un
enclave sagrado importante, gracias a energías naturales o
sobrenaturales muy beneficiosas, para el fatigado peregrino que transita
por estos caminos con una actitud espiritual adecuada. Las espinas
lucen en la corona de la antigua diosa madre Neith, simbolizando el alma
y la inmortalidad y en la versión original de los cuentos de los
hermanos Grimm, la bella durmiente se llamaba “pequeña rosa de espino”.
Con un pinchazo del huso de hilar entra a través del mundo de los sueños
en otra dimensión donde mora todo el conocimiento. ¿Quieres ser tú el
caminante buscador que atraviese los espinos para revivir a la dama?
Así nos encontramos la primera leyenda, pues cerca estaba La campa del Robledal de Corcos,
un espacio abierto entre el robledal, lugar muy emblemático por la
trashumancia y mercados de aperos de labranza, que allí se celebraban.
Aquí se encuentra el Santuario de la Virgen del Carmen y del Cristo del
Amparo, que reúne a los vecinos de toda esta comarca, tanto palentinos
como leoneses, para celebrar cada año la romería. Pero antiguamente… se
reunían aquí ¡las brujas de Cansoles o Camposoles! es decir “Campo del
sol” cuyo nombre nos recuerda los cultos ancestrales que se celebraban
en honor al astro rey. Cerca, está el pueblo de S. Pedro de Cansoles, De
aquí parte esta leyenda. Pero antes de introducirnos en su magia no
pudimos menos de reflexionar lo diferente que era aquella vida y la
nuestra. Se hace imprescindible peregrinar por este Viejo Camino,
tratando de comprender la mentalidad de aquellos hombres medievales.
Volviendo la mirada al Santuario y a la Cruz que nos recibe en la explanada, tratamos de imaginar los hechos. Matías Diez Alonso en su libro “Las Cabeceras del Cea”
nos dice que hubo fechas en las que los lugareños no se atrevían a
dejar en la Campa los rebaños, por temor al mal de ojo que ocasionaban
las brujas que allí celebraban sus aquelarres. Un día en que una
pastorcita de Guardo cuidaba su ganado, se durmió en este peligroso
lugar cuando las brujas estaban invocando al diabólico macho cabrío, que
acudió a la llamada, queriendo aprovecharse de la infantil criatura. La
niña, muy asustada, invocó al Cristo del Amparo para que la socorriera
en este difícil trance. Apareció entonces el Santo Cristo lanzando unos
potentes rayos de luz que salían por las llagas de sus manos, cegando a
los perseguidores que huyeron despavoridos. Después de este hecho
milagroso debió cristianizarse el lugar con la edificación de algún
templo. El que hoy se alza en la Campa es grande y majestuoso, denota
siglos de devoción y asentamiento, pero no ha podido borrar sus orígenes
paganos.
Seguimos nuestra ruta y nuevas versiones fantásticas nos salen al paso...aquella en que una noche un peregrino es
acogido en una choza donde viven dos mujeres. Le dieron de cenar y le
acomodaron en un escaño junto a la cocina para que pasara la noche. En
duermevela vio cómo las mujeres elaboraban ungüentos con plantas
alucinógenas, cuya fórmula magistral sólo ellas conocían y la mezclaban
con grasa de algún animal, o quién sabe qué. Luego se untaron frente,
manos, pies y ombligo mientras musitaban unas palabras mágicas, quizá
algo así como:
...Por encima de zarzas, espinos y flores ¡a bailar al Campo de Cansoles!
Al
verlas salir volando recordó las habladurías de bacanales en noches sin
luna y comprendió que eran brujas, pero no pudo evitar el aprovechar
los restos del ungüento, para embadurmarse y también él por encima de
zarzas, espinas y flores se vio bailando en el Campo de Cansoles.
Menos
mal que la Virgen o el Cristo solían estar atentos para evitar estos
desmanes. Esta vez nos cuentan otra versión de la pastorcita que se
queda dormida y despierta a los sones y gritos del aquelarre. La niña,
que se llamaba “Prudencia” pide ayuda a la Virgen del Carmen, que
inmediatamente la cubre con su manto y aleja a la indeseable comitiva
con rayos y fuegos, que produce un olor a chamusquina.
Ya
casi llegábamos a PuenteAlmuhey. Tratábamos de olvidarnos de las
brujas, que quizá sobrevolándonos en sus escobas, seguían nuestras
conversaciones. No podíamos olvidarlas, pues hasta los vecinos de los
pueblos próximos que nos cuentan estos milagros, en las noches de viento
o niebla temen a las supuestas brujas de Cansoles.
Fotos del Santuario de la Virgen del Carmen y del Cristo del Amparo
Fotos de la Estación de La Espina
Fotos de la Espina a Puente Almuhey
Fotos PuenteAlmuhey
Texto y fotos de Rosa Fadón y Rafael Cid
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