La última etapa del Camino de San Salvador entre Olloniego y Oviedo se desarrolló el domingo 21 de con una climatología muy propicia para hacer la ruta
La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León ‘Pulchra Leonina’ ha realizado la etapa final del Camino a San Salvador de Oviedo, vinculado a las rutas jacobeas, entre Olloniego y Oviedo.
Arrancamos de Olloniego con una mañana otoñal y soleada que resaltaba los suaves y fuertes colores de la floresta en esta época, lo que imprimía un plus de energía a los caminantes y a los numerosos vecinos que curiosos departían con nosotros a pesar de la hora temprana.
Salimos de la villa cruzando el puente sobre el Nalón, que fue construido en el último tercio del siglo XVIII por el arquitecto Manuel Reguera para sustituir al anterior románico que, por un imprevisto desvío del cauce, quedó en seco en 1672 y del que ya hemos hablado en la crónica anterior. Así se recuperaba la tasa del pontazgo o peaje que se cobraba por cruzarlo y que no se suprimió hasta cien años después en 1882. Esperemos que el de la AP-66 no dure tanto, aunque lleva camino.
Junto a las casas del antiguo pontazgo comienza una larga subida por la senda rodeada de espesa vegetación, que nos lleva hasta Picu Llanza desde donde divisamos Oviedo entre la bruma matinal de la falda del Naranco. Es el monte do Gozo de este Camino.
Descendemos por una senda empedrada y sombría bordeada de avellanos y fresnos hasta entrar en la Manjoya que luce su pequeña iglesia de Santiago con bonita estatua del santo en el exterior.
Tras cruzar bajo la autovía de circunvalación atravesamos el barrio de San Lázaro para acceder al casco histórico de la ciudad repleto de gente muy animada como acostumbra ser en Oviedo. La plaza de la catedral tenía instalado un mercado de productos asturianos tan bien presentados que era una tentación llevárselos todos. Más abajo en la Gascona se celebraba un bullicioso «amagüestu» a base de castañas asadas y sidra dulce.
Además se había conmemorado el día anterior «El Desarme» prolongándose hasta el domingo. Esta fiesta aunque solo lleva seis años celebrándose, debido a su éxito ya se está tramitando la declaración como de Interés Turístico Regional. Se conmemoran diversos episodios de desarme de las tropas carlistas en las guerras civiles del XIX entre los partidarios de Don Carlos de corte tradicionalista y los partidarios de Isabel II de corte liberal. Se conmemora cada 19 de octubre y lo más característico es el «menú del desarme» a base de garbanzos con bacalao y espinacas, callos a la asturiana y arroz con leche que se sirve en prácticamente todas las sidrerías de esta zona.
Entramos en la catedral, como siempre muy concurrida, para llegar hasta el Salvador que a pesar de su majestuoso gesto parecía que nos estaba esperando. Allí pusimos el último sello en la credencial del camino y nos detuvimos un buen rato a disfrutar de la sensación emocional de haber conseguido nuestro objetivo de visitar a San Salvador.
La catedral aporta esa sensación mágica que conjuga la espiritualidad y la historia. Su mejor «documento» es la Cámara Santa elemento más antiguo del templo junto con la torre vieja ambas de estilo prerrománico asturiano. Consta de dos capillas superpuestas: La Cripta de Santa Leocadia y la superior o capilla de San Miguel. Aquí están las cruces de la Victoria y la de los Ángeles, la Caja de Ágatas y el Arca Santa donde se encuentra el Santo Sudario, además de otras numerosas reliquias traídas fundamentalmente por los cristianos para protegerlas de los musulmanes que invadieron la península.
La veneración de estas reliquias fue promocionada por los reyes de León y apoyadas por indulgencias papales, que llevaron, sobre todo a lo largo de la Edad Media, a numerosos peregrinos hasta la ciudad de Oviedo proporcionando un esplendor económico que derivó en la construcción de la propia catedral y otros monumentos que se conservan en la actualidad, que hizo que Oviedo se constituyera como una ciudad dinámica que aún se mantiene, aunque ahora por otras causas.
El Arca Santa actual data del siglo XI en la época de Alfonso VI de León. Tiene una leyenda en cuanto a su origen bien interesante: Dice que proviene de un antiguo arca que contenía en Jerusalén las reliquias de Jesús y de María. Con la invasión de Israel por los persas en el año 614 los cristianos la llevaron a Alejandría. Los sucesivos avances musulmanes por el Norte de África hicieron que el arca llegara a la península quedando depositada en Sevilla. San Isidoro se la llevó a Toledo cuando le nombraron obispo. Con la invasión musulmana la ocultaron en el monte Monsacro, cerca del Anglilu al Sur de Oviedo, hasta que Alfonso II la trasladó a la catedral que él mandó construir y donde se encuentra actualmente.
Alfonso II el Casto vivió entre el 760 y el 842, es decir 82 años, una longeva edad para esa época. No nos consta que haya sido por lo de «el Casto». Trasladó la capital de Právia a Oviedo y en su época se descubrió en Compostela el sepulcro atribuido a Santiago, realizando la primera peregrinación por el ahora llamado Camino Primitivo que nosotros tenemos previsto recorrer el próximo año.
Al salir de la catedral nos sumergimos en el extraordinario ambiente para terminar con una comida de hermandad acompañados por los representantes de la asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago de Oviedo.
La tarde seguía esplendorosa en la ciudad pero nosotros teníamos que regresar a León para disfrutar de lo nuestro y de los bellos recuerdos que nos quedan del Camino de San Salvador y del día de hoy.
Buen camino a todos.
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