14 de diciembre de 2008.
¡Qué frío hace!
Esta fue lo que más se oyó en la Jornada de Limpieza del año 2008, que realizamos el día 14 de diciembre entre Ponferrada y Molinaseca.
Ya cuando salíamos de León el termómetro marcaba grados negativos, que pudimos ver a lo largo del camino, comprobando la nieve y la escarcha que blanqueaban las orillas de la carretera.
Al llegar a Ponferrada nos tomamos un café reparador en el restaurante Azul, y antes de empezar a la limpieza nos dimos un paseo por la ciudad del Puente Fierro, para admirar la Basílica de la Encina, la Plaza Mayor con la escultura del barquillero y el castillo Templario, y a la puerta del albergue de San Nicolás de Flüe nos hicimos la foto de familia.
Bien abrigados dimos comienzo la recogida de basura, un grupo por la variante de la carretera y otro por el camino oficial, y poco a poco llegamos a Molinaseca, donde vaciamos las muchas bolsas de basura que llenamos, no solo con los desperdicios que habían dejado los peregrinos sino también con latas y botellas de plástico que desde los vehículos que circulan tiran a las cunetas.
En Molinaseca, visita obligada al Puente Romano o Puente de los Peregrino y su Calle Real, conocida popularmente por calle del agua, por la que cada mes de agosto, con motivo de las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de las Angustias y San Roque, se celebra la Fiesta del Agua, que tienen su origen en 1954, cuando los invitados de una boda abrieron las compuertas del río para refrescarse y acabaron en una divertida "batalla campal", aunque el agua también se utilizaba anteriormente para limpiar los enseres que los vecinos sacaban a la calle con el fin de lavarlos con agua del río.
Terminada la visita y como ya era la hora de comer, nos trasladamos al Mesón Real para celebrar la comida de Navidad, que trascurrió en gran ambiente peregrino y navideño, y los postres Beatriz Gallego, como presidenta de la Asociación, nos felicitó las Pascuas de Navidad a los presentes y ausentes, obsequiándonos la Junta Directiva con una funda térmica para la cantimplora, de la que buen uso hemos hecho en estos años por las rutas del camino.
Y para terminar y antes del regreso a nuestras casas, con la magnífica ayuda de Conchita Martín y con su acordeón, nos atrevimos a cantar villancicos y canciones populares, con más buena voluntad que entonación, dando por concluida una Jornada Jacobea y Navideña, esperando con impaciencia el comienzo de las actividades del año 2009.
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