Queridos amigos:
He ahí mis impresiones (entre serias y humorísticas ) de la etapa del pasado domingo.
Recibid, con mi agradecimiento, un cordial saludo.
Nicolás Miñambres
ETAPA HACIA
CANERO:
(Paradojas del Camino,
siempre con feliz destino)
"¡Pobrecitos!",
nos decían
los
prudentes compañeros,
cuando
decidimos ir
a
las tierras de Canero
para
seguir el Camino
por
trochas y por senderos.
…Hasta
PERRÍN, nuestro Presi…
se
lo tomó… ¿con recelo?
El
dirá que lo del libro
le
impidió ser "caminero"
aunque
malas lenguas dicen
que
demasiado sosiego
el
nuevo cargo le da,
mas
creerlo yo no puedo.
Y
que no es el andarín,
tan
raudo y de paso cierto…
como
el que era hace un año,
¡qué
comentarios tan feos!
* * *
"¡Pobrecitos!"-
insistían
mirando
el mapa del tiempo,
ese
que da el internete,
hasta
de barrios concretos.
Mas
se ve que en este caso
la
costa asturiana es eco
bien
distinto del decir
de
esos meteorologeos
que
a diario nos aturden
con
"cataclismos" severos.
Y
a secarse al mar Cantábrico
fueron raudos y certeros
estos
osados leoneses:
dos
autobuses completos
* * *
Pasado
que fue el Negrón,
Oscuro,
recio y extenso,
vimos
el cielo asturiano
como
los leoneses cielos
en
días de primavera,
días casi de veraneo.
Tan
pronto como estuvimos
al
comienzo del sendero…
mentes
sensatas pensaron
y
bocas sabias dijeron
que,
para evitar fatigas
a
nuestra espalda, era bueno
zamparnos
nuestros bocatas
en
breve lapso de tiempo:
Documento
claro hay
De
tan delicado evento,
basta
consultar la página
de
LOLY que, ojo atento,
allí
ya inmortalizó
el
lírico documento
de
zamparnos sin rubor
variados
condimentos.
Loly,
la pobre, pasó
aquel
sabroso suceso,
pendiente
de reflejarlo
en
visual documento.
Con
Lolys así, bien fácil
es
todo lo jacobeo
*
* *
Y
se inició la andadura
Hasta
allá, hacia Canero,
pueblo
de nombre sonoro,
y
de bello emplazamiento.
A
nuestra izquierda, los montes,
de
bellas flores repletos,
completaban lo azulado
del
mar, nuestro compañero,
con
un cielo variado,
de
sol casi siempre pleno.
Nuestro
compañero BUZZI,
(
ángel de la guarda excelso)
no
paró en todo el camino
de
revisar todo aquello
que
un retoque allí exigiera
de
amarillo claro y recio.
Un
ángel nos parecía,
sumido
en tantos desvelos,
marcándonos
el camino
y
evitando algún tropiezo.
BUZZI… GRACIA tiene
mucha
y no le falta gracejo,
pero
ofrece sobre todo
gran
sacrificio y desvelo.
No
lo hace menos JUAN CARLOS,
mozo
de pie…algo estrecho,
que con
Buzzi se recorre
la
etapa con paso atento
en
los días anteriores
para
evitar que los lelos
con
tropezones caigamos
allá
por esos senderos..
Toda
la etapa sirvió
como
agradable proceso
de
un caminar armonioso;
del
paisaje, un paladeo
que
nos sirvió de anticipo
de
aquel ágape tan serio
que
fuera a todos nosotros
gastronómico
receso.
Mentira
nos parecía
que,
después de nuestro almuerzo,
el
personal se metiera
entre
la espalda y el pecho
varios
platos de aquel pote
tan
asturiano y tan recio.
Mas…
cierta pena sentimos
en
nuestra mesa, recuerdo,
porque
NABOR nos llegó
inapetente,
muy serio:
una
pizquita de pan,
una
lonchita de queso,
y
un vaso de gaseosa
fue
su condumio, ligero.
No
me extraña que así vuele
por
trochas y derroteros
donde
siempre sobrepasa
nuestro
andar, casi sin verlo.
Porque
NABOR no anda, vuela
casi
como los vencejos.
Mínimo
le fue también
a
ISIDORO aquel receso
de
la comida, que a él
sólo
verdura le dieron
de
aquel potaje sabroso,
tan
exquisito allí dentro.
A
régimen nos decía
que
se ha puesto ya hace tiempo,
que
en el banco se lo exigen
por
pulcritud y buen tiento.
Con
lo cual, sólo a LUISÍN
le
vi comer, sonriendo,
aquel tentempié asturiano
que
nos dio un gran sosiego.
Bueno…a
Luisín y a otro joven:
un
rubio llamado SERGIO,
rubio
igual que lo es su padre,
ISIDORO,
un hombre enteco.
De
los demás, poco sé,
fuimos
pocos compañeros
hasta
que el bueno de JUAN
y
otra dama allí se unieron.
* * *
Reconfortados
volvimos
a
nuestros leoneses predios
a
comprobar…¡ay, Señor!
que
agua seguía siendo el cielo,
encapotado
y oscuro
en
ese domingo avieso.
Eso
sí, los meteorólogos,
a
pronosticar volvieron
lluvias
recias por Asturias…
en
fin, mejor…callaremos.
Que,
calladitos, más guapos
muchos,
seguro, estaremos
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Desde
El Alto del Romero
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