miércoles, 19 de junio de 2019

Visita a Babia y Laciana.


El miércoles 12 de junio salimos de la Plaza de Guzmán a las 8 de la mañana un grupo de 55 socios para realizar un interesante itinerario propuesto por el “Espacio Cultural” de la Asociación  de Amigos del Camino de Santiago de Leon ¨Pulchra Leonina¨: las comarcas de Babia y Laciana y alguno de sus museos. Aceptada la solicitud que se hizo a la Diputación de León, un autobús de la entidad nos espera para hacer un recorrido fantástico por los pueblos, los montes y los bellos paisajes de estas dos comarcas leonesas.



Por suerte, aunque seguimos en estas fechas con bajas temperaturas, el sol nos acompaña todo el día y podemos disfrutar del verde y amarillo de los montes que están luciendo sus mejores galas primaverales.





La primera parada nos deja en el Palacio de los Quiñones, situado en Riolago de Babia, precioso pueblo con las casas de piedra restauradas. Damos un paseo por sus calles mientras llega la hora de la cita que iniciamos tomándonos un café calentito en las mismas instalaciones del Palacio.






Esta edificación fue adquirida por la Junta de Castilla y León a los últimos propietarios muy recientemente, en 1999. La plaza, los jardines y la propia edificación han sido declarados Conjunto Histórico; pero del interior del Palacio, sus muebles y su decoración original, no queda nada porque han instalado una gran aula muy didáctica sobre el Parque Natural de Babia y Laciana, su orografía, los perfiles de las montañas, la flora y fauna, costumbres curiosas de la zona, valles y pueblos, rutas de senderismo, la importancia de la trashumancia y la “transterminancia”, como nos explica muy bien el guía, Iván. También hay una muestra de palabras en pachuezo, dialecto astur-leonés de la zona.
La visita termina con un audiovisual, en el que dos “paisanos” ya mayores de la zona, conversan al lado del fuego recreando un Filandón, la tertulia rural de nuestros ancestros.







El autobús nos traslada a Torre de Babia, donde nos espera un matrimonio que ha dedicado una de las casas a Museo Etnográfico y de la Trashumancia, según reza un letrero a la entrada del pueblo. Allí se exponen cientos de utensilios domésticos antiguos, desde 70 y tantas planchas de hierro, hasta más de 30 zurrones de pastor, varias maquinas de coser, mesas, aparadores, menaje variado de cocina, sillas de montar y aperos de pesca, elementos relacionados con el pastoreo, como una cabaña portátil de paja, y mil curiosos artículos procedentes de generaciones anteriores.





Para conocer mejor la zona subimos un pequeño montículo hasta llegar a la iglesia que domina todos los tejados por un lado y por otro el impresionante espectáculo de un valle verde y luminoso, rodeado de montañas con picos más o menos afilados que parece que quieren proteger y mantener aislada de toda contaminación externa el pueblo de Torre.



Otra vez al autobús. Y ahora vamos a salir de la comarca de Babia y entrar en Laciana, pasando por el puente de las Palomas que atraviesa una sima muy profunda por donde discurre una cascada que lleva las aguas del recién nacido rio Sil buscando las del Miño y que veremos más detenidamente al regreso por esa misma carretera; el puente y el rio dividen las dos comarcas. Antes hemos visto, lleno hasta los bordes, el pantano de Luna que se va metiendo entre los montes y aparece de nuevo en cada recodo de la carretera.






Llegamos a Robles de Laciana. Vamos directos al Aula Geológica, instalada en un edificio rehabilitado que convierte la antigua escuela en una exposición permanente organizada en tres salas dedicadas a los minerales de la zona, a restos fósiles y a la paleontología.
Toda esta comarca, según nos explican, fue minera, dedicada a la extracción del carbón. Y debió ser hace millones de años un gran bosque húmedo y quizá litoral de un mar o de agua dulce por los restos fósiles encontrados en ella.
Lo que más nos llama la atención es la pasión y el trabajo de recogida de muestras de los guías y a la vez artífices de este museo, antiguos mineros según nos dicen al presentarse, que de forma autodidacta han ido conociendo los secretos del subsuelo de su tierra y hoy saben de ella más que los biólogos, geólogos o paleontólogos que visitan estas exposiciones. Una de las salas recoge instrumental médico y libros antiguos relacionados con enfermedades de épocas pasadas.






Como homenaje a estos lacianiegos entusiastas, queremos dejar constancia de sus nombres: Sala de minerales, José Fernández Gatón. Medicina y salud, Rafael Rodríguez, Roy. Fósiles, Poli Fernández López. Enhorabuena por vuestro trabajo.
Después de la intensa mañana de visitas, nos espera un buen restaurante en Robles, al lado de la Iglesia. Comemos y retomamos fuerzas para la tarde.





En un rápido recorrido por el pueblo podemos ver la Iglesia románica bien restaurada, el lavadero, al que llega el agua saliendo de un sarcófago y la casa del recientemente fallecido pintor y escultor Eduardo Arroyo, descendiente de familia de Robles, con sus típicas moscas en la fachada.









La última visita del día es al Centro del Urogallo, edificio que combina los materiales de construcción locales, como la piedra o la pizarra, con un diseño funcional de planta en forma de “U”, como la tradicional casa de la zona. Nos explican allí los esfuerzos que se están haciendo para proteger esta especie casi en extinción, y los pocos resultados que de momento se obtienen.




Al final de la visita podemos ver un documental con toda la riqueza de fauna y flora de Laciana.
Un día muy completo disfrutando de rincones especialmente bellos de nuestra tierra leonesa.

Texto . Charo Barrientos.

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