jueves, 9 de febrero de 2023

Camino Lebaniego. Segunda etapa. Año Jubilar Lebaniego 2023-2024.


 Santa Olaja de Eslonza – Gradefes- Carbajal de Rueda. 5 de Febrero.




Refulgía aún en el firmamento la luna llena llamada del LOBO cuando los peregrinos de la PULCHRA LEONINA, consciente o inconscientemente, nos disponíamos a realizar una etapa del camino lebaniego por una zona de la provincia cuya importancia, desconocida hoy en día si nos atenemos a los escasos habitantes de sus localidades, tuvo que ser relevante a juzgar por los monasterios que se asentaron en ella, uno en uso hoy (Santa María la Real de Gradefes), otro a medio conservar (San Miguel de Escalada) y un tercero en perfectas ruinas (San Pedro de Eslonza), sin contar otros de menos importancia ya desaparecidos.

Si los monjes, ciudadanos que tenían acceso a la cultura y que construían sus edificios monásticos donde hubiera tierras que explotar y posibilidades de apacentar el ganado, se asentaron en estas tierras, no dejaría de ser porque comprobaron que tenían espacios cerealistas en las zonas altas y vegas fértiles junto a los ríos Esla y Porma que pudieran trabajar y, con ellas, alimentar a su comunidad monástica y, de paso, vender el resto de la producción para mantener sus edificaciones.

Pero pongámonos en la piel de los peregrinos de la Edad Media y pensemos que, monasterio a monasterio, podíamos realizar tramos del Camino de Santiago o del Lebaniego recibiendo siempre protección, alimento y cobijo garantizado dada nuestra condición de peregrinos según emanaba de las órdenes dictadas por los reyes de León en aquellos años.

Ya no es el caso: dormiremos en nuestras confortables casas o pernoctaremos en posadas, albergues y hoteles según las circunstancias y llevaremos en nuestra mochila suculentos bocadillos que consumiremos al final del trayecto.





La jornada comienza con una mañana fría, que soportamos gracias a las modernas prendas que vestimos.
Comenzamos la etapa en Santa Olaja de Eslonza, llevando en la retina las ruinas de lo que fue un precioso y rico monasterio y que imaginamos lleno de vida en el pasado. 








Nos espera el pueblo de San Miguel de Escalada en cuyas proximidades se encuentran los restos de otro singular monasterio (únicamente se conserva el templo), joya del arte mozárabe, tan escaso en la península y que tiene, en la provincia, otras dos edificaciones de renombre: Santiago de Peñalba y Santo Tomás de las Ollas.

Navegamos hacia Rueda del Almirante (nombre sonoro donde los haya), bastión defensivo desde épocas pretéritas que los romanos quisieron doblegar, aunque a costa de numerosísimas pérdidas, y torre vigía sobre el río Esla y sus fértiles tierras: Castro de Roda es otro de sus nombres antiguos. Y dice la historia, y lo reseño por noticia curiosa, que varias localidades del entorno pertenecieron a la Duquesa de Alba.

Ascendemos hasta el altozano donde se asienta el núcleo urbano por una empinada cuesta que hace resoplar a los peregrinos y nos asomamos al Mirador de la Ribera desde donde se pueden contemplar las localidades del otro lado del río Esla: Villahibiera, Quintana, La Aldea, Villamondrín… así como las innumerables choperas, ocupando los terrenos que no hace mucho eran cultivados con otros productos, que salpican la vega a recorrer.







Los peregrinos nos precipitamos cuesta abajo, cosa que agradece la mayoría, en busca de las primeras casas de Cifuentes de Rueda. Por cierto: ¿os habéis dado cuenta de que hemos abandonado los territorios de “Eslonza” y nos introducimos en los de “Rueda”? Pues tenemos Rueda para rato, aunque muchas de las localidades con ese apellido se encuentran al otro lado del río Esla.

Atravesamos el arroyo de Valdellorma que ha regado previamente las tierras de la localidad de Nava de los Caballeros que, para los leoneses aficionados a la lucha leonesa, es el pueblo del gran luchador “Nano Urdiales” al que, en su época se le conocía con el apodo de “El Caballero de Nava”. Y metidos en harina, no puedo por menos que nombrar a otro gran luchador del pueblo origen de la etapa: Juan Hidalgo de Santa Olaja de Eslonza.







Nos espera Gradefes y nos espera celebrando su gran feria de San Blas (la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves).

Ambiente festivo que aprovechan los peregrinos para reponer fuerzas, husmear en los puestos del mercadillo o comer en las carpas de la feria que, según contaron los que allí fueron, había alimento en abundancia y a buen precio.







La contemplación del magnífico monasterio románico de Santa María la Real, su visita para sellar la credencial y comprar sus exquisitas pastas, nos ocupa un buen rato, aunque nuestra etapa no acaba aquí.
La temperatura ya no es la que era y hay que ir quitando capas de ropa y metiéndolas en la mochila.

Para evitar tramos de carretera, hoy bastante concurrida de automóviles que se dirigen a la feria de San Blas de Gradefes, utilizamos los numerosos caminos de concentración que, aleatoriamente escogidos, nos han de llevar a nuestro destino final.













Enfocamos los últimos kilómetros de la etapa pasando por Villacidayo donde no encontramos abierto el teleclub para poder hidratar el cuerpo y avanzamos hasta Carbajal de Rueda que es el final de etapa. La iglesia, cerrada hoy, se encuentra en la parte alta del pueblo y desde allí se divisan otros núcleos de la comarca al otro lado del río: Quintanilla y Palacio, ambos con el apellido de Rueda.

Los peregrinos que allí llegamos repusimos fuerzas con las viandas de la mochila y, un rato al sol que apretaba saleroso y otro a la sombra, esperamos pacientes a que uno de los autobuses nos recogiera y nos trasladara a Gradefes. 








Mala suerte: la visita al monasterio ya había empezado así que nos quedamos sin sellar la credencial y nos tuvimos que conformar con contemplar el maravilloso ábside y el coro de las monjas que, cuando tiene allí sus moradoras cantando, multiplica por mil su belleza.

Regreso a casa con las instrucciones de rigor de los directivos de la asociación sobre las próximas actividades y la mente puesta en el día 19 en el que realizaremos otra etapa de este singular camino abandonando las vegas amplias e introduciéndonos en la montaña siguiendo el curso del Esla.



Texto: Miguel Ángel Fernández Pérez. 

Fotografías: Juanjo Robles, Ino Marcos, Maribel Borrego, Rosa Gómez , Miguel Ángel Fernández  y Jomardi.


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