La presencia
de peregrinos de distintas nacionalidades aumenta de mes en mes, eso reconforta
tremendamente al grupo, este grupo
que no domina ningún idioma pero cuando se cruzan con otros peregrinos parecen
dominarlos todos, no tienen ningún problema.
La salida
desde Villafranca del Bierzo, donde
un túnel nos absorbió permitiendo adentrarse en
un espectacular paraje, a partir de ese momento todos los elementos
habidos y por haber de la naturaleza nos iba arropando entre sus brazos de
manera totalmente calida y desinteresada.
El susurro de
las aguas del río no cesaba de endulzar nuestros oídos, el verde intenso
de los valles llenaba de color la retina
de nuestros ojos, la lluvia en esta
ocasión no representó obstáculo y parecía nuestra aliada, en algunos momentos
se retiraba a sus aposentos y entonces venía el sol a secar nuestros atuendos.
Proseguimos
hasta llegar a Pereje y sin detenernos
seguimos en dirección a Trabadelo hasta llegar a Portela. Estas localidades nos acogen amablemente sus gentes nos
saludan esbozando una sonrisa. Nuestros peregrinos hablan con sus gentes
comparten emociones y abrazos.
No hay muestras de cansancio sino todo lo contrario de
continuar. Sin apenas darnos cuenta
cruzamos Ambasmestas, Vega de Valcarce hasta llegar Ruitelán. Hemos ido absolutamente ensimismados con el paisaje que cada vez se muestra más espectacular. En
nuestro caminar mantenemos conversaciones entre nosotros que sin darlos cuenta
van estrechando más nuestra amistad.
Los momentos de silencio de cada uno de
nosotros se respetan con la mayor naturalidad.
Después de la comida
llega el momento de decidir quienes continúan el difícil tramo que nos lleva de
Ruitelán a O Cebreiro. En estos meses hemos aprendido a medir nuestras
posibilidades. Unos pocos deciden ir en autobús directamente a O Cebreiro son
conscientes de la dureza de la etapa y de sus posibilidades; Soy consciente que
esta decisión no es fácil para ellos por eso me parece una actitud valiente.
El resto seguimos con una duda ¿seremos capaces? Nos han dicho
que hay dos caminos: por la carretera
recomendada para ciclistas o por la opción de caminantes que si bien nos
han dicho que es más bonita es mucho más dura sobre todos si ha llovido. Tomamos
la decisión todos juntos: ¡el camino!
Desde Ruitelán llegamos con una suave lluvia a Herrerías donde empezamos la ascensión.
De repente claros de sol nos sorprendían y alentaban a seguir, el ritmo se fue
adecuando a nuestras fuerzas. Claramente el camino se fue complicando debido a
las lluvias y tuvimos que extremar las precauciones para evitar las caídas,
pero realmente el camino era espectacular había estampas como sacadas de un
“cuento de hadas”, el musgo, el verdor de los campos, los árboles…
Llegamos a Faba, la lluvia comenzó de nuevo quedan 4,7 Km. y se presentan difíciles con
la lluvia pero el grupo sabe que no hay marcha atrás deciden continuar. Todos
se ayudan en este último tramo, dando ánimos, esperando unos por otros,
mirando hacia atrás y mirando hacia
delante. Es cuando nuestro compañero Secundino, con su sentido del humor adopta
la postura corporal como si de una señal del camino se tratase y nos indica el camino. Así que decidimos
seguirle…
Llegamos a Laguna de Castilla, son los últimos
retazos del camino, allí nos sorprenden sus casas, sus gentes y sus animales,
que salen a nuestro encuentro indicándonos
el camino a O Cebreiro.
Y apenas a medio a un kilómetro de O Cebreiro, todos miramos
atrás. La sensación de satisfacción
era tan enorme como el cansancio. Empapados de agua, con nuestras botas llenas
de barro, nos quedamos contemplando el paisaje y estoy segura que a todos nos
llenaba el mismo sentimiento: ¡Ha
merecido la pena!
Eva García S.
2 comentarios:
Sois fenomenales y un ejemplo a seguir.. vuestro ánimo y vuestro relato, lleno de sentimientos.
Me encanta ver el espiritu que teneis, ¡OLE! por vosotros y por esa profe (Eva) tan maravillosa. Seguid disfrutando de Ella y del Camino.
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