jueves, 1 de abril de 2021

Colinas del Campo de Martín Moro Toledano: El lugar donde parece que se detuvo el tiempo.


 Nuestra socia y amiga de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León “Pulchra Leonina” y también directora de nuestra revista “El Senderín”, dentro del espacio de cultura del periódico de nuestra ciudad  La Nueva Crónica, generó este pasado lunes 29 un magnifico artículo sobre unos de los puntos emblemáticos del Camino Olvidado, que reproducimos a continuación:


¨Conchi Casado Sulé doctora ingeniera de minas, pintora y joyera artesana nos propone conocer el pueblo con el nombre más largo de España y su Sede Estable de Artesanía.

Conchi, que es quien hoy nos lleva hasta su rincón favorito, es una de esas mujeres increíbles por la cantidad de cosas que hace, y bien. Y en un silencio que ha propiciado que sea una leonesa bastante anónima, contra toda lógica, aunque no parece que sea eso lo que le preocupa, pues tiene casi todas las horas del día ocupadas en esa diversidad de tareas, aficiones, hobbies o trabajo.


Podríamos empezar por el trabajo y encontramos a una pionera en lo suyo, ya que Casado Sulé fue la primera mujer ingeniera de minas en ejercer esta profesión, en una mina de carbón en León y vivir ese mundo que no le era ajeno ya desde la cuna, pues ha vivido en Santa Lucía de Gordón y fue trabajadora muchos años en la Hullera Vasco Leonesa, y activa impulsora de un buen número de proyectos.
Pero Conchi siempre tuvo capacidad, y encontró tiempo, para ir añadiendo nuevos mundos a su vida. “El embrujo de la mina” supo llevarlo al arte, una de sus pasiones, y cuando la mina desapareció intensificó su pasión por la pintura y llevó a sus lienzos estampas de la vida minera de gran realismo, pero no solo la minería del carbón o la leonesa —que también— sino que posa su mirada y su pincel sobre los colores de la Peña do Seo y el wólfram, minas de Rusia o Alemania o atenta a los destellos del metal o las minas de litio.



Obras que, a su vez, denotan otra pasión, por la naturaleza, que lleva a sus obras, a su vida o a sus hobbies, sumándose a las actividades vinculadas al conocimiento del Camino de Santiago o llevar el peso de una revista dedicada a la ruta de las estrellas.

Mina, naturaleza, Ruta Jacobea, arte, artesanía... con todos estos elementos:
- ¿Dónde nos lleva Conchi Casado?
- Pues mira, al pueblo con el nombre más largo de España: Colinas del Campo de Martín Moro Toledano.

- ¿Por el nombre?
- El nombre sólo es una anécdota, el descubrimiento es el lugar y, dentro del lugar, un rincón para el arte y la artesanía en plena naturaleza. Aunque es cierto que el nombre nos invita a imaginar algo grandioso con solo escucharlo y por ello da que pensar y comienza a rondar la idea de conocerlo. Es el pueblo con el nombre más largo de la geografía española y hace sospechar que tiene una historia interesante, al menos eso es lo que a mí me ocurrió cuando lo escuché por primera vez.



Y fue en una ruta con el Club Yordas cuando Conchi Casado pudo conocer este pueblo: «Y quedé gratamente sorprendida. Todos sus rincones y alrededores son auténticos. Parece que por allí no ha pasado el tiempo y que gracias a que no hay cobertura, consigues desconectarte del mundanal ruido y de todos los medios telemáticos que tenemos a nuestro alcance. En Colinas la gente conversa, ríe, pasea, corre, se baña en el río, alterna en el mesón El Aguzo, hace fotos y desarrolla su creatividad artística de la forma más diversa».




El acercamiento había sido más que positivo pero para su vena artística, de pintora y artesana, hubo otro hecho que acercó aún más a Casado a Colinas. «Hace ya algunos años, y por iniciativa del Ayuntamiento de Igüeña se creó la asociación de artistas y artesanos “Murmurarte”, se restauró el edificio de la escuela como “Sede Estable Artesana” y se edificó un taller para impartir cursos a la entrada del pueblo. Allí es donde cada verano este colectivo organiza eventos para “dar vidilla a la zona y promociona diversas exposiciones en la primera planta, ocupando la planta baja con trabajos de sus artesanos donde se pueden adquirir objetos únicos cuyo proceso de elaboración consigue que no haya dos piezas idénticas». El colectivo de artesanos de Murmurarte también trabaja en equipo, en concreto creando de manera multidisciplinar los trofeos de los dos primeros premios de la competición Catoute Vertical, que se venía celebrando todos los veranos hasta la llegada del COVID.



Y hasta ese lugar de creación nos quiere llevar Conchi Casado, en un lugar privilegiado entre el arco de la Ermita del Santo Cristo y el puente sobre el río Boeza. «Allí se ofrece al visitante y al caminante trabajos hechos con la mano, con el corazón y con tiempo, mostrando la pervivencia de oficios en ocasiones al borde de la desaparición. Con la idea de que no queden en el olvido, los fines de semana del verano se imparten talleres de forja, cestería, pintura, cosmética natural y madera entre otros, siempre adaptados a las edades del alumnado y a la cantidad de inscripciones».

Y después de esta visita nos recuerda Casado Sulé que hay muchas actividades y miradas pendientes en el mismo lugar. «Son tantas... caminar, peregrinar (ya que lo atraviesa el Camino Olvidado de Santiago) hacer turismo rural en las bellas viviendas aptas para ello, comer en el Mesón El Aguzo donde la calidad de sus viandas y el trato es excelente, subir al pico Catoute tranquilamente o hacerlo en la competición “Catoute vertical” de andarines o corredores que cada año antes del Covid se celebraba en verano, numerosas rutas de senderismo menos exigentes que la subida al Catoute.


- ¿Una ruta?
- Sin duda. La caminata hasta el Campo de Santiago donde se ubica la ermita de Santiago, edificada en el s. XIX sobre la que se había arruinado en 1796 y dedicada al Patrón Santiago que, según la leyenda, hizo allí su aparición en la batalla que tuvo lugar entre las fuerzas del reino de León en permanente lucha contra Almanzor. El apóstol Santiago apareció al frente de la cruzadas en su caballo blanco y blandiendo la espada y enfrente, comandando las tropas musulmanas, iba Martín Moro (llamado toledano por su origen). La gesta del éxito de las tropas del reino de León queda recogida en el romancero que así canta: 
Señor Santiago Bendito
que de los cielos bajaste
venticincomil moros mataste
en el campo de la victoria
y ahora te vas a los cielos
con los santos y la gloria.

Es obligado pensar que en ese valle han ocurrido muchas cosas en el pasado, tanto históricamente como geológicamente hablando, asunto este último que nos brinda el disfrute del paisaje montañoso, cascadas, fuentes y todo lo que la imaginación nos haga crear».¨




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