El resto de asociados nos quedamos en Santiago de Compostela, disfrutando de la ciudad y esperando al único acto al que estábamos inscritos, que era la cena de gala en el Parador.
El sábado llovía cuando salimos por la mañana, pero no era cosa de amilanarse, así que con botas y paraguas nos fuimos al mercado.
Era un placer para los sentidos oler el pulpo de la pulpeira, ver las cigalas moverse en la pescadería, oler el aroma marina de las almejas de carril, tratar de captar tantas impresiones.
Luego en un rato de sol, callejeamos, entramos en iglesias y por supuesto en la catedral, para dar el abrazo al Apóstol.
Fuimos al entorno de la Casa de la Troya, porque a Julián le recordaba sus días de estudiante. Nosotros habíamos visto la película, una obra de 1959, dirigida por Rafael García Serrano y basada en la novela de Lugín.
A propósito de la vida universitaria, de unos muchachos juerguistas, en una pensión de esta calle, la película mostraba la ciudad de Santiago, sus rincones nocturnos, la lluvía brillando en los suelos empedrados, la catedral y los monumentos más emblemáticos.
También mostraba sus gentes, las galleguiñas con sus ropas típicas, con la cabeza cargando mercancías y las gallegas ricas en sus pazos, sujetas a las conveniencias de las familias y... los estudiantes foráneos, desfilando en las rondas de la tuna y haciendo travesuras.
Para nuestra sorpresa, en un portal de una callejuela, accedimos a un jardín-museo, que pertenece a un centrico café.
Para comer nos reunimos y comimos en el afamado Casa Manolo.
A propósito de la vida universitaria, de unos muchachos juerguistas, en una pensión de esta calle, la película mostraba la ciudad de Santiago, sus rincones nocturnos, la lluvía brillando en los suelos empedrados, la catedral y los monumentos más emblemáticos.
También mostraba sus gentes, las galleguiñas con sus ropas típicas, con la cabeza cargando mercancías y las gallegas ricas en sus pazos, sujetas a las conveniencias de las familias y... los estudiantes foráneos, desfilando en las rondas de la tuna y haciendo travesuras.
Para nuestra sorpresa, en un portal de una callejuela, accedimos a un jardín-museo, que pertenece a un centrico café.
Para comer nos reunimos y comimos en el afamado Casa Manolo.
Tras la siesta paseamos por la Alameda, haciendo maravillosas fotos de la catedral en la lejanía, a pesar de la lluvia.
Luego teníamos el gran acto del día: La cena de gala de la Federación de Amigos del Camino de Santiago en el Hostal Parador de los Reyes Católicos.
A la llegada nos explicaron el edificio en su función original, con la gran importancia que tenía el templo, al que accedían las salas de enfermos en su piso alto.
En el gran comedor de los Reyes tuvo lugar la entrega de condecoraciones de la Federación a las Asociaciones, que como ella, cumplían 25 años. Luego nos aguardaba el escogido menú de peregrino.
Ved aquí el caldo de "ojos"(de aceite),vieira y sardina de Tabal sobre pan. Y el mollete de pan de Compostela.
Recogía todas las especialidades de la cocina gallega. Aquí está el bacalao cecial con pisto de coliflor.
Me falta la foto del gallo de pazo con berza y ostras en escabeche, así como el postre de filloas con castañas, queso de Cebreiro y miel.
En resumen, un menú de exquisiteces, que poco a poco fuimos saboreando.
Al final teníamos la sorpresa de una actuación escénica de la queimada, con conjuro peregrino... Eso llevó un rato grande, a media luz, para poder apreciar las llamas del orujo subiendo y bajando del cucharón a la marmita, mientras hacíamos fotos.
Ya era muy tarde cuando salimos del Hostal y las débiles gotas de lluvia parecían darnos un pequeño respiro, como para intentar una foto nocturna de la catedral
... y rápidamente correr a nuestro alojamiento, pensando en el madrugón que nos esperaba, pues la misa del arzobispo había sido adelantada a las 8.30, antes de continuar las celebraciones de Homenaje a los Hospitaleros Voluntarios en Samos.
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