Anticipo de la etapa del Viejo Camino de Santiago: del Santuario de la Virgen de la Velilla a Cistierna
Habíamos concluido la etapa anterior después de visitar el Santuario de la Virgen de Velilla, pero como nevaba bastante, nos saltamos el pueblo de la Mata de Monteagudo, así que decidimos iniciar aquí hoy, nuestro recorrido de esta etapa.
En primer lugar, porque el viejo camino pasa por allí y en segundo, porque es el pueblo de nuestro amigo Salvador. Salva es un enamorado de la artesanía tradicional leonesa y sobre todo sabe tallar con maestría el ramo tradicional leonés, que se exhibe a los pies del altar del Santuario.
Nos hicimos una foto bajo la arcada y los restos del torreón de la que fue palacio nobiliario de los Reyero y los Prado. La Iglesia del pueblo conserva también muchos restos pertenecientes al palacio.
La Mata de Monteagudo tuvo también un castillo que el rey leonés Fernando II dio a su amante Doña Urraca López de Haro, que después sería su esposa, al anular el Papa su anterior matrimonio.
Un camino nos saca más arriba del Santuario, pero cuando vayamos todos juntos, los autocares nos dejarán junto al santuario, para que podáis tomar un refrigerio en la casa rural o visitar la iglesia los que no pudisteis hacerlo en anterior ocasión.
Desde el santuario sale un camino de montaña que nos llevará a través de hermosos paisajes hasta la localidad de Cistierna.
A pesar de haber nevado los días anteriores a nuestra travesía, nosotros pudimos gozar de un día soleado.
Ante el paisaje luminoso, que se abría a mi vista no pude por menos que recordar las palabras de nuestro compañero Félix Páramo, en su libro Vivencias en el Camino, cuando Camelia presencia el "milagro de la luz" del capitel de S. Juan de Ortega. Por un momento pensé que yo no necesitaba ningún capitel para que se obrase el milagro, simplemente el reflejo de la luz en la nieve me imnotizaba y comprendí, como su personaje, que para conocerse mejor a uno mismo, hay que caminar con lo imprescindible, lo mínimo, lo esencial, algo que nos enseña el Camino.
Las huellas de nuestros pasos y las de los animales que habitan estas solitarias tierras se marcaban en la nieve impoluta y los hermosos paisajes, hasta donde alcanzaba nuestra vista, nos permitió disfrutar como podréis apreciar aquí.
Ante el paisaje luminoso, que se abría a mi vista no pude por menos que recordar las palabras de nuestro compañero Félix Páramo, en su libro Vivencias en el Camino, cuando Camelia presencia el "milagro de la luz" del capitel de S. Juan de Ortega. Por un momento pensé que yo no necesitaba ningún capitel para que se obrase el milagro, simplemente el reflejo de la luz en la nieve me imnotizaba y comprendí, como su personaje, que para conocerse mejor a uno mismo, hay que caminar con lo imprescindible, lo mínimo, lo esencial, algo que nos enseña el Camino.
Las huellas de nuestros pasos y las de los animales que habitan estas solitarias tierras se marcaban en la nieve impoluta y los hermosos paisajes, hasta donde alcanzaba nuestra vista, nos permitió disfrutar como podréis apreciar aquí.
La Mata de Monteagudo, que vemos en la lejanía, nos sirve de referencia para encontrar el camino cubierto de nieve. El pueblo va quedando cada vez más abajo y alejado en la distancia.
Llegamos a una collada situada a 1.320m. de altura y en ese punto encontramos una señal que nos indica que estamos cruzándonos con la ruta de las legiones romanas.
Como ya no vamos a atravesar ningún pueblo en nuestra ruta, bien podemos efectuar un pequeño desvío, hasta las ruinas del que fue en su tiempo Monasterio de San Guillermo, para descansar del ritmo ascendente que de continuo nos marca la etapa. No debe confundirse este emplazamiento con la cueva de san Guillermo, la cual podréis visitar cerca de Cistierna, aquí se trata de un monasterio, que quizá se ubicó en unas antiguas construcciones romanas.
El padre Risco estudió sobre este antiguo monasterio, que dice fue Priorato de Canónigos Reglares y nos da noticias de que Fernando II le concede muchos privilegios en 1172 y Sancho IV los confirma en 1289. Lo podéis leer en la siguiente entrada: http://forocistierna.es/index.php?topic=2509.0
Llegó el día en que se abandonó y en 1915 ya era un montón de piedras, que fueron recuperadas y trasladadas a diferentes pueblos y para diferentes obras públicas.
En previsión de que la nieve no nos dejase llegar, como así fue, yo le había sacado una foto a uno de los cuadros del albergue de peregrinos, que está junto al Santuario de la Virgen de la Velilla, quizá el día que hagamos la etapa con la Asociación tengamos alguna posibilidad.
Personalmente, me sorprendió, en nuestra anterior visita al Santuario de la Virgen de Velilla, encontrarme frente a la entrada una lápida con la inscripción del enterramiento de San Guillermo.
En el magnífico libro, ya citado en otras ocasiones, “las Cabeceras del Cea” D. Matías y Olegario, sus autores, nos cuentan que en 1915 el administrador D. Gregorio Tejerina, practicando excavaciones en un muro del monasterio, encontró un sepulcro. Inmediatamente empezó a acudir gente de los alrededores convencidos de que se trataba de San Guillermo y la devoción popular venera hoy esos restos como los del Santo.
Siento decir al respecto que, devoción a parte, ni siquiera sabemos de qué San Guillermo hablamos, pues los estudiosos e historiadores aún investigan sobre ello. Si preguntamos en Cistierna sobre la cueva, nos contarán la historia de un monje del monasterio de Sahagún que en el siglo XI, escapando de las razzias de Almanzor, se refugia en la cueva, protegido por los nobles que habitaban los castillos de Aquilare y Monteagudo, como antes hizo San Froilán al respaldo de los castillos de Arbolio y Aviados.
Almanzor hizo una treintena de razzias a lo largo de su vida, devastando y destruyendo todo lo que encontraba hasta su paso. Cuando destruye el monasterio de Sahagún algunos monjes consiguen escapar y la tradición sostiene que uno de ellos funda en Peñacorada el eremitorio de Santa Juliana.
Pero también la tradición nos habla de otro personaje, del que hemos dado noticias con motivo de la inauguración de un monumento al peregrino en Reliegos.
El D. Gaiferos de los romances, es el mismo Guillermo X de Poitiers o de Aquitania en la historia, que puede ser el que habitó este cenobio que lleva su nombre de San Guillermo.
El peregrino famoso, Guillermo X, muere en el transcurso de su peregrinación a Santiago de Compostela, a la que había venido, aconsejado por S. Bernardo de Claraval, en penitencia para ser perdonado por las desavenencias que tuvo con el Papa, al apoyar al antipapa y con el rey francés. Quizá no fue una muerte física, sino espiritual, pues nació a una nueva vida en la soledad de estas montañas. Arropado por su séquito y riquezas, pudo constituir el monasterio y acogerse a la protección del rey leonés o sus magnates. Consiguió a través de sus últimas voluntades, enviadas al rey de Francia, Luis VI el Gordo, que consintiera el matrimonio entre el hijo del rey, Luis y su hija mayor Leonor de Aquitania.
Mucho admiro a esta reina, que instituyó tanto en su reinado de Francia, como luego en el de Inglaterra, el inicio de la literatura trovadoresca, el arte y el amor cortés y que influyó en España, a través de su hija Leonor Plantagenet, esposa de Alfonso VIII.
Una anotación: el rey leonés Fernado II, era nieto de Raimundo de Borgoña y por esta circunstancia pariente de Guillermo X de Aquitania.
El personaje de Guillermo X pasó a la literatura, D. Quijote lo recoge en el retablo de Maese Pedro.
Continuamos el camino y ahora no podemos hablar, no porque los viejos monjes nos impongan voto de silencio, sino porque vamos preocupados, los cuatro pioneros nos hemos tenido que abrir en abanico en la falda de la montaña, pues la nieve ha borrado la senda.
Pero no os preocupéis, porque vuestros expertos compañeros enseguida damos con ella y la marcamos con flechas amarillas, para hallarla fácilmente el día de la etapa. Ya podemos continuar, aunque con nieve hasta media pierna, pero contemplando los hermosos paisajes que se despliegan a nuestro alrededor.
Pero no os preocupéis, porque vuestros expertos compañeros enseguida damos con ella y la marcamos con flechas amarillas, para hallarla fácilmente el día de la etapa. Ya podemos continuar, aunque con nieve hasta media pierna, pero contemplando los hermosos paisajes que se despliegan a nuestro alrededor.
A nuestra izquierda vemos el pueblo de Fuentes de Peña Corada, donde estuvimos en una excursión, que yo recuerdo con especial cariño, pues investigábamos los restos romanos de los alrededores y estábamos acompañados e instruidos por varios contertulios, entre ellos P. Eutimio Martino y Siro Sanz ¡Todo un lujo!
Seguimos avanzando y poco a poco el paisaje varía. Vamos dejando los viejos robles milenarios(dicen que los mandó plantar Alfonso IX) y los delicados hayedos. El paisaje se vuelve de color verde, al internarnos en un gran bosque de pinos.
Vamos en dirección al mirador de los Rejos, mítico entre los montañeros leoneses.
Es formidable el paisaje de montañas que nos rodea. Buzzi explica: hacia el norte, en primer término Pico Moro (1.796m.) y detrás, Peña Rionda (1.829m.); a la derecha, junto a ellos, Pico Cerroso (1.838m.) y más a la derecha, pero más alejadas, las montañas de Palencia: Peña Prieta, Tres Provincias (León-Palencia-Santander) y el esbelto Espigüete, todas ellas de más de 2.400m. de altura.
Pero yo no voy a contaros nada, Señores ¡véanlo Vds. mismos! Y emociónense con el paisaje que se abre ante ustedes, es espectacular, pero no hay palabras para describirlo.
Desandamos parte del camino, para luego bajar hasta Cistierna.
Antes de finalizar el recorrido o después desde Cistierna, una carretera a nuestra izquierda nos subirá si deseáis visitarla, a la cueva de San Guillermo y esta vez dejaré que sean las palabras del historiador Siro Sanz las que os la describa.
Leed aquí sobre San Guillermo en Cistierna, por Siro Sanz. Es un buen resumen de todo lo que veréis.
Nosotros hemos venido varias veces a este lugar para meditar y “escuchar” su silencio.
La subida desde Cistierna está preparada con artísticas piedras, escritas con poemas y oraciones.
Hay bancos para practicar el Silencio y la oración. Ved aquí nuestros fotos de la gruta de S. Guillermo.
Leed aquí sobre San Guillermo en Cistierna, por Siro Sanz. Es un buen resumen de todo lo que veréis.
Nosotros hemos venido varias veces a este lugar para meditar y “escuchar” su silencio.
La subida desde Cistierna está preparada con artísticas piedras, escritas con poemas y oraciones.
Hay bancos para practicar el Silencio y la oración. Ved aquí nuestros fotos de la gruta de S. Guillermo.
Y os esperamos en Cistierna, para descansar, tomar un bien ganado refrigerio, no os olvidéis de degustar su famosa repostería, los lazos de S. Guillermo.
Merece la pena visitar el museo del ferrocarril, que tan importante ha sido para el desarrollo de la comarca. Aquí tenéis un anticipo del museo del ferrocarril.
¡Ah ! ya casi se me olvidaba, es esta una ruta de montaña, así que caminar despacio, disfrutar del paisaje y de la buena compañía, para llegar en plena forma al final.
y ¡Buen camino, peregrinos!
Texto y fotos de Rosa Fadón y Rafael Cid
2 comentarios:
¡Que estupenda excursion pudisteis hacer! Ya estoy preparando las botas para el domingo proximo. Esperemos tener buen tiempo.
prepárate, porque nieve habrá de sobra.
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